Antes de las votaciones del plebiscito por la paz y como cualquiera estuve apasionado con el tema y discutí como nunca con amigos, familiares y compañeros y gente en las redes sociales que divulgaban falsedades sobre el acuerdo de paz y que a su vez le hacían campaña al ‘NO’.
El 2 de octubre desde la mañana lo sentí como un día diferente e histórico, fui hasta el colegio donde estaban las urnas y voté ‘SÍ’ en el plebiscito con toda la alegría y el cariño que inspira la paz, y entre tanto me preguntaba a qué horas los enemigos del proceso empezarían a denunciar supuestos fraudes en las elecciones luego de que ganara el ‘SÍ’.
Esa tarde estuve atento en las redes sociales y en la televisión que transmitían en vivo el conteo de los votos y comencé a preocuparme al ver aquellos resultados tan reñidos.
Aunque no soy víctima del conflicto armado me abatí al ver los resultados de las votaciones y una decepción gigante se me atoró en la garganta.
Sin embargo, las declaraciones de las FARC, el presidente Santos e incluso de Uribe me devolvieron un poco la esperanza.
Esta frase es muy acertada: lo que se creía en esos días… lo que se creía como un imposible hace tan solo un par de años, es una realidad latente hoy, la dejación de armas de las FARC ha llenado de alegría y esperanza a muchos pueblos, a muchos guerrilleros y a muchos soldados. Aplaudo la dejación de armas de las FARC y les doy una bienvenida a la política legal.
En un país que intenta abrirse al debate a toda clase de ideas, no se puede restringir la libertad al pensamiento comunista, y el debate de ideas es trascendente para nuestro país. Sin embargo, eso no significa que no puedan aparecer opiniones y propuestas diferentes al oficialismo o continuismo de Uribe-Santos y a la vez a la ideología de las FARC. Me declaro en férrea oposición a la propuesta política de las farc porque tanto el socialismo como el comunismo tanto económico como social son un fracaso para cualquier país.
Restringe libertades y como en cualquier dictadura fascista aplasta al pensamiento diferente, es solo recordar los campos de concentración de la Unión soviética y Cuba, donde fueron deshumanizadas cientos de personas por no estar de acuerdo con el pensamiento socialista, en Cuba maltrataron a testigos de Jehová y torturaron a homosexuales y a cuanta persona quiso expresar su pensamiento de oposición, ya tuvo suficiente Colombia con el extremismo de la derecha paramilitar. Hay que abrir el debate a las ideas, y me alegra que las FARC ya no quieran imponer por la fuerza sus ideales como se hace hoy en Venezuela. El comunismo, el socialismo son un error terrible para cualquier país, ahí está la política legal, deben abrirse las puertas a los debates pero por mi parte no tendrán ni un solo voto, solo una férrea oposición, la misma oposición que le hago a Uribe como ciudadano del común que soy.