RovoRave es un concurso de robótica que nació en 2007 como un programa de Inquiry Facilitators Inc., organización fundada por Russ Fisher-Ives, un jubilado profesor norteamericano de matemáticas y física en secundaria, y cuyo aliado en Colombia es Pygmailon. Medellín fue la primera ciudad en la que Inquiry Facilitators Inc. logró entrar a realizar una versión de su concurso de robótica con los retos seguidor de línea con pelotas y reto de fuego. El pasado mes de mayo se llevó a cabo en la ciudad de Medellín “RoboRave Colombia International 2017”, y el secretario de educación de la ciudad, Luis Guillermo Patiño, apareció en diferentes medios de comunicación alardeando de que Medellín es el “CAMPEÓN MUNDIAL DE ROBÓTICA EDUCATIVA”. Hace tiempo he estado en diferentes países muy concentrado en terminar mis estudios de doctorado en ingeniería electrónica por lo que había olvidado como era sentir pena ajena. A qué hora Colombia salió del subdesarrollo para ponerse por encima de potencias como Singapur, Corea del Sur, China, Japón, o EEUU. Que el secretario de educación de Medellín se invente semejante necedad y mienta a los niños y a la ciudad, no deja de ser inverosímil. Decido creer que no se trata del populismo político arrabalero ya común en la administración de Fico, sino de mera ignorancia en asuntos tecnológicos, (que, aunque no es lo normal, podría ser justificable en un licenciado en ciencias sociales).
Me pregunto si el señor secretario en realidad cree que una ciudad como Medellín, (que nunca ha estado entre las 10 ciudades colombianas con buenos resultados en ciencias y matemáticas en las pruebas saber), es el CAMPEÓN MUNDIAL DE ROBÓTICA, y que está por encima de países como Estados Unidos y China (a este concurso asistieron de USA un equipo, y de China dos). No hay que ser experto en asuntos tecnológicos o académicos para saber que esto no solo no es cierto, sino que a nuestro país le falta mucha infraestructura y que desafortunadamente nuestros estudiantes no alcanzan a estar por encima de la media mundial en ciencias, matemáticas y tecnología, umbrales que son ampliamente superados por las mencionadas potencias. ¿Qué pasa entonces en un concurso como estos? ¿Por qué Medellín ganó? La respuesta es simple: RoboRave es una competencia, organizada por una empresa privada, que solo conocen un par de “High Schools” en Albuquerque, EEUU, y en Medellín, que la consideramos de “talla mundial”. Por ello su poder de convocatoria es muy limitado y obviamente no asisten ninguna de las entidades e instituciones de tradición mundial (ni siquiera nacional ni local), y con experiencia en robótica educativa. Las apreciaciones subsiguientes las haré con base en mi experiencia de 18 años como educador, 7 de ellos vinculado como funcionario público de Medellín, y soportadas en mi formación como ingeniero, magíster en ingeniería, y estudiante de último año de doctorado en ingeniería electrónica. Mi experiencia incluye no solo mi trabajo en docencia en Colombia, sino además al hecho de que he sido invitado como juez del campeonato de robótica escolar más importante de los Estados Unidos, el FIRST Robotics Competition, en 2014 en el regional de Boston, Massachussets, y el pasado abril en el regional de New York. Además, como parte de mis estudios doctorales he tomado cursos en China, en Holanda, y en USA, donde he conocido a docentes de tecnología e Informática de todo el mundo que comparten mi pasión por la robótica, y junto a ellos he aprendido de la mano de los mejores del mundo en esta área. En 2013 con el proyecto “Robótica para Educar”, fui seleccionado por el ministerio de educación como beneficiario de la beca para que en 2014 tomara el curso “ICT (Information and Communication Technologies) Training For Colombian Teachers”, en la ciudad de Incheon, Corea del Sur, donde también pude compartir con maestros de robótica del sofisticado país.
