¿A qué horas pasó todo esto? ¿Ad portas de las votaciones? El tiempo corre a mil en este país, donde el acontecer político fluctúa vertiginosamente, haciéndonos vivir día a día, del escándalo estridente, de la subsecuente indignación masiva (twittera) y, finalmente, del ineluctable olvido frente a la aparición de una nueva noticia. El mismo olvido en el que quedará cada día del gobierno Santos. Si algo es rescatable de estos cuatro años, es que identificamos los verdaderos cambios que requiere este país. Logramos percatarnos de los males enconados, ya hablamos de una reforma agraria, de la perentoriedad del cambio en los modelos de salud y educación, de renegociar los TLC's, de modificar la fratricida política económica. Aclaro que no escribo una diatriba a Santos, pues ya Fernando Vallejo lo destrozó durante media hora en la Filbo. Pero eso sí, dejémonos de pendejadas, despertemos un poquito, el tipo es dueño de los medios (Semana, Sánchez Cristo en la W), tiene a sus "juanmanueles" en el congreso (acudiendo al argot de Robledo), mermelada y puestos ad infinitum (hasta Petro cayó en esta triquiñuela) y una fortísima campaña financiada por el erario y la prebenda*. Tanto poder ejerce este señor, que el paro ni cosquillas le hizo, se salió por la tangente creando la Mesa Unica Nacional.
La campaña presidencial no es más que un sainete, una ignominia, una falta de respeto con la ciudadanía. Tamaña es la desfachatez, que no ha habido UN solo debate televisado simplemente porque el presidente candidato, nuestro chucky por antonomasia, no se le da la gana de asistir. A Peñalosa se le respeta su timidez oratoria, le preguntan sobre el agro y termina hablando de como gerenciar ciudades. Esto nos compele como votantes a analizar entrevistas aparte y decidir que candidato (o no candidato) es el más conveniente. La modorra Santista y el descaro de esta democracia solo fortalecieron al Uribismo y a la Z, nos enseñaron que esta campaña la gana el que más comerciales haga y mas bosta hipócrita hable por doquier. Otro factor determinante es el espectáculo, la polémica. Unos acusan a otros de un nuevo proceso 8000 por unos dineros calientes que habrían entrado a la campaña de Santos hace cuatro años, otros inculpan a la Z de permitir que un calvo en su campaña chuzara el proceso de paz. Así juegan con cada cifra de las encuestas. ¿Por qué no simplemente renuncian ambos a sus candidaturas antes de predicar moralidad electoral? Finalmente, no podemos ignorar el factor Uribe en cada campaña. Dos candidatos fueron sus escuderos y ministros de defensa, uno fue su ministro de hacienda, el de la barba estrafalaria le cargó un megáfono alguna vez, y Clarita fue su novia otrora cuando era un "fogoso joven liberal" que ya chuzaba a la izquierda (si se me permite el término).
*El gerente de la Hyundai en Colombia aportó 50 millones a la campaña Santista de 2010. Y vamos por el TLC con Corea.