La derecha colombiana está convencida que entre más hable mal de Gustavo Petro, eso más los acercará a retomar el botín perdido. Todas sus energías viven puestas en despotricar del gobierno Progresista ¡No proponen absolutamente nada! Centran su "oposición" en oponerse a todo sin argumentar nada; tanto así que las reformas se pierden en una comisión compuesta por 14 parlamentarios, donde 8 de ellos evitan que la discusión llegue a la plenaria del Senado. Toscamente, logran hundir las reformas, sin que medie discusión alguna, en un escenario de más amplio debate.
Así las cosas, las 24 horas del día hablan mal del gobierno a través de sus abyectos medios de comunicación, hablan mal en boca de sus instrumentalizadas y viscerales bodegas que arrecian locamente y para completar: las instituciones diseñadas para el control político pierden la objetividad, se amañan y propugnan desesperadas por la perpetuación del Status Quo, al tomar decisiones, claramente sesgadas. El CNE, las altas Cortes, la anterior Procuraduría y un Congreso Filibustero actúan en contravía del cambio propuesto ¡Sabíamos que no sería fácil!
Todos contra Petro, es la consigna, sin pensar que eso puede causar un efecto contrario en un electorado que absorto le toca vivir un espectáculo diario, que lo inclina a solidarizarse con la víctima de la inclemente persecución.
El país cambió y no se han percatado, parece que no se han dado cuenta. El mayor logro obtenido en estos tres años es algo intangible e inmaterial: un gran cambio cultural. El electorado no será el mismo de antes, manipulado, alienado y llevado como simples borregos emberracados a las urnas a punta de mentiras. Eso pasó en octubre de 2016, cuando con evidentes mentiras se votó en contra de La Paz, aunque la diferencia en votos fue pírrica, pero se perdió esa oportunidad. Lo mismo pasó con la consulta anticorrupción, que no se alcanzó el umbral, pues hicieron campaña de abstención, para que la gente se abstuviera de votar paradójicamente en contra de la corrupción ¡Increíble!
¿En una eventual Consulta Popular volvería el pueblo Colombiano a votar en contra de sus propios derechos conculcados por siempre? Algo difícil de creer que se repita, pero no imposible: el mayor logro de la derecha colombiana es construir pobres que vayan en contra de sus derechos ¡Pobres de derecha!
¡Piensa mal y acertarás!
Que tumben la reforma a la salud de una vez por todas, que los Cipayos encargados de esa misión encomendada por sus patrones, hagan la tarea completa. Lo anterior, motivará, nos dará un gran impulso, a votar con más ganas por el Sí en la consulta. Si no la tumban, posarán de ecuánimes, que por supuesto no lo son y habría una especie de empate técnico. La consulta perdería algo de sabor.
La indignación crece, la derecha luchará por adecentarse un poco. El referente Trump que oportunamente han adoptado, aquí en Colombia, no es aplicable. Eso de ir a poner quejas como niño chiquito a Washington resulta impopular, eso a nadie le gusta porque da la impresión de traición á la patria.
En esa línea y en ese propósito, han actuado, en consecuencia, para de nuevo convertirse en alternativa de poder. Nada de lo que esté untado de Uribe servirá a los verdaderos dueños de la derecha, pero si necesitan sus votos que le quedan, entonces no querrán que aparezca al pie del candidato, que será Mauricio Cárdenas Santamaría.
La Mercadotecnia política todo lo puede, hoy no tiene un voto mañana si los tendrá. Cárdenas llegó de EE. UU. donde es profesor de una prestigiosa universidad. Hay que reconocer: es un hombre decente, inteligente, con experiencia, cero arraigo popular y acérrimo Neoliberal.
A este hombre es el que habrá que derrotar. Atrás quedará la candidatura de Vicky Dávila, mucho más atrás las del nieto de Turbay Ayala y Mafe Cabal. Estos precandidatos tendrán que deponer sus aspiraciones, porque la prioridad es adecentarse y ejecutar una profunda asepsia, limpieza y creen que con Mauricio Cárdenas se puede lograr.
Amanecerá y veremos.
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