“…Decía Bill Gates, mientras nos alejábamos del set de grabación, que a Latinoamérica le falta una dosis de humildad para darse cuenta cual es la verdadera posición de sus grandes universidades y centros de investigación en el contexto mundial. Los países de la región solo podrán insertarse de lleno en la economía de la información del siglo XXI – y producir bienes más sofisticados que les permitan crecer y reducir la pobreza - si hacen un buen diagnóstico de la realidad y dejan de creer que están tan bien, indicó”. Este texto de Andrés Oppenheimer citando su entrevista a Bill Gates en el libro periodístico “Basta de Historias”, es un llamado a que pongamos los pies en la tierra y que, en aras a un mejor país, nos hablemos a nosotros mismos con la verdad evitando darnos “falsos likes” con las estrategias publicitarias de las entidades privadas que venden estos eventos que son más comerciales que científicos y que, por supuesto, ellas quieren seguir vendiendo sus servicios al Estado, a costa de lo que sea, incluso de decirnos mentiras.
Contrario a lo que se creyera, decir que somos campeones mundiales en un área tan sofisticada, costosa y compleja como la robótica, es un “auto like” mentiroso que alimenta de manera negativa el imaginario colectivo de la ciudad, y que como dice Opppenheimer, la idea falsa de creer que somos los mejores del mundo, cuando en realidad no contamos ni con los mínimos en infraestructura para desarrollar programas educativos y proyectos serios en robótica, tiene el efecto negativo de desacelerar el crecimiento tecnológico de nuestras sociedades, y para la muestra un botón: Medellín, haciendo uso de los pocos recursos públicos disponibles para educación en la administración de Fico, financió con 500 millones de pesos este evento comercial de una entidad privada, y, sin embargo, no tiene los 50 millones de pesos que necesita una institución educativa pública para construir un intento de laboratorio escolar de robótica. Si bien RoboRave International se trata de un evento interesante, sano y divertido, está muy lejos de ser algo necesario de financiar con recursos públicos para una ciudad donde los niños aprenden magnetismo sin imanes, programación sin computadores, TICs sin conexión a internet, a leer sin libros en las bibliotecas escolares, practicar ciencias sin laboratorios, y donde solo una institución educativa pública de las 227, cuenta con un laboratorio de robótica, (solo con materiales de LEGO en la IE Gabriel García Márquez, de la comuna 8 en la zona oriental de Medellín. Tampoco participó de este evento).
Afortunadamente para las empresas privadas, el asesor en asuntos tecnológicos y fiel escudero del señor secretario, el subsecretario de calidad educativa, Licenciado Jorge Ivan Ríos, no está muy lejos del nivel de astucia del famoso Sancho cuidando las espaldas de don Quijote. El licenciado Jorge Ivan, a quien le encanta mencionar que su maestría en educación realmente es en TICs (o en TIC sin la S como él insiste), duerme a propios y extraños con sus extensos discursos donde alardea de una supuesta calidad educativa que difícilmente se vislumbra al finalizar esta administración donde el youtuber Fico invierte 18 mil millones en un helicóptero para capturar a los delincuentes que no se pueden educar en Medellín por falta de recursos para educación, pero no ha construido un solo laboratorio de ciencias y tecnología en las instituciones educativas de la ciudad. Se le abona al dotor Jorge Ivan Rios su gran legado en tecnologías para educación en este año y medio de administración:
- Contratar por MUCHO dinero a una empresa privada para implementar el programa “Operación Éxito”, que es una plataforma web (incluido el soporte), que contiene cursos virtuales de algunas asignaturas como matemáticas, física y español, y que se pagó para que tuvieran acceso a ella solo un poco más de 20 colegios de la ciudad, entre ellos el Colegio Loyola para la Ciencia y la Innovación donde no hay conexión a internet por lo que no la pueden usar, y aquellos pocos que sí la tienen, no tienen laboratorios de ciencias para realizar las prácticas de física y química que allí se sugieren, ni textos de literatura en la biblioteca escolar para leer a los clásicos de la literatura universal. Esta inversión es a lo que yo llamo un DIE, “Derroche de Innovación Educativa”. ¿Para qué los miles videos interactivos de youtube en estas áreas, si se tienen los textos planos tipo blog de la plataforma de operación éxito?...
