Atónitos, como si les hubieran deslizado un cubito de hielo por la espalda, recibieron algunos investigadores y académicos de Medellín la noticia de que su ciudad era la más sostenible del planeta.
“No coincide con la realidad. Anualmente unas 1.000 personas están muriendo aquí por causa de enfermedades respiratorias crónicas, asociadas a la contaminación atmosférica. Somos la ciudad con mayor contaminación atmosférica de toda América”, asegura Elkin Martínez, médico epidemiólogo e investigador de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia.
La polémica surgió desde el viernes 28 de marzo, con motivo de la ceremonia Earth Hour City Challenge, organizado por la World Wildlife Foundation, WWF, en Vancouver, Canadá. El alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, anunció en las redes sociales que la pequeña metrópoli se había destacado en el certamen por la participación ciudadana. Algo que no era muy claro. Pero algunos medios informativos inflaron la noticia y sugirieron que Medellín era reconocida como la ciudad más sostenible del planeta. Entonces llegó el crujir de dientes y el estremecimiento de los expertos.
Santiago Ortega Arango, Director de la Especialización en Proyectos de Energía de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, cree que el error fue del periodista que tituló “Medellín recibió la más alta votación como Ciudad Sostenible del Planeta”, pero la verdad es que la ganadora fue Ciudad del Cabo (Sudáfrica). De hecho, confirma el propio Ortega que Medellín “lo que ganó fue el concurso de popularidad”.
Cortesía Elkin Martínez
Para Santiago Ortega, este caso no se parece en nada al reconocimiento internacional que Medellín recibió a principios de 2013 como ciudad Innovadora, el cual enaltecía un proceso, una filosofía. Muy diferente a los premios de la WWF sobre sostenibilidad que condecora resultados concretos. “En los frentes de la sostenibilidad a Medellín le falta muchísimo. Hay que mejorar mucho en movilidad, seguridad, residuos sólidos y planeación racional del territorio para poder considerarnos una ciudad ambiental”, aseguró Ortega.
Medellín, además de no ser la ciudad más sostenible del planeta, afronta problemas de contaminación atmosférica que son crónicos y esa realidad, ignorada por una gran porción de sus ciudadanos, estaría siendo minimizada y manipulada políticamente, según sospechas de investigadores como Élkin Martínez.
Para el profesor Martínez, todo el bombo de ciudad sostenible es una gran mentira, pero tiene otro dato revelador: las muertes por cáncer de pulmón vienen en aumento con unos 500 casos anuales, cuando paradójicamente ha disminuido el índice de tabaquismo en la ciudad.
Gloria Ramírez, ingeniera adscrita a la Red de Monitoreo de Calidad del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, dice que la entidad es transparente en sus publicaciones, que tiene un Plan de Descontaminación que actualmente ejecutan, con mesas de trabajo y las administraciones municipales del Valle de Aburrá. Enfatiza que las políticas que Medellín necesita para mejorar la calidad de su aire dependen del Gobierno Nacional. “Más del 80% de los contaminantes de la ciudad están asociados con el transporte. Y las fuentes de contaminación van en aumento. Tenemos que seguir desmotivando el uso de transporte privado, pero hay familias que no quieren uno solo, sino varios vehículos. Y entidades como Fenalco, lo que hacen es estimular la compra de vehículo sin importar el impacto en el medio ambiente”.
A propósito, la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, recientemente anunció que en 2014 se venderán en Medellín 43 mil nuevos carros, que se sumarán a los más de un millón de vehículos que circulan por el Área Metropolitana de la ciudad.
¿Nos mintieron quienes en primera plana publicaron que Medellín es la ciudad más sostenible del mundo?
