La 'bomba' o 'chiva' informativa que botó Vicky Dávila, la dizque periodista-periodista, desde su parapeto de La F.M, solamente le dañó la privacidad, la carrera ‘profesional’ y la familia al exviceminstro del interior, Carlos Ferro.
Porque el video no aporta pista clave ni reveladora, ni esclarece el escándalo de la ‘Comunidad del anillo’, la supuesta red de prostitución vigente, desde el 2004, en la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, en Bogotá, y que involucraría al mismísimo director, general Rodolfo Palomino y a otros altos mandos y congresistas y políticos de amplia trayectoria.
Quizá solo fue el afán de protagonismo o una venganza de tipo personal de Dávila (ella es víctima de chuzadas y seguimiento por parte de la Policía) lo que la impulsó a publicar el video, azuzada por el anuncio de Ordóñez: la Procuraduría General de la Nación llamará a testificar, por tres cargos distintos, al general Palomino.
A Carlos Ferro la Procuraduría no le podrá iniciar investigación alguna, porque la supuesta falta prescribió, ya han pasado más de 5 años de la consumación de los hechos, pero en cuanto al general Palomino, los tres cargos que enfrenta sí son graves.
Además de “La creación y puesta en marcha de una supuesta red de prostitución masculina denominada periodísticamente 'La Comunidad del Anillo' y en cuyos matices figura el silenciamiento, mediante posible asesinato –la Policía dice suicidio– de la alférez Lina Maritza Zapata y la persecución contra testigos del caso, Palomino también enfrenta cargos de “Posible incremento patrimonial injustificado” y, “Presuntos seguimientos e interceptaciones ilegales a periodistas”.
Como para el homofóbico de Ordóñez toda relación sexual contra natura es excremenal y diabólica, la investigación prosperará más por la línea del escándalo, minimizando así el impacto de corrupción e interceptaciones y seguimientos ilegales a periodistas.
Dicen las malas lenguas que el modus operandi de la Policía ante los escándalos a los cuales históricamente nos tienen acostumbrados ha sido la ocultación de la información y cuando no funciona, la amenaza y el asesinato. Y así es.
Lo cierto es que en un país institucional y democráticamente fuerte, uno solo de los anteriores cargos le costaría a su protagonista el puesto y le acarrearía física cárcel.
En Colombia solo nos da para una mediocre novela mediática dirigida por Vicky Dávila y Ordóñez. De llegar a manos de Woody Allen, veríamos una película llena de humor negro, situaciones surrealistas, muerte y sexo, no importa que sea solo excremental.
@adolfoflorezg