- Rechazar la posibilidad de realizar una prueba piloto en algunas instituciones educativas de Medellín del modelo educativo de Finlandia, (que es líder mundial en educación básica primaria y secundaria), debido a sus diferencias personales con alguna de las personas encargadas de este proyecto. Al parecer hizo efectivo su “Usted no sabe quién soy yo” y los que pierden son indiscutiblemente los niños de la ciudad.
- Insistir en educar a los maestros de tecnología de la ciudad (porque él es el que sí sabe de tecnología gracias a su maestría), en que lo correcto es decir TIC sin la S, y no TICs (como suelen decir los pobres mortales sin maestría), si lo que se quiere es referirse a Tecnologías de la Información y la Comunicación. Sagrado Rostro!!! No entiendo qué hace la NASA sin este dotor.
- Por último, se le abona su increíble capacidad de lograr que, sin contar con un solo libro de la costosa saga en ninguna de las bibliotecas escolares de la ciudad, podamos sentir por el tiempo que dure su discurso, que estamos en Narnia y no en Medellín.
Así las cosas, a la hora de planear y promover programas que pretendan apoyar estrategias que motiven las ciencias, la tecnología y la innovación en nuestros estudiantes, y particularmente cuando los recursos que hay para educación son tan escasos, Medellín cuenta con la asesoría experta del dotor y fiel escudero Jorge Ivan Ríos. Por sus apariciones en público presumiendo de ser campeones mundiales en robótica, y dado que el presupuesto para este tipo de proyectos solo puede ser aprobado por su despacho, asumo que él sabiamente asesoró al secretario de educación en la inversión de estos 500 milloncitos para financiar RoboRave International.
Durante los días del mencionado evento comercial, el secretario de educación de Medellín cuestionó al rector del Colegio Loyola para la Ciencia y la Innovación, (La institución educativa pública que ha tenido las mejores pruebas de estado de colegios públicos de Medellín en los últimos 4 años y que por tradición es fuerte en robótica), por la no participación en “RoboRave Colombia International 2017”, organizado por la marca RoboRave y la empresa privada Pygmalion. Pretendo entender por qué junto a esta inquietud no se incluyeron preguntas más que lógicas como: ¿Tienen recursos en el laboratorio de robótica para construir y programar un robot?, ¿Necesita que le dotemos el laboratorio de robótica con materiales, equipos y libros?, ¿Tienen maestro pagado por la secretaría para cubrir las clases de robótica?... Es claro que esto es imposible por la falta de recursos en esta administración y se sale de las manos del secretario de educación de Medellín. Sin embargo, es muy importante que la secretaría de educación de Medellín sepa y entienda que NO es posible hablar de robótica escolar, y que no se pueden esperar resultados al respecto si no hay laboratorios reales para ello en las instituciones educativas. Inspirado en esta inquietud del señor secretario, y con base en mi experiencia y formación, quiero compartir con la opinión pública, algunos aspectos importantes que ahora deben ser de cultura general para un ciudadano de un lugar como Medellín, que es “campeón mundial de robótica”.
Según Wikipedia, la robótica es la rama de la ingeniería mecatrónica, de la ingeniería eléctrica, de la ingeniería electrónica, de la ingeniería mecánica, de la ingeniería biomédica y de las ciencias de la computación que se ocupa del diseño, construcción, operación, disposición estructural, manufactura y aplicación de los robots. Es importante tener claro que un robot NO es un carrito que se mueve. Dado que los niños y jóvenes en edad escolar aún no son ingenieros ni eléctricos, ni electrónicos, ni mecatrónicos, ni biomédicos, la robótica educativa se centra en dos aspectos fundamentales: programación y mecanismos. Usando estos dos elementos, un programa de robótica educativa bien planeado debe desarrollar habilidades en solución de problemas, en pensamiento lógico, pensamiento computacional, trabajo en equipo y comunicación. Muy resumido, los mecanismos son la parte que proveen los kits de robótica que venden múltiples empresas, y la programación y el diseño es la parte que aporta el estudiante en la construcción del robot.
