Después de que la corporación autónoma regional Corantioquia, realizara una inspección al relleno sanitario la Pradera publicó ayer un informe detallado en el que recoge las conclusiones de las inspecciones que adelantó en el relleno sanitario sobre un posible riesgo de colapso en el relleno por el desplazamiento de la masa de residuos en el vaso Altaír, el que recibe actualmente 3.200 toneladas de basura diaria.
No solo en este informe confirman las alertas sino que concluyen que la amenaza es cada día mayor la inestabilidad y que el desplazamiento de esta continúa de forma acelerada, lo que está generando mayores empujes sobre el dique de contención sur y en consecuencia un creciente riesgo de inestabilidad del vaso Altaír.
También confirmaron que uno de los nueve pozos de extracción forzada instalados en el vaso colapsó debido al movimiento de la masa de residuos y los otros no están trabajando a la capacidad necesaria para la extracción forzada de lixiviados y alivianar la presión de poros.
Corantioquia señaló que evidenció que Emvarias adelanta acciones de mitigación que han permitido que la emergencia no sea mayor, pero que están muy lejos de garantizar el control de la contingencia. Recordemos que la vida útil de este relleno, vence el próximo 30 de septiembre de este año.
Motivo que ha llevado a buscar soluciones pronta a esta problemática, es por esto que los funcionarios de la autoridad ambiental y personal técnico le señalaron al propio gerente de Emvarias, Carlos Borja, que a pesar de haberles exigido como medida urgente la construcción de cinco pozos de extracción forzada de lixiviados en la parte baja del vaso Altaír, así como la repotenciación del dique, la empresa no lo hizo.
Los técnicos e ingenieros asesores en geotecnia le reiteraron a Borja que de haber construido estos pozos en noviembre de 2022 se habría logrado reducir la velocidad del avance de la inestabilidad tanto en la masa de residuos y la presión sobre el dique sur. Ya en este momento el vaso ya no puede recibir más residuos sólidos. Y esto es de suma gravedad porque Emvarias había solicitado a Corantioquia un ajuste para permitir extender la vida útil de Altaír hasta marzo de 2024.
La idea, según explica Marcela Ruiz Saldarriaga, subdirectora de Sostenibilidad y Gestión Territorial, era adecuar un espacio en la parte alta del vaso con capacidad para recibir residuos durante cuatro o cinco meses mientras entraba en operación La Piñuela.
Sin embargo, por los riesgos que afronta el vaso y ante el incumplimiento de Emvarias para entregar unos estudios en los que se garantice que esta adecuación no agravará la situación que presenta el vaso en su zona baja, una vez se cumpla el 30 de septiembre próximo, fecha en la que expiraba su vida útil en la licencia original, ya no podrá disponerse más residuos allí.
Y en la visita técnica, también se encontró otro hallazgo que dejó preocupada a la autoridad ambiental es el evidente retraso que presenta el vaso Piñuela, el encargado de garantizar la disposición de residuos en La Pradera por los próximos siete años. Emvarias ni siquiera ha iniciado con la remoción de la cobertura vegetal ni adecuación del terreno. y que la empresa negó: el tremendo retraso en el cronograma de obras para ampliar el relleno.
Es importante recordar que los retrasos para la construcción del nuevo vaso apuntan, según fuentes de la propia empresa, se debe a un presunto interés para direccionarlo y que el contrato de construcción que supera los $400.000 millones tenga nombre propio.