Me considero una persona objetiva. No me veo sesgos políticos. Lo que el gobierno, la alcaldesa o cualquier otra persona lo hace bien se lo reconozco, y cualquier error lo condeno. Tampoco me considero ni cerca a ser de izquierda, como rápidamente salen a acusar los fieles defensores del partido de gobierno a cualquiera que opine lo contrario a que el gobierno es perfecto.
Esta vez toca condenar, en este caso el nefasto plan (si es que así se puede llamar) de vacunación en el país. Siendo hijo de un trabajador de la salud, a quien ya afortunadamente le pusieron su primera dosis, agradezco que ya la tiene, pero no celebro. Falta mi madre, mis abuelos, mis tíos, y soy de los privilegiados. La mayoría de personas en Colombia no conocen lejanamente a alguien que tenga la vacuna. Estados Unidos se acerca a las 60 millones de vacunas, nosotros vamos como en 60.000; y ojo, Estados Unidos es más desarrollado, pero no mil veces más desarrollado que Colombia.
¿Por qué entonces han puesto 1000 veces el número de vacunas que hemos puesto nosotros?
Excusas “chimbas” saldrán, que tienen a Pfizer, que Trump tiene acuerdos nacionalistas (olvidando que Trump salió hace más de un mes ya), que los países ricos van primero, pues si, a veces.
Pero la mayoría de este absurdo se le atribuye al mismo gobierno nacional. Al presidente Duque y a su ministro Ruiz. Descartaron, de una manera burlona y arrogante, la vacuna Sputnik, volviendo ahora “con el rabo entre las piernas” a comprarla. Al anuncio de la vacuna de Pfizer, se demoraron 23 días en anunciar siquiera alguna intención de comprarla. 23 días, con un promedio en ese entonces de al rededor de 220 muertos diarios en ese tiempo, calculado da 5060. 5060 tíos, abuelos, papás, hermanos, amigos, tuvieron que morir innecesariamente para que el gobierno nacional tuviera que moverse, y empezar a negociar.
Por dios, ¿qué es eso?
Si ellos no podían moverse rápido, yo sé quien sí podía hacerlo: privados.
Gústele a quien le guste, los privados se mueven siempre mucho más rápida y eficientemente que el gobierno, particularmente más rápido que este. Pocos hoy en día saben que en noviembre, varias empresas colombianas tenían listos acuerdos confidenciales con laboratorios para la compra de 23 millones de vacunas, tan solo 9 millones menos que el gobierno nacional, teniendo en cuenta que estas personas no tenían ninguna responsabilidad con nadie. No digo que ellos sean los mesías, claro que no. Ahora bien, sus intereses se alineaban con los nuestros en ese tiempo, y era muy necesario que permitiésemos a privados comprar vacunas, así se enriquecieran de eso.
Pero Petro hubiera condenado eso bajo su narrativa de que estos “viles” empresarios se enriquecerían tremendamente con estos negocios.
A eso digo yo, ¡y qué?! ¿Qué nos importa que alguien se haga más rico, si eso significa que nuestros papás o abuelos estén libres de riesgo mucho más rápido, o en algunos casos, que estuvieran vivos hoy? Es la triste mentalidad de algunos “que perdamos todos con tal de que ellos no ganen”.
Y exactamente eso pasó, por lo menos 10.000 personas perdieron a su padre, madre, abuelo, abuela, tío, tía, hermano, hermana, algunos pensando esto.
Por otro lado está Duque, quien no permitió esto porque quería tomarse unas fotos.
Al respecto, no tengo comentario distinto a pensar en la brutalidad de un típico “líder” mediocre tercermundista.
Decir que el plan de vacunación es nefasto, es ser muy queridos con él, yo lo llamo inexistente. La prioridad y el plan por el momento, tristemente no es vacunar a nadie, es hacer política (tanto por el partido de gobierno como por la oposición) y un blitz de medios, mientras se vacunan a quienes sirven como narrativa, y se presumen de números ridículamente bajos, comparados con países que de verdad lo están haciendo bien, mientras nos acercamos rápidamente a una peligrosa tercera ola, y miramos los muertos diarios como un número más.
Nos preocupamos por heridos y muertos en protestas, quienes claramente son un problema, pero nos olvidamos de que cada día en el país, mueren al menos 130 personas de un virus para el cual ya hay una vacuna, pero nuestro gobierno no ha sido capaz de comprar por montones, cuando todo el mundo sí. Por la incompetencia del gobierno para negociar y comprar a tiempo las vacunas, cada 3 días en Colombia se están muriendo la misma cantidad que líderes sociales fueron asesinados en todo el 2020. ¡Primero lo primero!