Me avergüenza que Claudia López haya sido la primera alcaldesa electa de Bogotá

Me avergüenza que Claudia López haya sido la primera alcaldesa electa de Bogotá

"Lo que más me molesta de ella es que, aunque jura que es diferente, en realidad, simplemente es igualita a los demás"

Por: Germán Vargas G.
julio 26, 2021
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Me avergüenza que Claudia López haya sido la primera alcaldesa electa de Bogotá

"Mitómana". Esta frase no la dijo María Fernanda Cabal, la acomodada senadora y escandalosa precandidata presidencial. En realidad, tiene más sentido que la recite Claudia López, la aburguesada exsenadora y pésima alcaldesa de la ciudad capital.

Nunca me agradaron Gaviria, Samper o Pastrana; sin embargo, ellos no lograron generarme aquella sensación de fastidio que he sentido hacia Iván Duque, por quien prefiero retirarme de una conversación, o apagar el medio de comunicación con el que esté interactuando. A Petro también lo evitaba pues, a pesar del alboroto que genera a su alrededor, me parecen aburridas sus ideas y soporíferas sus intervenciones.

Vea usted, Claudia López los superó en tiempo récord. De hecho, me avergüenza que haya sido la primera mujer electa como alcaldesa de Bogotá (El País, 3/8/2020), el segundo cargo más importante del país.

Voté en blanco en aquellas elecciones; tal como en la mayoría. No me siento representado por ninguno de los partidos, y menos por sus eternos caudillos. Sin embargo, lo que más me molesta de ella es que, aunque jura que es diferente, en realidad, simplemente es igualita a los antes referidos: le encanta fingir que es víctima y salvadora, aunque es victimaria.

Públicamente se declara homosexual, pero permanece oculta en el clóset de los políticos que fingen ser otra clase de persona; de hecho, le gustan los de su clase, como demuestra la composición de su gobierno, donde ha incluido a delfines de todos los partidos que ante las cámaras ha criticado.

Debería dejar esas maricadas y dedicarse a trabajar para los ciudadanos, no para la próxima campaña. El exiguo porcentaje del censo electoral que la apoyó debe lamentar su representación política, pues parece que le pagaran por pretender actuar como influencer o community manager, enclaustrada en sus redes sociales personales.

Igual, aunque se tratara de medios institucionales, si les interesara perder el tiempo viendo contenidos fútiles, se dedicarían a ver cosas graciosas, tiernas o esperanzadoras. No a ella imitando peor al terrible presidente que apenas canceló su programa de variedades cuando Anonymous le puso punto final.

La ciudad está peor que durante la alcaldía de Petro. Las calles están tan abandonadas como destruidas, y ella sigue empeñada en poner parches a los huecos del asfalto y el presupuesto de TransMilenio-SITP. Debería buscar alternativas para garantizar la gratuidad del transporte público, pues además de la reducción del aforo por causa de la pandemia, las consecuencias de la misma acentuarán el fenómeno de los colados que desde la alcaldía de la Bogotá Humana evadían el pago del servicio.

Claudia López también ha ignorado la alternativa de regalar bicicletas de tracción humana para que los ciudadanos se movilicen de manera autónoma y limpia. También la realidad de los peatones, para quienes resulta imposible caminar entre tantos vendedores ambulantes que invaden el espacio público.

En lugar de explorar soluciones innovadoras y estructurales, sigue ensimismada, ciega y sorda. No digo muda, pues está claro que le gusta figurar. Imagino que, como presidente, sería igual o peor que Duque o Petro.

Además de todas las mentiras que ha dicho con ocasión del proceso de vacunación, para ocultar su falta de planeación, resultan tanto más abyectas aquellas con las que ha sustentado la presencialidad académica.

Su gobierno no suministró computadores y conexión a internet a los docentes vinculados a la Secretaría de Educación, durante el año de confinamiento, aunque las leyes laborales exigen que se suministren los recursos mínimos para poder exigir un desempeño óptimo al trabajador. Tampoco fue capaz de implementar la virtualización académica, pues se limitó a usar Facebook y Teams.

Ahora, tiene a los profesores del distrito atendiendo parches presenciales, sin garantías de aplicación permanente de las medidas de bioseguridad, y sin herramientas de trabajo para atender a aquellos estudiantes que continúan intentando aprender desde casa, pues no hay suficientes computadores y conexiones wifi en los colegios distritales.

En consecuencia, he sabido de docentes que obligan a asistir a los colegios, compartiendo “huecos” horarios de manera improductiva, pues ni los dejan ir a sus casas a trabajar ni les ofrecen insumos para educar de manera virtual desde el colegio.

Es curioso que Fecode y la Ade nunca hayan exigido el abastecimiento de esos recursos laborales. Está claro que dichos sindicatos son vagos. Adictos a los escritorios y la burocracia, se olvidaron de lo que implica el ejercicio de la docencia, y desconocen la realidad de las aulas: tal como los gobernantes, que nombraron como Ministra de Educación y Secretaria de Educación a una economista y una contadora, en lugar de alguien que sepa de pedagogía.

Además de la evasión o elusión de leyes, carecieron de recursividad y visión integral. Verbigracia, el Grupo Energía de Bogotá y la ETB parecen ruedas sueltas; sus ejecutivos trabajan desde una comodidad que no se compadece con la pobre realidad del Sector Educación, y no realizaron donaciones para equipar adecuadamente el proceso de educación mediada por TIC.

La principal lección de la alcaldía Petro fue la improvisación; de la presidencia Duque fue la vagancia; y de la alcaldía de Claudia López ha sido la incultura ciudadana, pues se dedica a cazar peleas y a decir excusas maquilladas de acusaciones o señalamientos contra los demás.

Claudia López, deje de creer que sigue en la plaza del Congreso de la República, pues su tono no baja de grito herido en cada intervención. Asuma responsabilidad de sus errores, y del gobierno, pues su gestión ha sido un falso positivo como el de Duque. A propósito, los medios han sido cómplices. El Espectador, por ejemplo, es uno de los medios que más le ha seguido el jueguito de publicar cifras tan falsas de la gestión de Claudia López, como las del Dane con el de Duque.

Lamento que represente tan mal a los millones de mujeres capaces de liderar desde hogares uniparentales, hasta sobrellevar la economía del cuidado y servicios domésticos no remunerados. De momento, insisto en que la única mujer que avizoro como la mejor opción para las presidenciales es Cecilia López Montaño.

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