Se cumplieron esta semana cincuenta años del paro cívico de Quibdó del 22 de agosto de 1967, denominado “paro por agua y luz”. En aquellos días gran parte de Quibdó continuaba en escombros, diez meses después del pavoroso incendio de octubre de 1966. La tragedia conmovió a decenas de miles de colombianos que donaron recursos para la reconstrucción de la capital chocoana. Pasaban los meses, el gobierno de Carlos Lleras Restrepo no iniciaba la reconstrucción de Quibdó y crecía el descontento popular.
Al enfado por la abulia oficial en lo tocante a la reedificación urbana se sumó el colapso de la antigua planta de generación de energía con combustible.
Desde la segunda década del siglo XX se inició en Quibdó un precario servicio de energía con un modesto generador traído por los comerciantes sirio-libaneses, que era alimentado con leña, y luego con plantas que utilizaban combustible transportado en lanchas desde Cartagena. En 1942 se construyó el acueducto por bombeo de Quibdó, ligado en su funcionamiento al deficiente servicio de energía.
Con el crecimiento de la población, los altos costos del combustible y el deterioro de los equipos, la planta generadora entró en agonía en la década del sesenta, arrastrando en su declive el servicio de acueducto. Quibdó permanecía la mayor parte del tiempo a oscuras y sin agua, mientras a nivel nacional avanzaba la interconexión eléctrica. El astronauta ruso Yuri Gagarin viajó al espacio en 1961, se preparaba la misión Apolo que llevaría en 1969 el primer hombre a la Luna pero los quibdoseños seguían alumbrándose con mechones de petróleo y debían bañarse en el río Atrato y en las quebradas cercanas.
La demora en el inicio de la reconstrucción y la falta de energía y agua activaron la protesta del 22 de agosto de 1967. Los comerciantes formaron un comité cívico, los estudiantes del colegio Carrasquilla salieron a las calles y se desbordó la protesta. El grito de “agua y luz” se escuchó en todo Quibdó.
Los gobiernos nacional y regional, en lugar de atender las justas peticiones, respondieron con represión. La policía disparó a mansalva y tiñó las calles con la sangre de Luis Tercero Lemos Maturana, Francisco Cuesta Bejarano y Filiberto Córdoba Melo. Hace medio siglo, un maestro, un estudiante y un ebanista fueron asesinados por exigir servicios públicos. Quibdó fue militarizada, más de un centenar de personas fueron heridas, aporreadas o encarceladas y otras fueron procesadas en consejos de guerra.
La masacre de Quibdó impactó a todo el país y el gobierno de Lleras Restrepo se vio obligado a organizar la reconstrucción urbana y a iniciar los estudios y concretar los recursos de la interconexión Bolombolo-Quibdó, obra que fue terminada en 1972.
La vital interconexión eléctrica Bolombolo-Quibdó fue fecundada el 22 de agosto de 1967 como resultado de ese paro cívico, fue un logro de los quibdoseños de la época. Medio siglo después, brilla como el sol el legado de Luis Tercero Lemus Maturana, Francisco Cuesta Bejarano y Filiberto Córdoba Melo.