La droga en Bogotá está en todas partes; en la Ele, al lado del parque Tercer Milenio, en San Bernardino en el centro, en los baños de los colegios de élite, en los cocteles de los congresistas, en las salas de redacción de los periódicos y, por supuesto, en los festivales de música. Julian Quintero, un sociólogo de la universidad Nacional se percató con preocupación del fenómeno cada vez más creciente, del que estaba seguro no se combatía con medidas represivas. Quiso ir al fondo y creó una fundación para intentar que quienes la consumieran la droga no se hicieran daño por su calidad por la calidad. En el 2009 le dio vida Échele cabeza, una iniciativa con la que buscaba regular el consumo: en cada fiesta electrónica empezó a aparecer una carpa negra con el logo de Échale cabeza.
Están en eventos multitudinarios como Rock al parque, Estéreo Picnic y Radikal Styles. Los conocí en esta última fiesta y los vi en acción: todo aquel que esté listo a meterse un pase de cocaína, un bareto, una pastilla de éxtasis, una anfetamina o una MDMA puede acercarse antes a la carpa para comprobar la pureza de la droga que va a consumir. Allí los recibe Vanessa Morris la socióloga coordinadora el proyecto, una profesional que se encarga de realizar el test de calidad Ella. Se sabe que la droga que más se adultera es la coca y que muchos trips no son más que anfetaminas que, lejos de producir un efecto relajante y placentero, aceleran y angustian al que las consume.
En las carpas de Échele cabeza no se decomisa droga ni se echan sermones. Informan y cada quien decide si desiste o consume la droga. Algunos, llevados por el fragor de la rumba se arriesgan a pasar por un mal viaje comiéndose la pepa, u oliendo el perico adulterados.
En Radikal Skytes no probé ninguna pepa. Me limité a darle pitadas a las pipas que me ofrecían mis amigos. Una nube de humo de bareta cubría a los que bailaban. Cuando vi a varios a mi alrededor marearse, decidí ir a la carpa y me explicaron: Fumar marihuana y estar apretujado entre miles de personas no es recomendable, baja la tensión.
Los organizadores de Radikal Skytes dijeron que en los siete años que lleva el evento, el último había sido insuperable en el comportamiento de la gente. En esta edición no hubo jóvenes enloquecidos corriendo desnudos y gritando como poseídos por el césped porque se habían metido, de un solo sopetón, tres Heisenberg, la pastilla azul que tiene el rostro del protagonista de Breaking Bad y que fue vendida, en el 2014, como MDMA cuando era DOC, una sustancia aún más potente y alucinógena.
El trabajo de Échele cabeza no se limita a los conciertos o a los festivales de música. Desde el 2013 trabajan de la mano con graffiteros, skaters y otros artistas urbanos para generar una conciencia sobre el consumo de drogas responsables. Es que Échele cabeza le quiere poner fin a ese viejo mito ya establecido: que los jóvenes llegan a las drogas para evadir la realidad o por rebeldía, cuando la gran mayoría sólo lo hace por placer. Por eso, en vez de apelar a la moral y a las buenas costumbres, Quintero y sus muchachos lo único que buscan es que la droga cause el placer deseado, sin causar adicción, muerte prematura o angustia.
El alcalde Gustavo Petro compró la iniciativa, así como los organizadores del foro mundial sobre drogas que se lleva a cabo en Nueva York. Allí estará Quintero, quien recogió fondos con eventos en donde fueron protagonistas los dj Triple xxx, Dj Sebas y H-Fucker, contando su experiencia y buscando apoyo para convencer a los dirigentes del mundo que el tema no es prohibir la droga sino aprender a usarla.