Colombia, particularmente Medellín, ha promovido el surgimiento las marcas privadas RoboRave y Pygmalion con recursos públicos. Desde 2011, los retos de este concurso han venido siendo los mismos: Un carrito que siga una línea negra y que al detectar un obstáculo abra una compuerta para dejar caer unas pelotas, y un carrito con ventilador que detecte una vela y la apague encendiendo el ventilador. La primera vez que un estudiante se enfrenta a estos retos es divertido y realmente un desafío, pero deja de serlo cuando en 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, y 2017, siguen enfrentándose exactamente al mismo reto. Frente a esto, por ejemplo, el Colegio Loyola en 2013 fue campeón en el reto de seguidor de línea con pelotas, lo que llevó un equipo de 4 estudiantes y un docente al mundial en Albuquerque, EEUU (en ese entonces mundial significaba Medellín y Albuquerque). En 2014, en esencia con el mismo robot y unas modificaciones al programa, Colegio Loyola nuevamente fue campeón y ganó el cupo al “mundial” ese año también en Albuquerque. El año pasado Colegio Loyola viajó nuevamente a Albuquerque y a México haciendo algunos breves ajustes al programa del mismo robot que resuelve el reto de siempre. Así, de generación en generación, los estudiantes las instituciones educativas de Medellín, públicas y privadas que suelen atender a estos eventos, se heredan los programas y el diseño, y han venido abordando un problema que ya no es problema porque, para quien no los tiene, es fácil conseguir en la web los programas que ya han resuelto los “retos” que plantea esta competencia. Así, el único reto real que motiva a los estudiantes a participar en esta competencia es: “Ganarse un Viaje a los Estados Unidos”. Por supuesto los estudiantes trabajan armando el robot cuyo diseño heredaron de la anterior generación de estudiantes, hasta se estresan y todo y dedican tiempo el fin de semana anterior, pero esto queda por fuera de cualquier objetivo pedagógico de formación en matemáticas, ciencias y tecnología, ya que en esencia hay un programa de software base que las instituciones educativas participantes conocen porque lo heredaron de los compañeros del año pasado, o pueden descargarlo, entre otros cientos de sitios web, de adelat.org, jhosman.com, forum.arduino.cc, ardubasic.wordpress.com, gromep.webs.upv.es, roboticossallealmeria.blogspot.com.co, julio.sandria.org.
Estos son solo algunos ejemplos, pero basta con buscar en google “seguidor de línea negra arduino” o “seguidor de línea negra lego”, o “reto de fuego”, y hay miles de sitios web con el problema resuelto y que regalan el código y el diseño, y miles de video-tutoriales en youtube. ¿Es esto un reto para nuestros estudiantes?, ¿Tiene sentido pedagógico copiar un programa y un diseño no para aprender sino con el objetivo de ganarme un viaje con recursos del estado? Desafortunadamente, algunos maestros han venido patrocinando estas formas pequeñas de corrupción y mediocridad, a las que me opongo con vehemencia.
