Mayimbú se había hartado de ver mochileros extranjeros recorriendo los plantíos de marihuana del norte del Cauca y quería mandar un mensaje contundente: no volver a ver a nadie extraño merodeando entre las montañas de Miranda, Corinto y Caloto. El Triángulo de Oro, como es conocida la zona, no es Disneylandia.
La nueva bonanza marimbera en el Cauca tiene su propio rey. Leider Johany Noscue, alias Mayimbú, un indígena nasa jefe de la Dagoberto Ramos, disidencia del sexto frente de las Farc que operaba en la zona junto con el Octavo, el Sesenta y la columna móvil Jacobo Arenas, es el hombre de la Cripy en Colombia. En el Triángulo de Oro se cultiva la mejor marihuana del mundo. Allí, en donde hace algunos años se daba casi que de manera silvestre la popular Punto Rojo, ahora arrecia la Cripy. Se estima que son ya 12.596 hectáreas cuyos moños jugosos se comercializan en buena parte del planeta.
Con una tierra fértil y sin control del Estado, el negocio de la marihuana en el departamento es el más apetecido. En las noches en el Triángulo del Oro ocurre un espectáculo hermoso y a la vez inquietante: la montaña se enciende. Son los cultivos hidropónicos que trabajan con sus plantas de energía para darle a la marihuana el poderío que la ha convertido en una de las más apetecidas por norteamericanos, canadienses y europeos.
Sin embargo, la nueva bonanza ha traído la muerte. Al final del 2018 cuatro líderes campesinos fueron asesinados en la zona. El más notorio de la lista fue el gobernador indígena Edwin Dagua Ipia del resguardo Huellas en Caloto. Sin embargo, la muerte que más alertó sobre los estragos que están causando la disputa del territorio por parte de disidencias de las Farc, ELN, EPL y Bandas Criminales fue la de Mónica Berenice, la argentina que organizaba los tours canábicos en la zona. A finales de mayo del 2018 a la mujer de 47 años la bajaron de una camioneta frente al cementerio de los Evangélicos, a cinco minutos del casco urbano de Corinto. En ese lugar, que se ha convertido en un botadero de cadáveres, le pegaron seis tiros. Hubo testigos, a nadie le importó.
La orden de esas muertes las habría dado Mayimbú, un nombre que ha vuelto a sonar por estos días en el paro del Cauca que ya completa 22 días. Aunque ni el ejército ni la policía han podido comprobar que la Minga indígena está infiltrada, la influencia de Mayimbú en la zona es absoluta. Además de la muerte de la argentina, ahora el ministro de Defensa Guillermo Botero lo señaló por el asesinato en Mondomo del patrullero del ESMAD Boris Alejandro Benítez, una de las vidas que ha cobrado el paro en la Panamericana. Su pelea con los Pelusos, desatada desde el 2014 por el control de la zona, ha hecho que el terror regrese al Triángulo de Oro.
Pero lo que más molesta entre los taitas y los viejos sabios indígenas es lo que la bonanza marimbera haya inundado con ostentaciones a tradicionales pueblos en el departamento. Es cada vez más común ver a Nasas o paeces andar en carros de lujo, lucir pesadas gargantillas de oro, ropa de marca, ostentaciones nuevas. Las 100 mil personas que habitan el triángulo a veces no tienen otra opción que la economía ilegal. Allí no hay industria, no hay empresa privada y tal vez las únicas iniciativas propias son las tienditas a la vera del camino. Por algo esta zona le aporta al país casi el 10% de los cultivos de marihuana que hay en el país.
La desmovilización de las Farc lo único que hizo fue evidenciar la falta de estado. A la Dagoberto Ramos le disputan el territorio remanentes del EPL, ELN y pequeños grupos de mafiosos que sueñan con tener influencia en el Triángulo de Oro. Por ahora Mayimbú es el único que tiene la llave. Sus enemigos son una guardia indígena que aún es incorruptible y que ha impedido que su influencia permee la protesta social.
En el Cauca, la ministra del Interior Nancy Patricia Gutiérrez y el comisionado de Paz Miguel Ceballos han intentado sin ningún avance una negociación con la Minga, mientras continúan los señalamientos de infiltraciones por parte de grupos armados. Mientras tanto, desde el matorral, Mayimbú observa cada día de bloqueos y está listo para pescar en río revuelto.