Los residentes de Usme, en el sur de Bogotá, eran los más felices con los negocios de los hermanos Mora Urrea. Eran 28 supermercados: cinco Merkandrea y veintitrés Supercundi, que también estaban puestos en barrios populares de Pereira, Armenia, Ibagué y Fusagasugá. Ningún otro negocio podía competir con sus precios.
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La historia de la familia Mora en el negocio de los supermercados que los volvió millonarios empezó a finales de los años 70 con un supermercado muy pequeño y una tienda en los barrios Santa Librada y Almirante Padilla, en sur oriente de Bogotá que pusieron Pedro Diego Mora y Bertha Urrea, padres de los cuatro hermanos: Norberto, Luis Alirio, Uriel y Edna. Fueron pioneros en este sector de la ciudad con la puesta en funcionamiento de tiendas autoservicio que los empezó a volver muy conocidos en los sectores de Usme y Sumapaz, a donde también tenían buenos clientes.
Los hermanos Mora, sin embargo, querían expandirse y comenzaron a ahorrar sagradamente las ganancias de cada mes, así, al final del año tenían el suficiente dinero para comprar un nuevo supermercado. En 30 años de trabajo lograron levantar un emporio de locales comerciales al que nadie le podía competir hasta el 2017.
Todo se derrumbó cuando la Fiscalía, a finales de ese año, acusó a los cuatro hermanos de ser testaferros de las Farc. Dentro de la familia Mora no entendían de dónde venían los señalamientos, si incluso Luis Alirio había sido secuestrado por la guerrilla el 19 de marzo de 1999, en el peaje de Albán, en la vía Bogotá-Villeta. Luis Alirio estuvo tres meses retenido por el frente 22 en el municipio de La Palma, en Cundinamarca. Intentó fugarse en tres ocasiones, pero las tres veces falló en su intento. Cuando recuperó su libertad, Luis Alirio se fue a vivir algunos años a Panamá, golpeado psicológicamente por el hecho.
En 2018 los supermercados, varios camiones y camionetas y otras propiedades quedaron en manos de la Sociedad de Activos Especiales (SAE). Los hermanos fueron imputados por la Fiscalía, pero su proceso al día de hoy sigue enredado, pues no se ha logrado demostrar su culpabilidad ni su relación con la guerrilla, que incluso en 2020 le pidió perdón a Luis Alirio, aceptado ante la JEP como víctima de las Farc.
Cientos de empleados de los supermercados de los Mora Urrea, la mayoría de ellos personas que viven en el mismo Usme, se quedaron sin trabajo. Algunos llevaban más de 20 con ellos, como Ana Ladino, quien hoy administra MerkaMora, un supermercado que abrieron seis meses después de que se diera la captura de sus patrones, a quienes la Fiscalía no ha podido probarles su vínculo con la guerrilla de las Farc, ni con los asesinados Romaña y Mono Jojoy, con quienes decían tenían una relación muy cercana.
El nuevo MerkaMora recogió algunos de los empleados damnificados de la investigación judicial. Los clientes que iban a Merkandrea y Supercundi fueron leales al nuevo supermercado que lleva el apellido de los Mora Urrea y que, según la misma Ana, fue levantado para demostrar que no se le debe nada a nadie.
Los residentes de Usme reconocieron en MerkaMora los precios baratos y la familiaridad que antes les ofrecían los almacenes con los que se quedó el gobierno a través de la SAE y que tendrán que devolver si no demuestran lo acusado. Después de dos capturas y de estar dos veces en la cárcel los Mora Urrea están en libertad desde agosto de 2018. Aún siguen sumados a las investigaciones por lavado de activos e enriquecimiento ilícito que no se han cerrado.
En MerkaMora pueden dar precios cómodos porque utilizan la misma estrategia comercial con la que los hermanos Mora Urrea se volvieron empresarios millonarios. Ana, la administradora, quien desde que la Fiscalía ocupó el supermercado en el que trabajaba poco habla, dice, mientras atiende la caja registradora, cobra y empaca, que allí pueden dar precios más baratos porque la mayoría de verduras, frutas y otras cosas del campo como papa y plátano se les compra directamente a campesinos del mismo Usme o municipios cercanos de la vía al llano; así se ahorran dinero en transporte y en los intermediarios de Corabastos.
También cuenta que para poder vender económico MerkaMora hace buenas negociaciones con los proveedores y juegan con la estrategia de comprarles mucho para obtener mejores precios y sobre todo ganar más poco en la venta a sus clientes. El dinero que dejan de ganar por vender barato lo recuperan vendiendo más volumen de productos que los otros almacenes o tiendas.
Mientras las cuentas con la justicia se resuelven, algunos de los hermanos Mora Urrea, junto con sus empleados de confianza, y los campesinos de la región, regresan al negocio desde cero con locales como MerkaMora, donde sus clientes saben que si lleva el sello Mora Urrea encontrarán los precios para ahorrarse unos pesos, que tanto hacen falta.