Al parecer esta administración de la secretaría de educación no tiene muy claro de qué se trata la metodología STEM (Science, Technology, Engineering and Maths), que es una propuesta pedagógica para trabajo en el aula. Si bien, no tienen por qué conocer la propuesta norteamericana para educación, lo normal sería que se asesoraran al respecto si quieren incluirla en sus programas y en sus discursos. STEM es como el fútbol: no se aprende al leer un artículo o un libro, tampoco por asistir a una formación. Debes estar por mucho tiempo practicando en la cancha, en el aula!. El pasado 13 de abril, asistí a la conferencia IGNITE STEM New York 2017, organizada por Princeton University para más de 300 maestros de New York y New Jersey. Allí, Jonathan Rochelle, uno de los creadores de google drive y “product manager” de la oficina Goolge Education de New York, curiosamente en su conferencia advirtió de la tendencia mundial de los “scammers” (avivatos) en educación que se aprovechan del desconocimiento de los gobiernos de los fundamentos de STEM, y usan este término para vender productos y servicios que, en realidad, distan mucho de la filosofía de esta propuesta pedagógica. Este sí resultó ser un argumento real para que la secretaría de educación de Medellín diga que se internacionalizó. Una de las banderas de RoboRave es que se trata de una competencia STEM. Esto es falso. Quien conozca los mínimos de STEM sabe que RoboRave no cumple con tres de las leyes FUNDAMENTALES de STEM: Investigación en profundidad: Como mencioné, el problema propuesto ya no es problema y el reto ya no es reto. Contenido significativo: Un proyecto con metodología STEM debe planificar un contenido curricular para centrarse en los conocimientos y conceptos importantes derivados de los estándares en ciencias, matemáticas y tecnología. El contenido también debe reflejar aquello que el educador cree que es esencial comprender sobre los temas y a los estudiantes debe parecerles que el contenido es significativo en cuanto a sus propias vidas e intereses. Este proceso no tiene una planificación curricular, al menos no una conocida ni por los maestros ni por los estudiantes, y lo único significativo para el estudiante termina siendo la posibilidad de ganar un viaje. Revisión y reflexión: No hay ningún proceso pedagógico de evaluación ni de seguimiento asociado a estas competencias. Así, es posible que equipos de niños con las mejores intenciones participen con robots que quizá ellos armaron, pero no diseñaron ni programaron sus rutinas. Finalmente, quien compite en esos casos es el profesor (que también quiere viajar con los recursos públicos), o los amigos egresados que hacen el programa, o simplemente adaptan uno copiado de la web con el fin de ganarse “el viaje a los Estados Unidos” a costa de lo que sea, y no son realizados por el estudiante. Al no haber evaluación, tampoco hay ningún tipo de reflexión en torno a asuntos de ciencias y matemáticas, ni de los errores de quienes no ganan o los aciertos de quienes lo hacen.
No sé si es porque los señores secretario y subsecretario no hablan inglés y oír a un nativo de esta lengua los impresiona, pero deben tener muy claro que el hecho de que una persona sea norteamericana y hable en inglés, no significa que sea experto en el área de la que está hablando. Frente a esto me permito informar, a quienes no han entrado a sus conferencias, que el profesor Russ Fisher-Ives es un excelente motivador, y que su conferencia, que viene siendo en esencia la misma desde 2013, enseña de manera muy efectiva tres cosas: La robótica es bonita, la robótica les gusta a los niños, y la robótica se puede usar para educar. ¿Es real?, ¿Es necesario pagar un “conferencista internacional” para que venga, año tras año, a repetirnos que la robótica es chévere? En el mundo de la robótica hay miles de cosas interesantes por aprender y muchos conferencistas que pueden enseñarnos cosas no solo desde lo técnico, sino también desde lo pedagógico. Desafortunadamente, el profesor Fisher no es experto ni en lo técnico, ni en lo pedagógico de la robótica educativa, o por lo menos no lo demuestra en sus conferencias ni con sus títulos, y el mundo académico del área no cuenta con una sola publicación científica suya al respecto, (ni en asuntos técnicos, ni en asuntos pedagógicos), que sería lo mínimo que uno espera que la secretaría de educación indague para validar la academia de un conferencista por el que se paga.
