Por ahí veo a mucho uribista compartiendo el video de Claudia López y Angélica Lozano haciendo compras en Carulla. Están felices haciendo lo que más les gusta, señalar y acusar sin fundamentos. López y su esposa salieron porque lo pueden hacer. Primero son alcaldesa y congresista, por lo tanto son funcionarias públicas y están eximidas. Segundo ambas están haciendo lo que casi todos los mortales hacemos cuando nos lo permite y pico y género: salir a hacer las compras de la casa. Coherente y honesta, Claudia, a diferencia de dirigentes como Enrique Peñalosa, vive en un apartamento estrato 3 que todos ya más o menos saben dónde y ella misma, con Angélica, salen a hacer sus compras sin tener esclavizada a una empleada doméstica en su casa como hace tanto uribista rico.
Me parece que lo que revela el video es que estas mujeres tienen que sacarle tiempo a sus agobiantes agendas también a las cosas de la casa, esa que nos están haciendo la vida imposible durante la Cuarentena. Es irritante ver como los uribistas están pendientes de acabar con la persona de Claudia no sólo porque sea opositora de Duque sino porque es lesbiana. Los insultos en redes son cada vez más homofóbicos, algunos groseros como el que hizo el papá de Colmenares que además tiene hijo en el Consejo de Bogotá.
Ese es el precio que está pagando Claudia López por intentar preservar a las personas por encima de los banqueros, de los grandes grupos económicos a los que, al parecer, le rinde cuentas Duque. Ya se sabe que un pobre ama sus cadenas y por eso mañana tanto obrero de pensamiento uribista saldrá feliz de su casa a trabajar, sin ninguna garantía ni la protección adecuada, en medio de una pandemia. Y maldecirán y tratarán de Machito de Pueblo a Claudia, quien está buscando la manera de intentar que la gente se quede en casa, sobre todo los más pobres, y ayudarlos con subsidios, con mercados, y elevarán plegarias por Duque, el mismo presidente que prometió ingresos y ayudas pero que no ha salido con nada, el mismo que se autoproclamó, en un ranking que sólo existió en la cabeza de Hassam Nassar, como el presidente que mejor ha manejado la crisis.
Si, Claudia es coherente y eso se paga caro en un país como este.