Todavía recuerdo el discurso 'anticorrupción' del expresidente Ernesto Samper en su campaña a la presidencia del 94... "Es el tiempo de la gente", "Le meteremos un gol a la corrupción", dos esloganes que se vendían en los principales medios de comunicación de una época en la que no había redes sociales, y los precios de la publicidad eran infinitamente costosos.
En ese tiempo era evidente el derroche de recursos por todo el país. Figuras prestantes de la alta sociedad como el AnticuarioFernando Botero Zea, hijo del pintor Ferando Botero, y hasta periodistas de la élite de entonces, como el tristemente célebre Alberto Giraldo, de las entrañas del cartel de Cali, hacían contactos desesperados con los capos de la mafia para conseguir recursos que salvaran una campaña que hasta entonces estaba condenada al fracaso.
Previamente (como lo confesaron tiempo después Botero, Medina y otros que terminaron presos) Samper les había dicho al ver la crisis de recursos "hagan lo que sea, pero que yo no me dé cuenta".
La justicia determinó que la campaña sí fue financiada con miles de millones de pesos del narcotráfico, y que descaradamente frente a todo el mundo, se repartieron por todo el país en bolsas plásticas, y hasta en paquetes de regalos.
Comenzaron a caer cabezas como Botero, Medina y otros que confesaron todo. A Samper lo investigó en dos ocasiones la Cámara de Representantes y en ambas oportunidades fue absuelto, en tanto que se volvió común una frase amenazante que circuló en los pasillos de la Casa de Nariño, en el Congreso y hasta en la Fiscalía... "Es mejor que guardes silencio, no olvides que el presidente es el presidente".
Medina, por su parte, que confesó el archimillonario desfile de dineros, murió preso. Botero, que para entonces se perfilaba para ser incluso, presidente después de Samper, terminó preso, y de paso enterró para siempre sus aspiraciones políticas, sin contar el daño moral que le ocasionó a la imagen de su encumbrada familia.
Fueron ellos dos de los chivos expiatorios de uno de los sucesos más aberrantes de corrupción política que recuerde la historia reciente del país, en tanto que Samper, la cabeza del entramado, terminó tranquilamente su periodo de presidente, y hoy va por el mundo dando cátedra de moral, y apoyando el Foro de Sao Paulo, y a todos los movimientos de izquierda vigentes en América Latina.
El fervor liberal que despertó con su populismo, y financiado con el dinero oscuro del narcotráfico, dio frutos, y dejó claro que el pueblo es lo de menos, la moral no importa, tampoco los medios.
Lo que cuenta es llegar al poder sin importar a quién haya que destrozar en el camino. Porque según el pensamiento progresista, "Tú concéntrate en ganar, no importa si para lograrlo debes hacer pacto con el diablo". ¿Les recuerda algo al reciente pacto de la Picota? Bueno, lo dejo a su criterio