Según estudios ambientales recientes, los vehículos que circulan en el Valle de Aburrá son las responsables del 80% de las emisiones de material particulado fino PM 2.5, mientras que la industria aporta el veinte por ciento restante. La quema de combustibles fósiles como gasolina, diésel, gas natural y carbón es la primordial causa de este contaminante.
En ciudades como Santiago de Chile, Madrid, Londres, París y Beijing también se presenta esta problemática, pero la situación es más compleja cuando las condiciones topográficas y de dispersión de contaminantes no son favorables, como es el caso del Valle de Aburrá.
En el 2018 se han hecho 1758 operativos, en los cuales se han inspeccionado 17.012 vehículos: el 68 por ciento pasó la prueba y el 32 por ciento no la pasó. Las revisiones se realizan tanto a vehículos particulares como de transporte público, motocicletas, carros y vehículos de carga.
Una vez el vehículo es detenido en la vía por un agente de tránsito, quien además solicita los documentos reglamentarios, los funcionarios del Área Metropolitana efectúan una inspección preliminar en la que descartan fuga o derrame de líquidos. Luego se inicia la revisión técnica de gases de acuerdo con la Resolución 910 de 2008, que establece los límites de emisión de contaminantes para las fuentes móviles.
El sistema arroja un resultado y en caso de superar los niveles permitidos, el agente de tránsito impone un comparendo que representa una multa de 390.615 pesos y la inmovilización del vehículo.
Los controles ambientales a los vehículos son una de las medidas para reducir las emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire. Sin embargo, la Alcaldía de Medellín también trabaja por una movilidad más sostenible con estrategias como la reestructuración del transporte público y la promoción de medios de transporte no motorizados.
Se le apuesta, también, a estimular el uso del transporte público y por ello se trabaja de la mano de los transportadores para contar con un servicio atractivo para el ciudadano. En septiembre todas las rutas integradas quedaron funcionando con la tarjeta cívica, una modalidad de recaudo electrónico que facilita el pago a usuarios y conductores. Gracias a esto, aproximadamente 100.700 personas se benefician cada día.
Medellín quiere ser líder en movilidad eléctrica en Latinoamérica. Por eso, en 2016 empezó la estructuración de un proyecto piloto de taxis eléctricos, en alianza con EPM y las empresas de taxis de la ciudad. La Secretaría de Movilidad y sus aliados en este proyecto —EPM, proveedores de los vehículos, empresas y agremiaciones de taxis— manifestaron su compromiso para incorporar 1500 taxis eléctricos al servicio de transporte público individual de la ciudad.
Con esta iniciativa se pretende mejorar la calidad del aire con alternativas de movilidad. Se complementa con la puesta en funcionamiento, en abril pasado, del primer bus eléctrico articulado de Metroplús, el cual deja de emitir 72 toneladas de CO2 al año. En 2019 habrá 50 vehículos de este tipo.
Hasta el momento se han invertido 55.000 millones de pesos en ciclorrutas y antes de finalizar el año se entregarán 50 nuevos kilómetros, para más ciudadanos que quieren hacer de la bicicleta su medio de transporte urbano.
En el caso de los peatones se implementaron el Modelo de Urbanismo Táctico y la estrategia de Redes Camineras, ya que proporcionan espacios seguros y confortables para estos actores viales.
Se construirán 65 kilómetros de redes camineras, de los cuales 12 estarán conectados a las estaciones del Metroplús. Estos escenarios son caminos peatonales que permiten desplazamientos cortos hacia sitios de interés público.
El buen uso de estos espacios, la participación activa de la ciudadanía y, por supuesto, acciones de la Administración Municipal como el control y la generación de alternativas seguras, económicas y eficientes, son el camino para una movilidad más sostenible en la capital paisa.
