Dentro de la estructura del Estado, la rama del poder público se subdivide en tres (3) ramas: legislativa, ejecutiva, judicial. Dentro de la rama ejecutiva (título VII, constitución política de Colombia) se encuentran 18 ministerios dentro de los cuales, se identifica el Ministerio de Defensa Nacional.
La constitución política de Colombia, en su capítulo siete (7) habla de la fuerza pública y en su artículo 218 define a la Policía Nacional como: “La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la Nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz. La ley determinará su régimen de carrera, prestacional y disciplinario”.
El uso de las armas (tipo, clase, calibre, capacidad de carga, letalidad), como su visibilidad y la fuerza física a desencadenar, por parte de los funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes, deben obedecer a unas funciones y protocolos establecidos para las entidades, encargadas de la convivencia social, como a unos métodos para desarrollar y materializar su accionar, a unas estrategias operacionales, a una excelente capacitación para su uso (armas), tipo de delito, autores (civiles, combatientes), protección de la vida (DDHH y DIH), tipo de situación social (paros, motines, manifestaciones, acciones bélicas, emboscadas, hostigamientos, etc.), extensión territorial de la problemática, temporalidad, etc.
Este contexto, lo presento con el fin de poder encontrar explicaciones a lo que la Procuraduría General de la Nación, requiere conocer respecto a un oficio (supuesto) enviado por el general Carlos Humberto Rojas Pabón, jefe del servicio nacional de policía, a sus subalternos del Cauca, prohibiendo el uso de armas largas durante los patrullajes.
Pero antes de dar una respuesta, quiero decirles que, en el libro “La construcción social de la realidad” de Peter Berger y Thomas Luckmann, hablando sobre la sociología del conocimiento, nos lleva a reflexionar que la determinación de todo lo existencial, es de procedencia del pensamiento, pero que en última instancia ese peso recae sobre el factor social. Es decir, la construcción de nuestra realidad es social, esencialmente dando cabida a la cognición social. Es decir, permitir la interrelación de los procesos o formas de pensar, como elementos fundamentales para una eficiente y valida interacción entre las personas.
¿Qué se quiere significar? Pues que las relaciones sociales, varían y se interpretan de acuerdo, con unos contextos: urbanos, rurales, económicos, políticos, sociales (inteligencia social, grupos sociales), culturales, ideológicos, religiosos, etc.
Como se dice popularmente, para muestra un botón. Fernando Cepeda Ulloa (abogado – político) el 19 de agosto del 2023, en el diario El nuevo siglo escribió un artículo titulado: “Policía y Política”.
Dentro del texto da a entender, que cuando el contexto se encuentra alterado en términos de que afecta a los demás en sus derechos, lo que les llega a sus mentes (comunidad) es la policía y cómo dice él, surge la pregunta ¿Dónde está la Policía? y afirma que la función eficiente del estado se ve reflejada en el accionar policial.
Continúa expresando: “Es que la Policía está en un contacto diario con la criminalidad, desde la menor hasta la más organizada. Y sería absolutamente milagroso que esas conductas criminales y despreciables no la tocaran, no la afectaran, no la untaran, no la contaminaran…”
Viendo lo anterior, el contexto, si no estoy mal, del cual habla, es el urbano y las formas de comportamiento, uniformes, porte de armas y abordamiento a la ciudadanía o delincuente es muy diferente a los contextos rurales, donde existe un conflicto armado.
A esta altura es importante entender que las ciencias militares y policiales se diferencian o distinguen por sus tácticas, estrategias, rutinas, planes de acción, manuales, uniformes, reglamentos, resoluciones, tipos de órdenes, escenarios de materialización de sus acciones, toma de decisiones, tipos o clases de operativos, contenidos curriculares, manejo de armamento, técnicas de combate, estructura y organización (funciones no equiparables), sistema de carrera, etc.
Es por ello debemos tener en claro en nuestra cognición, que la creación y funcionamiento de las fuerzas militares (Ejercito Nacional, Armada Nacional y Fuerza Aérea) y de la Policía Nacional, que, se adhiere a las antes mencionadas, estamos hablando de la Fuerza Pública (artículo 216 Constitución Política Colombiana). O sea, hay una diferencia muy grande entre las Fuerzas Militares y la Fuerza Pública.
Las fuerzas militares tienen como misión defender la soberanía, independencia e integridad del territorio nacional y del orden constitucional. Esto está establecido en el artículo 217 de la Constitución Política Colombiana. La capacitación que reciben tiene que ver con las técnicas y estrategias militares, donde la relación mando subalterno es de obediencia. Muy diferente al que reciben los policiales, quienes pueden desobedecer las ordenes si son contrarias a las normas, leyes, derechos humanos y derecho internacional humanitario.
La Policía Nacional a nivel mundial, tiene una función como la de mantener la seguridad y el orden en lugares públicos y para su logro debe respetar y hacer respetar las leyes, normas, con el fin de lograr la protección de la vida, honra y bienes de la ciudadanía.
