Crecimos con ella. En Caballo viejo no sólo era sexy, era una presencia demoledora, un talento único. Si uno veía a Maria Cecilia Botero un lunes en la noche todo iría bien, magnífico. Nada podría estar mal. Pero la televisión colombiana renunció a su talento y le cerró la puerta en la cara a la señora que simboliza su historia desde los años ochenta hasta ahora. Sí, claro que aparecen papeles secundarios para ella pero, pensemos por un momento que acá los actores tienen alguna importancia, ¿no es válido hacer una televisión para la gente mayor de sesenta años? ¿Es tanta la necesidad de quedar bien con los jóvenes que no se puede pensar en hacer algo maduro?
Con todos sus defectos, que son muchísimos, La nieta elegida es un intento más que digno por volver a un público maduro y, por eso, tuvo que venir Julio Jiménez para mostrar que todavía las historias y los personajes son lo más importante. Lo de Maria Cecilia Botero es realmente duro. Ella no la ha pasado bien en los últimos años. Ha sabido ahorrar y por eso tiene un apartamento más que confortable cerca a la Hacienda Santa Bárbara. Pero ya no tiene el dominio que tenía antes y si sobrevive lo ha hecho es por su previsión, por su economía absolutamente organizada. Pero el destino de sus contemporáneos fue muy sombrío hasta el punto de que muchos llegan a la vejez ni con un techo encima, como le pasó a Maria Eugenia Dávila y a tantos otros de nuestras glorias al final de sus vidas.
Lo que no hizo Caracol ni RCN lo está haciendo Disney al reclutar a Maria Cecilia Botero para que aparezca en la versión en español de Encanto, la primera película de esa compañía dedicada a Colombia. La expectativa es absoluta y ojalá Maria Cecilia vuelva a ocupar su sitio en nuestra tv.