La Organización Mundial de la Salud definió en el año de 1948 que “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, la implementación de este concepto llevó a una visión renovada en la cual podemos observar desde una perspectiva menos biológica este tema que tanto afecta a los colombianos. La cuestión en particular frente a esta definición podría radicar en las ambigüedades del mismo término “bienestar”, podemos entonces plantearnos múltiples cuestiones frente a la problemática misma que implica definir la salud.
La salud como concepto podría entonces convertirse en una quimera literaria e incluso en un juego de letras que la Real Academia de la Lengua Española se vería limitada al momento de definir. Pregunto entonces si la salud, comprendida desde una óptica multidimensional, constituye tantas repercusiones en el quehacer diario de los habitantes de este mundo ¿Por qué nos cuesta tanto definirla y defenderla?
Vivimos actualmente en un mundo globalizado que permanentemente está buscando construir nuevas formas de integración entre sus ciudadanos pero al momento de visualizar el estado de la salud en los distintos países encontramos las múltiples caras y reflejos de la desigualdad que viven nuestras naciones.
Los médicos y demás miembros del área de la salud, verdaderos guardianes y vigilantes de este derecho, hemos optado por una panorámica lejana sin vincularnos directamente con el cuidado que requiere este derecho para nuestros países.
Si nosotros los médicos, aquellos garantes de la salud en las personas y ejecutores de diversas formas de tratamiento en nuestros pacientes, no comenzamos a construir una óptica de identificación de problemáticas en nuestros sistemas de salud, entregaremos a manos de administradores y economistas los cuidados de ella. Hace ya un tiempo atrás que la salud, como sistema, fue arrancada e incluso entregada a una serie de profesiones que no comprenden la razones de ser en la misma.
La salud ha llegado a constituirse como un bien “público” con intereses de privatización en el mismo, los galenos hemos decidido encerrarnos en nuestros consultorios y continuar nuestra práctica clínica desconociendo en totalidad nuestro deber como protectores de este derecho.
Somos nosotros los médicos los verdaderos garantes de un ejercicio no solamente equitativo sino justo con nuestros pacientes en cuanto a que reside en nosotros la capacidad para identificar lo que nuestros enfermos merecen para sanar y poder constituir un sistema que esgrima contra la repetitiva historia de ministros y gerentes de instituciones en salud sin formación en este campo.
El deber nuestro radica en la construcción mancomunada de una nueva visión de mundo en salud, romper el paradigma del médico en el hospital y el consultorio sino por el contrario se debe generar un nuevo médico que salga a la calle a luchar por la salud que sufre. Colombia necesita médicos que no solo conozcan sobre medicina interna, pediatría y otras especialidades quirúrgicas sino que sepan de economía, filosofía e incluso política.
El verdadero reto de nosotros los galenos reside en no limitarnos con lo que las universidades nos imponen sino mirar de frente a las instituciones gubernamentales y demostrarles que somos nosotros los que debemos liderar la salud. Es el momento en que los galenos debemos trabajar en equipo y juntos construir el sueño anhelado: un verdadero sistema de salud universal y justo para todos.