Hacía muchos años, pero muchos años -creo que desde el colegio- no corría como lo hice el pasado domingo por cuenta de una urgencia en un centro comercial. ¿La razón? Una niña se había atorado con algo que se había comido y se estaba ahogando, y lo más terrible era que ni sus propios papás sabían como auxiliarla… ¡porque no sabían hacer la maniobra!
Estábamos almorzando en uno de los restaurantes de un centro comercial, compartiendo y hablando como cualquier familia, cuando un hombre comenzó a gritar desde el primer piso: ¡Médico, médico! Nosotros estábamos en el segundo piso; usualmente no me acerco a ese tipo de situaciones porque no soy médico y poco puedo ayudar. Sin embargo, en esta oportunidad algo me llevó a asomarme y preguntar.
Me dijeron que una niña estaba atorada y se estaba ahogando. No lo pensé ni un segundo. Corrí como en competencia; como cuando hacía atletismo en el colegio. Llegué rapidísimo y le dije al papá que me dejara hacerle la maniobra, que yo sabía cómo desatorarla. La pequeña, como de unos dos o tres años, ya tenía la mirada fija, perdida, se estaba poniendo morada y sus piecitos comenzaban a contraerse. Cuando ya me la iba a dejar, la volvió a coger y me dijo que si yo era médico; obvio le dije que no, pero que yo sabía cómo hacerlo. Ante los gritos de todos diciendo que se dejara ayudar, el señor comenzó a decirnos: “lárguense, lárguense. Déjenle aire a mi hija” y la abrazó muy fuerte;
Aterrada veía cómo la menor no sólo estaba ahogándose, sino ahora estaba apretada contra el pecho de su papá quien ni la soltaba, ni se dejaba ayudar.
Pero paralelo a semejante situación tan angustiosa, no aparecía nadie del centro comercial distinto a los celadores que se limitaron a abrir espacio entre los testigos de esa urgencia. Aquí es donde uno se pregunta: ¿están realmente preparados los centros comerciales para atender los casos de urgencia?
Desde 2016, los centros comerciales deben tener personal especializado en primeros auxilios. Así lo establece el Decreto Supremo Nº 018-2016-SA, publicado el jueves 14 de abril de 2016, que aprueba el Reglamento de la Ley Nº 30200 con el fin promover el auxilio oportuno al público en centros comerciales. La publicación “La ley, el ángulo legal de la noticia” dice textualmente que “el reglamento de la norma precisa que el centro o establecimiento comercial deberá contratar a un grupo de personas capacitadas en primeros auxilios y en el uso de desfibrilador automático externo. Asimismo, este personal debe acreditar su nivel de capacitación por medio de un certificado expedido por la institución que prestó aquella asesoría. De otro lado, estos especialistas deberán estar disponibles durante todo el horario de atención del establecimiento”. Nada de esto vi en el momento más crítico de la emergencia motivo de esta columna.
El decreto obliga a implementar un sistema de comunicación interna de alerta
para que los casos de riesgo sean atendidos
dentro de un plazo máximo de cinco minutos luego de reportada la emergencia
Sepan ustedes que el decreto también obliga a implementar un sistema de comunicación interna de alerta para que los casos de riesgo sean atendidos dentro de un plazo máximo de cinco minutos luego de reportada la emergencia. También es obligatorio poner carteles instructivos, aprobados por el Ministerio de Salud, en lugares visibles de los centros comerciales para informar sobre la activación del sistema de comunicación interna de alerta; igual espacios adaptados y en zonas de fácil acceso y salida del centro comercial para facilitar el transporte del paciente. Así mismo, el centro comercial deberá tener a su disposición un servicio de ambulancia dentro del horario de atención y un equipamiento mínimo que deberá tener el tópico para emergencias como los insumos que deberá tener el botiquín de primeros auxilios. Hasta desfibrilador debe haber.
Pero adicional a toda esta reglamentación, y volviendo a la historia que les conté al comienzo, la niña se salvó por ella misma. ¿Qué pasó? ¡Un milagro, porque nadie hizo nada! Yo me devolví al restaurante contenta porque la menor vivió, pero muy frustrada de ver que los papás no se preparan en nada para estas situaciones de simples primeros auxilios. Ese es un deber que no tiene decreto, pero sí la obligación de los progenitores desde que conciben a sus hijos.
¡Hasta el próximo miércoles!