En Cúcuta el sábado pasado, a instancias de la Legión del Afecto, marcharon en un colorido carnaval por el centro de la ciudad cerca de 600 adolescentes de los barrios más estigmatizados y pobres de la ciudad: Cormoranes, Ciudadela Atalaya, Crispín Duarte, Torremolinos. “Todos merecemos el mismo trato, sin importar el estrato”; “en Colombia cabemos todos”; “de los poderosos queremos no más odios ni resentimientos, sino más arrepentimiento, fueron algunos de los cantos que animaron el carnaval.
La paradoja fue que mientras los jóvenes llevaban semanas preparando este mensaje para la ciudad y contaban con los permisos de las autoridades, tuvieron que aplazarla por la visita del Vicepresidente y su comitiva que llegaban a la ciudad a entregar casas de subsidio pleno. Luego el sábado, las autoridades pidieron no hacer mucho ruido, porque cerca al carnaval se encontraba el Director de Planeación Nacional y su comitiva iniciando los diálogos sobre el nuevo plan de desarrollo que cuenta como uno de sus tres ejes fundamentales, la inclusión social.
Nuestras ciudades están escondidas, segmentadas por los estigmas: los estratos socioeconómicos, las razas, la orientación sexual, las ideologías políticas, la edad, las formas de vestir y de pensar…todo lo distinto es fuente de estigmatizaciones generadoras de violencia, rechazo y señalamiento humillante. En el corazón de esos señalamientos están los jóvenes y adolescentes hijos de víctimas y victimarios, de la familias disfuncionales, de embarazos no deseados, de pobres extremos con todas las carencias, de una sociedad carente de afecto y de respeto por la vida digna. Esta situación la padecen
A los adolescentes los agobia la soledad, la falta de afecto, la ausencia de oportunidades para orientar sus capacidades y creatividad para crecer como seres humanos, y el terrible mal ejemplo de sus mayores. Estas circunstancias los llevan a la delincuencia y a la agresión contra ellos mismos, y contra el resto de la sociedad. En el 2013 fueron aprehendidos 21.878 hombres menores de 18 años y 2.350 niñas, para un total de 24.228, mientras que desde el 1º de enero a la fecha, han sido sorprendidos 17.639 niños y 2.051 niñas para un gran total de 19.690.
El sistema de información, estadística, delincuencial, contravencional y operativa de la policía nacional, siedco, señala que el año pasado fueron aprehendidos 17.094 menores entre los 16 y 17 años; 6.982 entre los 14 a 15 años; 140 entre los 12 y 13 años; 8 entre 10 y 11 años y 4 entre 8 a 9 años. y, en el 2014 fueron aprehendidos 14.686 niños, niñas y adolescentes entre las edades de 16 a 17 años; 4.926 entre los 14 a 15 años; 59 de 12 a 13 años; 2 entre 10 y 11 años y 17 de 8 a 9 años.
Los cuadros estadísticos registran que en el 2013 fueron aprehendidos 8.244 menores de 18 años por incurrir presuntamente en el delito de hurto, mientras que en el 2014, 7005 por la fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones de uso privativo de las fuerzas militares, en el 2013 fueron capturados 1.717 y en lo corrido del año 1.257; por lesiones personales el año pasado 1.318 y en el 2014,1.159; en violencia intrafamiliar en el 2013 un total de 842 y desde el primero de enero a la fecha 662; violencia contra servidor público (policía), en el 2013, 633 y en el presente año 569; por homicidio el año pasado fueron aprehendidos 326 y en el 2014, 255; por extorsión el año pasado 335 y en el presente 184 y contra la libertad , integridad y formación sexual el año anterior 162 y en el actual 157, entre otras conductas criminales.
Si en verdad queremos la paz y la reconciliación en la vida cotidiana, se requiere un audaz proyecto de juventudes. No para hacer más de lo mismo que no ha funcionado y que es el incremento de oferta a una educación que no sirve, a unos proyectos de emprendimiento que son micro-quiebras y frustraciones, a unos proyectos culturales y de recreación y deporte que son analgésicos para unos pocos. Se trataría de un proyecto que tome en serio las capacidades y la creatividad de los jóvenes, que consulte sus iniciativas y sus procesos, que les de juego para incidir en la formación del nuevo país en el que ellos quieren vivir, es decir, un proyecto donde los jóvenes tengan poder para transformar esta sociedad de la estigmatización y la segregación.