Haciendo eco del artículo “Me dueles Medellín” que fue publicado por el portal Las 2 Orillas, ahora yo me decidí a escribir uno parecido, un artículo que refleje ese dolor que tantos colombianos sentimos, no sólo por Medellín, sino por todo el país, por Colombia.
Son tantas cosas las que están mal, que es difícil decidir por donde empezar.
Por un lado está el excesivo centralismo que ha dejado a un país profundamente desigual, esa indiferencia loca y absurda de la que sufrimos la gran mayoría de colombianos y ese falso patriotismo que solo se deja ver en momentos de crisis que los medios de comunicación se encargan de publicar, muchas veces como columnas de humo para tapar la verdadera crisis nacional.
Un gobierno desde Bogotá y para Bogotá ha sido la razón por la cual hemos perdido miles de kilómetros de territorio: la guerra con el Perú y la pérdida de Panamá, son solo dos ejemplos que ilustran mi punto. Más doloroso aún es que la indignación nacional dura lo que dura la noticia en los medios, ya lo veremos cuando se ponga un punto final al asunto de Nicaragua.
Y hablando de Nicaragua, San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los archipiélagos… años de olvido tiene esa región, y los colombianos ni por enterados, no nos importa, no sabemos nada de los colombianos isleños, pero claro, apenas podemos perder un pedazo de mar (cuya verdadera soberanía es cuestionable), ahí si nos indignamos, todos estamos furiosos con el gobierno Santos por permitir semejante desgracia. Y ni nos informamos, el asunto verdaderamente se salía de sus manos.
Algo parecido pasa con el Casanare, ¿cuántos colombianos lo conocemos?, ¿cuántos sabemos la capital?, ¿cuántos sabemos aunque sea el nombre de una ciudad, diferente a Yopal?... estoy segura que son muy poquitos los colombianos que se interesan por las regiones apartadas de las “grandes ciudades” y que sin embargo son las que nos proveen con incontables recursos naturales, cuyo beneficio se queda en las ciudades principales, en el mejor caso, y en los bolsillos de empresas privadas y extranjeras y de políticos corruptos, en la mayoría de los casos.
Sin embargo, una vez salió la noticia de los cientos y miles de animales muertos por la sequía, muchos ponemos el grito en el cielo y nos dedicamos a buscar culpables. Señalamos al gobierno, a las petroleras, a la minería.. y si, probablemente todas sean culpables, pero también lo somos cada uno de nosotros, cada colombiano y colombiana que elige políticos y políticas sin conocer sus programas, sus nexos, sus ideas. Es culpa de cada uno de nosotros por no exigir una rendición de cuentas al gobierno, por vender el voto por un tamal o por un puesto (porque seamos sinceros, solo cambia el estrato), y por permitir que empresas extranjeras lleguen a nuestro país, exploten la riqueza, dañen el medio ambiente, enfermen a los pobladores y se lleven los millones de dólares que extraen de NUESTRO PAÍS.
Ejemplos como el anterior son muchos, solo basta mirar la minería ilegal, todos sabemos que existe, hay medios para ubicarlas geográficamente, y sin embargo, solo después de que hay una tragedia es que nos pronunciamos…
Me dueles Colombia.
Haciendo eco del artículo “Me dueles Medellín” que fue publicado por el portal Las 2 Orillas, ahora yo me decidí a escribir uno parecido, un artículo que refleje ese dolor que tantos colombianos sentimos, no sólo por Medellín, sino por todo el país, por Colombia.
Son tantas cosas las que están mal, que es difícil decidir por donde empezar.
Por un lado está el excesivo centralismo que ha dejado a un país profundamente desigual, esa indiferencia loca y absurda de la que sufrimos la gran mayoría de colombianos y ese falso patriotismo que solo se deja ver en momentos de crisis que los medios de comunicación se encargan de publicar, muchas veces como columnas de humo para tapar la verdadera crisis nacional.
Un gobierno desde Bogotá y para Bogotá ha sido la razón por la cual hemos perdido miles de kilómetros de territorio: la guerra con el Perú y la pérdida de Panamá, son solo dos ejemplos que ilustran mi punto. Más doloroso aún es que la indignación nacional dura lo que dura la noticia en los medios, ya lo veremos cuando se ponga un punto final al asunto de Nicaragua.
Y hablando de Nicaragua, San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los archipiélagos… años de olvido tiene esa región, y los colombianos ni por enterados, no nos importa, no sabemos nada de los colombianos isleños, pero claro, apenas podemos perder un pedazo de mar (cuya verdadera soberanía es cuestionable), ahí si nos indignamos, todos estamos furiosos con el gobierno Santos por permitir semejante desgracia. Y ni nos informamos, el asunto verdaderamente se salía de sus manos.
Algo parecido pasa con el Casanare, ¿cuántos colombianos lo conocemos?, ¿cuántos sabemos la capital?, ¿cuántos sabemos aunque sea el nombre de una ciudad, diferente a Yopal?... estoy segura que son muy poquitos los colombianos que se interesan por las regiones apartadas de las “grandes ciudades” y que sin embargo son las que nos proveen con incontables recursos naturales, cuyo beneficio se queda en las ciudades principales, en el mejor caso, y en los bolsillos de empresas privadas y extranjeras y de políticos corruptos, en la mayoría de los casos.
Sin embargo, una vez salió la noticia de los cientos y miles de animales muertos por la sequía, muchos ponemos el grito en el cielo y nos dedicamos a buscar culpables. Señalamos al gobierno, a las petroleras, a la minería.. y si, probablemente todas sean culpables, pero también lo somos cada uno de nosotros, cada colombiano y colombiana que elige políticos y políticas sin conocer sus programas, sus nexos, sus ideas. Es culpa de cada uno de nosotros por no exigir una rendición de cuentas al gobierno, por vender el voto por un tamal o por un puesto (porque seamos sinceros, solo cambia el estrato), y por permitir que empresas extranjeras lleguen a nuestro país, exploten la riqueza, dañen el medio ambiente, enfermen a los pobladores y se lleven los millones de dólares que extraen de NUESTRO PAÍS.
Ejemplos como el anterior son muchos, solo basta mirar la minería ilegal, todos sabemos que existe, hay medios para ubicarlas geográficamente, y sin embargo, solo después de que hay una tragedia es que nos pronunciamos…
Me dueles Colombia.