Maza pudo evitar el asesinato de Galán pero no fue cómplice

Maza pudo evitar el asesinato de Galán pero no fue cómplice

Las acusaciones de mitómanos y oportunistas han calado en las cortes y tienen en cadena perpetua a Maza y Santofimio

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diciembre 22, 2022
Maza pudo evitar el asesinato de Galán pero no fue cómplice

En Colombia existen frases célebres como la que se volvió legendaria, hasta tal punto que se habla del “filósofo” Pambelé, para referirse a lo que dijo en un momento “lúcido”, “es mejor ser rico que pobre”. O la de Cochise cuando dijo que “en Colombia se muere más gente de envidia que de cáncer”. Pero muy pronto se volverá famosa una frase que ya la ha dicho alguien, pero si no es así, alguien la va a decir muy pronto, “Los colombianos no son sabios pero lo que si saben es hablar mierda”. Y es que en eso somos expertos. Aquí es muy fácil escuchar que el fundador del M19, Jaime Bateman, no se murió en una avioneta accidentada sino que se escapó con un millón de dólares, como llegó a afirmar un periodista, de los que más basura hablan, en la Nueva Prensa en ese momento. No menciono su nombre porque de repente se anima con una demanda, como está  de moda, pero todo el mundo sabe quién fue.

No ha faltado quien desde sus púlpitos en el cuarto poder hayan dicho que “el mejicano no murió sino que buscó un doble e hizo que lo mataran y hoy vive orondamente en algún lugar de Oceanía”; que Fidel Castaño no esta muerto sino que fingió su muerte y hoy vive en una mansión en Marruecos, que disfruta con otras en París; que Pablo Escobar no fue acribillado en un tejado en Medellín sino que pagó a un suicida que se le pareciera y se esfumó, y según esta fábula vive en Uruguay y se ve de vez en cuando con su familia en Punta del Este. Pero como a estas alturas el lector debe estar pensando que yo también hablo mucha, paro ahí. Lo cierto es que yo nunca he comido cuento y la leyenda urbana es parte de lo que no me atrae. Por eso cada vez que oigo que alguien está hablando mierda, quisiera investigar y a veces lo logro aunque no siempre me animo a publicar.

Por ejemplo entre vacaciones y villancicos se conoció la noticia de que al exgeneral Miguel Maza Márquez no lo aceptaron en la JEP porque no aporta nada. Pero lo más curioso es que en el mismo ejercicio de Google o YouTube o cualquier red aparece una entrevista de Caracol en la que el general Maza Márquez habla sobre su caso. Le pregunta el periodista si es verdad que el atentado al edificio del DAS iba dirigido a matar unos testigos del asesinato de Luis Carlos Galán y el general dice que no, como si supiera eso, y que el atentado al edificio del DAS era para desaparecerlo a él. Obvio que sí, pero no puede afirmar que lo otro no puede ser una hipótesis valedera. Irónico pero real, si quería ayudar en su defensa estaba fuera de sí. Digamos que se entiende por los nervios que generan estar ante una cámara de Caracol TV, pero se perdió la oportunidad de su vida por hablar mierda y por no tener claro el contexto en el que Pablo Escobar le hizo, no uno, sino dos atentados.

Y lo digo con conocimiento de causa. Maza siempre fue habla mierda. Me tocó como director del DAS. Desde luego que era un buen investigador porque tenía una lógica afianzada en su experticia como super policía y su formación sociológica de la que hacía siempre gala. Pero era un desconocedor absoluto de las realidades sociales. Y además era pantallero. Tuve que ver con frustración y comprensión humana que hiciera una rueda de prensa en donde recitó literalmente lo que habíamos investigado y publicado en Semana sobre la banda de sicarios llamada Los Priscos, como si hubiera sido una investigación del DAS. Ese día descubrí que Maza aprendió de aquel estratega que recomienda que más importante que ser es parecer. Debo confesar que cuando descubrí que Maza era exitoso y le gustaba el mundo mediático fragüe con artilugios que me recibiera cada vez que necesitábamos su información. Yo imitaba la voz de Felipe López, el Director de Semana, a quien Maza reverenciaba, y le pedía que recibiera al “Vaquero”, como me llamaban en la revista.

