En el Concejo de Medellín no existe la oposición, al menos, la figura de la bancada opositora según se define en el Estatuto de la Oposición o ley 1909 de 2018. A pesar que la primera vicepresidencia debería estar ocupada por una bancada opositora, quién actualmente tiene esa posición es la concejala Dora Saldarriaga del movimiento político Estamos Listas, declarado con Alianza Verde, partido Liberal, Conservador, partido de la U, Cambio Radical, Independientes y el movimiento Todos Juntos como coalición de gobierno. Solo el Centro Democrático se declaró como bancada independiente y solo un concejal, Alfredo Ramos, se ha convertido en una especie de voz “disidente” que hace las veces de opositor muy en la línea de la curul personal que asumió como segundo en la elección a la alcaldía y que le fue otorgada en virtud del Estatuto de la Oposición (reglamentado gracias al acuerdo de paz). Es evidente que Quintero tiene una aplanadora (constante en Medellín donde el Concejo siempre se ha percibido como un apéndice del gobierno de turno) y ni el menor atisbo de oposición, así parece, al menos, en el papel.
En la votación al plan de desarrollo Medellín Futuro se midió el calibre de esa aplanadora y literal el Estatuto de la Oposición entró en estado de shock. Los resultados de esa votación evidencian la forma como Quintero ha venido tejiendo gobernabilidad desde el Concejo, donde sus antiguos contradictores se van convirtiendo en sus mayores aliados, tres concejales de gobierno no respaldan su visión de ciudad y solo un independiente se rebela. Sí, el mayor respaldo en la votación al plan vino por el lado del uribismo donde tres de sus concejales votaron acríticamente cada uno de los componentes de Medellín Futuro, casi sin chistar, muy alejados del ruido de la campaña y la voz de Alfredo Ramos que se percibe solitaria y dolida.
Ya el uribismo que se había declarado como independiente, más por dignidad de derrotado que por otra cosa, se va convirtiendo en el mayor respaldo a Quintero en el Concejo. El concejal uribista Albert Corredor es su principal escudero al lado del independiente Alex Flórez que paradójicamente se venía graduando como el más enconado antiuribista de la ciudad, ahora comparte criterio, bajo una misma cobija. La política es dinámica solía decir un reconocido uribista.
Al parecer, la única oposición que tiene Quintero en el Concejo viene por el lado de tres concejales que en el papel figuran como gobierno, la mencionada Dora Saldarriaga, comprometida en algo que se llama “concejería colectiva” y vocera de un movimiento con un complejo sistema de toma de decisiones; el concejal del movimiento político Todos Juntos, Daniel Carvalho, repitente en la Corporación y quien en las pasadas elecciones apoyó a Juan David Valderrama; y, el concejal verde Daniel Duque, activista medioambiental que creció tras el plebiscito y de la cuerda de Claudia López. Duque no apoyó a Quintero en las elecciones y a pesar que su partido es bancada de gobierno desde el círculo del alcalde se le considera como el mayor opositor.
A diferencia de su compañero de partido, Jaime Cuartas, con varios periodos en el Concejo y con fama de gobiernista porque a todos los alcaldes los ha apoyado sin el menor atisbo de crítica. Se sumaría la oposición sentimental de Alfredo Ramos que, aunque se siente dolido por haber perdido la elección (tras ganar en todas las encuestas), si ha dotado de contenido su curul opositora y anda revisando con lupa todas las decisiones que salen de la alcaldía. Alfredito control político ya le llaman.
Así las cosas, quienes fueron sus mayores adversarios ahora son sus aliados, tres concejales que forman parte de su coalición de gobierno (pero que no lo apoyaron en las elecciones) son opositores en potencia y un independiente parece ser el único opositor. Tremendo enredo. Algo que evidencia que la luna de miel del arranque va dando paso a conocer las verdaderas intenciones de Quintero y donde seguramente las corrientes de opinión que sustentan a varios de estos concejales, desde el movimiento estudiantil, mujeres y colectivos medioambientales, no se han sentido conformes con las decisiones imprevistas y temerarias del alcalde. Solo habrá que pensar en lo difícil que fue para Alex Flórez, nacido del movimiento estudiantil y que arrancó su campaña con un video promocional en la Universidad de Antioquia, cuando Quintero autorizó el ingreso de la fuerza de choque del ESMAD al campus.
Por el contrario, la base social y electoral del uribismo sí ha respaldado muchas de esas decisiones y hasta el activista de extrema derecha conocido como alias “El Patriota” apoya abiertamente a Quintero desde sus redes sociales. Bien me enseñó mi abuelo, una cosa es la campaña y otra el gobierno. En Medellín eso sí que se está viendo en forma.