INNOBOT (el kit que comercializa la empresa Pygmalion, quien organiza el evento comercial Roborave Colombia International y a quien esta administración acaba de pagar un millonario contrato para distribuir su kit en algunos colegios), no tiene una relación costo-beneficio que justifique la inversión de una secretaría de educación como la de Medellín que tiene tantas necesidades y tan pocos recursos. No es casualidad que ninguno de los colegios ganadores en las competencias de RoboRave utilicen plataformas diferentes como Lego, Vex, Fischer Technik, o hardware abierto tipo arduino, blackbone o raspberry pi. El kit de robótica que provee la empresa Pygmalion, innobot, tiene múltiples restricciones pedagógicas que lo hacen NO competitivo ni eficiente frente a otras propuestas que ofrece la industria en el área, es limitado en lo mecánico y electrónico y su tasa de falla es muy alta (basta con visitar las instituciones a las que hace un año se les ha vendido este kit para darse cuenta que más del 60% ya no funciona). Por otro lado, a diferencia de plataformas como Lego, Vex, y Fischer, Innobot no provee guías curriculares para su uso en el aula. Al contrario, en su página web, hay solamente breves y escuetos tutoriales que no incluyen ninguna guía de uso pedagógico: dos de cómo mover un motor, dos de cómo instalar el software, uno de como ensamblar el único prototipo, uno de cómo leer el sensor de ultrasonido. A decir verdad, desde lo técnico, aparte de mover un motor y leer un sensor, no es más lo que se pueda hacer con este kit. Por ello, las ventajas, versatilidad, seguridad, apoyo pedagógico, robustez, y durabilidad de plataformas como lego mindstorm ($340 dólares), VEX ($300 dólares), o Fischer Tecnich ($280 dólares), hacen concluir que invertir $260 dólares (sin contar la asesoría que cobran por enseñar el uso de kit, dado que no ofrecen guías ni tutoriales), en un kit como innobot es una mala decisión cuando de hacer inversión de dineros públicos de la ciudad se trate.
Es necesario considerar lo académico, lo práctico, lo técnico y lo curricular para lograr que con los pocos recursos que hay se optimice la infraestructura de los colegios de Medellín. Como funcionario público mal haría en no usar mi conocimiento científico, para brindar un concepto técnico frente a la inversión en materiales y equipos que un docente debe usar para cumplir su labor en el aula. No me interesa “dañarle el negocio” a nadie. El asunto es muy simple: Los pocos recursos que hay para educación es necesario invertirlos muy bien y no en cosas ineficientes y efímeras. ¿Si el producto que alguien ofrece no es competitivo frente a otras posibilidades del mercado, y no justifica la relación costo-beneficio, estamos obligados por lástima, por amistad, o por desconocimiento, a adquirir ese producto no competitivo o ineficiente? No. Eso sería corrupción. A pesar de esta infortunada realidad, debo reconocer y agradecer el trabajo realizado por estas entidades privadas para impulsar la robótica y el desarrollo del país, pero ellos deben entender que fichar a la educación pública como el foco de negocio no es viable en un país como Colombia que destina miserias para educación. Además, si decidieron ingresar al salvaje mundo comercial capitalista, deben cumplir la regla de oro del mercado: si no eres competitivo, reinvéntate o desaparece.
Como conocedor y usuario de la robótica educativa y por mi experiencia en Colombia y en el exterior, no deja de causarme preocupación la situación de la política pública de Medellín con respecto a las inversiones en tecnologías para educación: ¿Quién decide? ¿Con qué argumentos? Es de suma importancia para la ciudad que los señores secretario y subsecretarios de los distintos despachos de la secretaría de educación, reconozcan con humildad que ellos llegaron a esos cargos escogidos a dedo y producto de la casualidad y no por los méritos de sus currículos, y que además su paso por esos despachos es temporal. Eso les ayudaría a buscar con modestia asesoría en asuntos que ellos han mostrado desconocer por completo, y que golpean fuertemente la ya lamentable situación financiera de la educación pública de nuestra querida Medellín.