En la Defensoría del Pueblo reinaba la ley del silencio hasta que dos funcionarios de la entidad se resolvieron Denunciar con nombre propio al Defensor Jorge Armando Otálora por una serie de comportamientos abusivos con sus subordinados. El primero en alzar la voz fue el exdefensor para la orientación de víctimas del conflicto, Juan Manuel Osorio, esposo de la analista Laura Gil, quien a través de su carta de renuncia y en diferentes medios de comunicación expuso al detalle el trato denigrante que según él, Otálora ha tenido con los funcionarios a su cargo. El tema no paró allí.
Hoy se conoció otra contundente carta de renuncia, esta vez la de su asistente y Secretaria personal, Astrid Helena Cristancho. La ex funcionaria denuncia que lleva dos años aguantando los gritos, las amenazas y la violencia de Otálora y le reprocha que nunca logró controlarse por lo cual siempre estuvo amedrentada y en zozobra con el duro ambiente laboral que había impuesto a punta de gritos y pataletas.
En su carta, Astrid Helena Cristancho, también revela que una vez fue publicada la columna de Daniel Coronell denunciado los abusos de Otalora, los funcionarios fueron citados a una reunión, donde en vez de ofrecer disculpas, Otálora los presionó para que firmaran un comunicado de respaldo a su gestión. La carta remata enfatizando que se cansó de sus constantes abusos y le advierte que si es llamada por la Fiscalía o alguna autoridad, para contar su versión, no podrá callar como lo hizo durante mucho tiempo. Esta es la carta