A Felipe lo convencí de hacer una portada que titulamos “El Kojac Colombiano” con un artículo que hacía el recuento de la vida, obra y milagros del General Miguel Maza Márquez, el cual fue pensado con la idea de convertirlo en la principal fuente de Semana justo en el momento de menos claridad sobre guerrilla, narcoguerrilla, paramilitares y narcoparamilitares. Maza se había ganado mis respetos cuando desarticulo la red urbana más importante del ELN, aquella que lo llevo a desvertebrar a esta guerrilla en Bogotá, la cual se exhibía como el terror en materia de secuestros. Y por lo que descubrió en mi barrio, Muzú, donde existía una cárcel de pueblo que el M 19 le había vendido al ELN, porque los elenos para ese momento asustaban más. Y justo ahí descubrí la vulnerabilidad de M19, su militancia semi lumpen y lo que permitía adivinar su fracaso político. Algún tiempo después los chicos de mi barrio que combinaban la vagancia conla marihuana y la militancia en el M19 terminaron en el asalto al famoso tren de La Sabana bajo orientaciones de Gustavo Petro, el guerrillero.

Si de Muzú salió esa célula urbana, del mismo barrio donde eran vecinos Alfonso Prada, hoy ministro y Augusto Rodríguez, el escudero fiel del presidente que fue nombrado en la UNP. Pero para no hablar tanta, volvamos al general. Lo que lo tiene en la cárcel es su supuesta alianza con los paramilitares para asesinar a Luis Carlos Galán, a partir de unos testimonios pegados con babas y que tienen tufillo de retaliación porque fue Maza precisamente quien le dio los primeros y duros golpes al paramilitarismo. Gracias a las investigaciones del DAS pudo Semana publicar lo que se conoció en abril de 1989 como “El dossier paramilitar”, en el que se reveló por primera vez la financiación del narcotráfico a los paramilitares. Mauricio Vargas, para entonces jefe de redacción y quien tenía un agudo instinto para meterle la ficha a lo que le oliera a premio Simón Bolívar, se fue conmigo y con libreta en mano logramos trascribir casi todo el documento que contenía los principales testimonios y confesiones de los capturados por Maza en los que se evidenciaba la alianza macabra de Henry Pérez y Pablo Escobar en el eje central del narcoparamilitarismo, Puerto Boyacá.

La injusticia de los tribunales y cortes con el general no puede ser mayor. Si había alguien que había hecho méritos en la lucha contra el Cartel de Medellín y contra los paramilitares del Magdalena Medio era Maza Márquez y Galán lo sabía y de seguro lo premiaría. Era objetivo militar de los mismos que mataron al caudillo liberal.  Alguien como en el caso de Alberto Santofimio se salió con la suya para cobrarle otra cosa. Puede que Maza sea culpable por omisión, por haber cambiado la escolta y aquí hay una versión del “loco” Alberto Giraldo, periodista cercano a los Rodríguez Orejuela. Según “El Loco”, Maza cambió la escolta por petición de Maruja Pachón porque ese equipo de protección era alcahueta y le hacia el cuarto a una prestigiosa dama antioqueña que salía con el candidato fundador del Nuevo Liberalismo. De acuerdo con Giraldo si Gilberto Rodríguez le hubiera pedido a Maza que no cambiara la escolta se habría evitado el atentado en Soacha.

Cuando “El Loco” Giraldo le contó a Gilberto Rodríguez Orejuela que el general pensaba cambiar los guardaespaldas de Galán, el jefe del Cartel de Cali le dijo: “Eso no se meta en eso mijo que a ese hombre de todas formas lo va a matar ese psicópata HP. Nosotros le hemos hecho llegar informaciones que hemos obtenido a Galán pero hasta las deshecha. Ya no pudimos hacer nada diferente de cuidarnos nosotros. Y si lo mata pues hasta nos conviene que se le vuelque el Estado a cazar a ese psicópata”. Puede que “El Loco” Giraldo estuviera hablando mierda pero normalmente era muy bien informado. Lo más curioso es que los habladores de mierda son hoy los que direccionan los fallos. Por culpa de Popeye, que era un mitómano irredento, y de Oviedo un político falso, Santofimio es acusado de determinador del crimen de Galán. Algo le pasa a unos jueces que se alcanzan a imaginar a Santofimio dándole órdenes a Pablo Escobar. Y algo le pasa a unos magistrados que se imaginan a Maza planeando un crimen con quienes lo querían matar a él.

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