“Los narcos siempre tienen apetito de una mujer hermosa. El dinero nunca ha sido un obstáculo para ellos y en la ciudad (Medellín) que solía circular el dinero fácil, todo tiene un precio”, dice un artículo titulado “Vírgenes a la venta en Colombia en el ‘burdel más grande del mundo’” que se publicó, junto con un video que muestra una realidad invisibilizada en la capital antioqueña, el pasado 18 de septiembre en el canal de television Channel 4 de Reino Unido.
Guillermo Galdos, peruano de nacimiento, es el periodista que llevó a cabo la investigación en la ciudad que inmortalizó la figura de Pablo Escobar. En su trabajo, Galdos, evidencia la venta de mujeres en la ciudad de la eterna primavera a capos de diferentes combos, quienes solamente piden como requisito que su nueva adquisición sea virgen. Un delito digno de la especie humana que, hace años, existe en nuestro país. Vale la pena aclarar que el peruano es uno de los más reconocidos documentalistas de Gran Bretaña quien, usualmente, estudia casos de tráfico de personas.
Por supuesto, la indignación del país con tasas más altas de doble moral en el mundo no se hizo esperar. Al periodista lo detestan un gran número de personas en Medellín porque, según quienes no quieren aceptar la realidad, él está jugando con el buen nombre de la ciudad. De hecho el alcalde Gaviria, dijo rechazar los informes sesgados que siempre han querido estigmatizar a la capital antioqueña.
Siendo colombiano y conociendo perfectamente nuestra idiosincrasia, tengo la capacidad plena de decir que esto no es más que una nueva muestra de doble moral en nuestro desangrando país. Medellín siempre ha sido reconocido por la belleza de sus mujeres, pero desde la época oscura donde el poder pertenecía a los narcotraficantes, la fémina antioqueña se convirtió en una idealización de mujer "prostituta", por gran parte del país y del mundo. Aunque esto no era así para todo el público femenino de Antioquia, algunas de ellas dejaron esa mancha imborrable en el pensamiento colectivo de Colombia. Más adelante cuando, de una u otra forma, se estaba superando el peso histórico del flagelo social que se dio entre las décadas del 70 y el 2000 en el departamento, apareció el señor Gustavo Bolívar y con su "Sin tetas no hay paraiso " ayudó a refrescar la memoria de propios y extraños. En suma, se afianzó el pensamiento de que en Antioquia y el eje cafetero todas las mujeres son prepago. Es tan real lo que estoy diciendo que, según algunas estadísticas, la región de mujeres más detestada por el resto de habitantes de sexo femenino en Colombia, son las paisas.
Medellín es la culpable, nadie más, de la fama que tiene. Una ciudad que llevó al pedestal a un villano como Pablo Escobar y en la que, actualmente, se mantienen cánones de belleza como los de las prepago, no es víctima sino todo lo contrario: cómplice. Un periodista no pone a temblar la imagen de una ciudad, es la misma ciudad quien se hace daño de forma constante cultivando la mentalidad narco que tanto odian algunos. Medellín es un lugar magnífico que, por desgracia, tiene secuelas en el pensamiento colectivo que lejos de aportar, están ayudando a enterrar al pueblo en una absurda corteza de doble moral. Si se quiere cambiar la forma en la que se reconoce a la ciudad, y el país, en otras tierras, se debe trabajar en pro de eso y no solamente buscar que se oculte una verdsd enorme como la de la trata de personas en la ciudad más innovadora del mundo según The Wall Street Journal.
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@andresolarte
