El tema de la contaminación en la ciudad, es sin duda un fenómeno que ni se mejorará con el pico y placa propuesto el día 23 de marzo por los señores alcaldes ni mucho menos responsabilizando a Federico Gutiérrez de una crisis ambiental que los mismos parques automotores y el incremento apoteósico de motocicletas y empresas contaminantes del sector industrial propician cada día.
El asunto debe analizarse desde un plano sistémico, dónde a través de las pasadas gobernaciones no se ha legislado con autoridad, ni responsabilidad en relación a la movilidad. Entre tanto, nosotros como ciudadanos tan solo nos manifestamos o hacemos eco de nuestra realidad cuando nos encontramos frente a una alerta naranja, roja, verde, etcétera.
¿En una ciudad sobre poblada será necesario disponer de un carro para desplazarse 10 kilómetros o menos? Hoy quien tiene moto ya piensa en comprar también su carro y viceversa. Seguramente es el consumismo, los políticos, el tratado de libre comercio, quién nos hace percibir los satisfactores, como necesidades. (Pero como siempre buscamos responsabilizar al vecino, digamos que en esta ocasión la culpa es de la vaca – texto de fabulas sobre el liderazgo). Así como nuestra “cool - tura” nos induce a la notoriedad y a la sensación de ser admirados y de estar a la vanguardia de todo lo que se asoma por los concesionarios. Posiblemente alguna vez tomaremos decisiones como diría la canción de Paulina Rubio” Causa y efecto”
Actuar con conciencia ambiental, es en mi opinión el primer mecanismo para aportar un granito de arena para un asunto de carácter social que nos está perjudicando a todos, cuando dejemos de pensar de manera individual y procedamos mancomunadamente y de forma colectiva ya no tendremos que buscar responsables, la tarea es de todos y todas.
Posiblemente lo que él plantea tenga mucho sentido mirándolo desde una perspectiva científica y ojalá en menos de 15 días se pueda volver a apreciar el color verde de las montañas, pero quizá esta circunstancia nos sirva para replantearnos un tema que seguramente con el tiempo dejará consecuencias irreversibles.
Un amigo, argumentó la situación que atraviesa “la ciudad de la eterna nubladera”. Desde una posición más teórica estableciendo postulados como los de Alvin Toflinla que sostiene que: "Nos industrializamos y nos morimos de contaminación o no nos industrializamos y nos morimos de hambre". Pero entender la industrialización como aquel fenómeno de vida o muerte, ya denota un craso error, dado que el modelo industrial que sigue nuestro territorio se asemeja a los arquetipos europeos que tienen la infraestructura, el presupuesto y una cultura ciudadana completamente diferente a la nuestra. En este sentido la industrialización y el mito de la modernidad que ya mencionaría Enrique Duset en sus textos, nos ha llevado a estar abstraídos de nuestra cultura y saqueados de nuestras riquezas.
En conclusión, hoy padecemos daños ambientales, que irremediablemente en algunos años nuestra tierra ya ni será productiva, por la explotación de recursos minerales por parte de las potentes maquinarias internacionales. Mis hijos y los hijos de mis hijos, quizá no alcanzaran a apreciar y conocer las pocas montañas vírgenes que aún quedan, y que día tras día parecieran ser estructuras hechas con ladrillos.
En fin, si las responsabilidades son meramente políticas, pues esos han sido los gobernantes que elegimos. Además la historia nos ha demostrado que nunca hubo un político que legislara de manera genuina por el bienestar y la calidad de vida en términos ambientales, de agro industria, y economía autosostenible. Pero si continuamos esperando ser dirigidos por ellos quienes realmente no saben a dónde dirigen sus acciones seguiremos perdidos buscando respuestas donde siquiera hemos planteado la pregunta: ¿Cuidamos el mundo que habitamos?