De acuerdo con lo anterior, creo que estos funcionarios no deben estar armados como los militares. La percepción del ciudadano del común es que el lugar donde está habitando es un espacio de guerra y por lo tanto debe estar preparado para ataques, hostigamientos o enfrentamientos con grupos organizados, al margen de la ley.
Ahora surge unas preguntas interesantes y son: ¿Las funciones de la policía son más comunitarias, sociales (convivencia) o de combatiente (defensor de la soberanía)?. ¿Cuál debe ser la exclusividad de su accionar?
Muchos dirán, ahora, no olvidemos que estamos en Colombia. Las interacciones sociales nuestras son muy diferentes a las de otros países. Una cosa es lo que sucede en lo urbano y otra lo que sucede en lo rural.
La incorporación del personal de la policía a hechos que tienen que ver con la integridad territorial y que las estaciones de policía se convierten en blancos de la subversión, los lleva a ubicarse en una “zona gris”, a adelantar funciones de contrainsurgencia. Es pasar de la represión preventiva a la represión defensiva (propias de las Fuerzas Militares).
La sentencia T-1206/01, señala que la policía desde este punto de vista se ubica en una posición intermedia, entre lo civil y lo militar.
Redondeando, se puede afirmar que la actual coyuntura sociopolítica colombiana, caracterizada por factores de inestabilidad y violencia generalizada, la clasificación, del funcionamiento de la policía, centrado en la sana convivencia, no obedece a la realidad de los hechos, ni resulta suficiente para permitirle cumplir las necesidades del servicio que debería prestar. Por ello debe ajustar sus funciones para enfrentar el conflicto armado. Pero sus operaciones deben ser conjuntas (acciones unificadas), con las fuerzas militares y recibir formación y entrenamiento militar.
Volvemos con las preguntas, ¿todos los incorporados a la policía (solteros, casados) deben recibir esta formación y entrenamiento, incluido los auxiliares de policía? ¿todos deben saber que pueden ser trasladados a estas zonas rojas o ellos pueden elegir o no su traslado?
Las diferentes zonas de acuerdo con el orden social, sus estudios de riesgo social y estatal, deben ser escenarios que determinen una planeación específica, apuntando a un trabajo integral entre fuerzas armadas, policía y comunidad.
Por lo anterior se deben identificar los escenarios probables de conflicto armado, estableciendo: probabilidad de ataques, situación de riesgo, vulnerabilidades para poder responder a los enfrentamientos, capacidad de contrarrestar los hechos, tipo o clase de objetivo, formas de operaciones militares, intensidad del accionar, cantidad de actores, pie de fuerza, formas de control territorial, equipos y armamento, comunicaciones, etc.
Se supone que la meta o propósito de los grupos subversivos es la toma del poder, sustituyendo el gobierno establecido. Este accionar lo hacen con el propósito de modificar el sistema político, ideológico, como las estructuras económicas y sociales, que no dan respuestas a las necesidades de la comunidad. Por eso se hacen llamar ejercito del pueblo.
Las formas de accionar o modus operandi, mirando el comportamiento ciudadano como el de los grupos armados irregulares, se pueden identificar a partir de los siguientes pilares: bélico-sociales (huelgas, manifestaciones sociales, desplazamientos, reclutamiento forzado, asesinatos, secuestros, etc.); políticos (atentados políticos, creación de células de partido, presiones para destitución de autoridades locales, golpes militares, alianzas con otras organizaciones de criminales, etc.); operacionales (hostigamientos, caracterizados por la movilidad y sorpresa; minas antipersonales, atentados terroristas, tomas guerrilleras, masacres, sicariatos, emboscadas, confinamientos, bloqueos armados, incineración de vehículos, daños a los bienes públicos y privados, etc.); y económicos (expropiaciones, control del comercio, vacunas, narcotráfico, secuestro, extorsión, minería ilegal, abigeato, robo o daño a los oleoductos, daños a las infraestructuras eléctricas, etc.)
Estas organizaciones han perdido su legitimidad. Su accionar ya no es político, sino económico, pues sus actividades están encaminadas a su enriquecimiento, posicionándose en territorios, ricos en minería, cultivos de coca, ganadería, con excelentes vías de comunicación para el comercio de estupefacientes, etc.
La participación de las masas de campesinos, proletariado y de ciudadanos en general (clase oprimida) que se sienten afectados por las políticas de gobierno, no se ve reflejada, en los grupos subversivos, sienten que ellos no son su representación.
En conclusión, se debe determinar las zonas rojas, el trabajo operacional conjunto, fuerzas militares y de policía. En esos lugares los policiales deben ser solteros, capacitados en este tipo de accionar (combatiente) y deben portar armas establecidas para estos tipos de escenarios.
El ideal es que la guerrilla respete las estaciones de policía, hospitales, centros educativos, iglesias, bienes culturales, civiles, personal médico, etc.