La línea editorial, muy comprometida en RCN y Caracol, al igual que en los grandes diarios del país, en revista Semana se había manejado con cierta liberalidad. Una discreción muy respetable dentro del semanario, que siempre se apegó a la consigna de que las opiniones expresadas por sus colaboradores eran suyas y no de la editorial.
Ahora que la situación parece distinta, con la decisión tomada por las directivas de Semana de no continuar con la columna de opinión de Daniel Coronell queda en manos de los lectores decidir si continúan con sus suscripciones o, como una gran mayoría de colombianos hace, comprando físicamente la revista.
Por mi parte, digo que no se puede seguir apoyando el sesgo en la información ni mucho menos un periodismo que se niega incomodar al poder o a quien paga la pauta. Esto va en contra de los principios éticos de este oficio. No se puede poner de rodillas a la sociedad, que es la realmente la perjudicada, ni dejarla a ciegas, sobre todo para defenderse de los poderosos.
No sé cuánto puede facturar una revista como Semana, pero es claro que el tiraje de cualquier medio lo imponen sus suscriptores y la ventas directas. Somos los lectores quienes determinamos la supervivencia de cualquier empresa mediática.