Cómo fue, corazón
Cómo fue, corazón.
Cuéntamelo todo,
las herraduras, los látigos,
las lámparas, las ceibas,
los dedos derramados en el barro,
los niños humedeciendo las heridas con saliva,
el silencio escondiéndose en las sombras,
los gritos pidiendo auxilio a sangre y fuego,
los viejos esplendores cayendo de la mesa
y el viejo violinista con sus musas
muriéndose de un rincón al otro.
Cuéntamelo todo,
por favor,
las cenizas horneadas en los ojos
tiñendo de gris los platanales,
y los pájaros, y las tabernas,
y los jazmines del parque,
y los amores huyendo amarrados de los huesos,
todo eso,
el grito de las ambulancias
después de la masacre,
la risa desportillada de Lucía,
el perro cojo, la luz y la velocidad,
el ruido de los helicópteros de la gobernación,
cuéntamelo todo
ya que escapaste viva
con la historia completa en los bolsillos.
Ven aquí, cuéntamelo todo.
¿Qué pasó con las adolescentes que pastaban
en mis manos las nostalgias del mundo?
Cuéntame de sus promesas matriarcales
que salían por sus blancos dientes
estropeando el otoño de los besos,
qué de sus pasiones sin indultos
expuestas en el altar de las lujurias
y de sus blusas blancas sin corsarios,
qué del tiempo que amasaban en las tardes
para la cena bajo los cobertizos clandestinos.
Cuéntame de las perfidias y sagradas deshonras,
de las hogueras secretas,
de los hostigamientos y los pechos al aire serenados.
Cuéntame del día que se marcharon
con sus zapatillas y sus muslos
revueltos con las costumbres en una caja de cartón.
Cómo se veían los balcones patriarcales
ardiendo junto a los cadáveres
de los Objetivos Militares Múltiples,
cuéntaselo al mundo, compañera,
y del viento quemándose las pestañas
en los tejados de las casas y los cementerios.
@rturopradolima