Los medianos y pequeños empresarios formales son una fuerza indispensable en la creación de valor y empleo. Estigmatizarlos y no contar con ellos es una lamentable omisión y un error estratégico cuando se quiere impulsar los cambios que el país necesita.
Colombia, con todos sus problemas, presencia de narcotráfico, violencia, eventos de corrupción, es un país que sale adelante. Demasiado pujante, con gente que se la juega a diario por vencer sobre la adversidad. Un actor de primera línea, indispensable en la construcción de país, son los medianos y pequeños empresarios.
Son agentes de cambio, dispuestos a asumir riesgos, a innovar. Y, desde luego, a crear empleo. Sus negocios suelen provenir de emprendimientos familiares. A diferencia del mundo corporativo, estos empresarios están comprometidos de manera directa con la operación de sus negocios. Sudan la camiseta.
Colombia, lo sabemos, es un país de regiones. Fragmentado no sólo por la violencia sino por la geografía. Como hace algunas semanas lo recordaba Eduardo Pizarro en la entrevista que concedió a Patricia Lara acerca de la Paz Total, es, después de Afganistán y la República Democrática del Congo, el tercero más complejo del mundo desde el punto de vista de la geografía, con desafíos descomunales en materia de seguridad.
Cinco regiones naturales tenemos: somos pacíficos, caribe, andinos, llaneros, amazónicos.
No solo la seguridad ha sido, es, un reto enorme. La formación de un mercado interno, la generación de empresas, la construcción de vías de comunicación han sido el resulñtado de muchos años de esfuerzos tenaces que nada tienen que ver con, digamos, los desafíos correspondientes en la Argentina.
Colombia es un país de ciudades que van de Nariño a la Guajira, de los llanos orientales al Valle del Cauca. Aunque sabemos que en la Amazonía y en la Orinoquía reside un bajo porcentaje de la población, lo cierto es que contamos con cinco ciudades, incluyendo Bogotá, por encima del millón de habitantes. Hay 10 que tienen entre 500 mil y un millón de habitantes y 58 entre 100 mil y menos de medio millón. La zona metropolitana de Bucaramanga cuenta con más de un millón si le sumamos Floridablanca. En todas están presentes las medianas y pequeñas empresas.
No hay sino que contrastar con países como Perú, donde Lima es al menos ocho veces más poblada que Callao, o Trujillo y Arequipa.
La Nota.com renueva de manera permanente la información sobre 101 sectores y, dentro de ellos, la que corresponde a las empresas líderes de cada uno de ellos. Los datos son impresionantes. Por su extensión, ni modo de citarlos acá. Baste decir que están inscritas en ámbitos como de agroindustria y pesca, productos alimenticios, bebidas, textiles y confecciones, calzado y productos de cuero, papel/cartón y sector editorial, productos químicos, plástico y caucho, minerales no metálicos, productos metálicos, equipo de transporte, cadenas minoristas y mayoristas, servicios públicos, construcción, alojamiento , servicios de apoyo empresarial, servicios sociales, servicios financieros, hidrocarburos y carbón, principalmente.
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Aunque el número de empresas líderes varía según el sector, suele haber entre 80 y 100 empresas en cada uno que facturan, por encima de $ 1 millones de dólares anualmente. La inmensa mayoría son pequeñas y medianas
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Pues bien: aunque el número de empresas líderes varía según el sector, suele haber entre 80 y 100 empresas en cada uno de ellos y que facturan, aproximadamente, por encima de $ 1 millones de dólares anualmente. La inmensa mayoría son pequeñas y medianas empresas del sector formal.
Una multiplicación burda nos da como resultado que estamos hablando de unas 9.000 empresas de tamaño mediano y pequeño bajo la métrica anotada.
Examinado las bases de datos de LaNota.com se encuentra lo dicho: están presentes en los distintos territorios. Mirando una tradicional, la de las industrias básicas de hierro y acero, se encuentra con que están presentes en Antioquia, Risaralda, Córdoba, Bogotá, el Valle del Cauca… Las de textiles y confecciones, por su naturaleza, así como las de cuero y calzado, están en Pasto, Cúcuta, Barranquilla, Bucaramanga, el eje cafetero, Antioquia, Bogotá, Cali… las del campo informático, ídem…
Lo anterior para afirmar que los empresarios son una fuerza viva presente en todo el país. Son una razón por la que el fenómeno de Venezuela, es decir, su desmantelamiento empresarial, es irrepetible en Colombia. Que los empresarios medianos y pequeños colombianos son una de las turbinas más importantes de la economía y de la movilidad social y que, sin ellos, los cambios son poco menos que imposibles.