Atrás quedaron los tiempos en que los incautos eran sorprendidos en flagrancia mientras cometían una acción que iba en contra de los valores y principios que rigen la sociedad; muchos vivíamos siempre pendientes de no infringir la norma al cruzar un semáforo en rojo, no respetar la cebra, exceder la hora de rumba nocturna, etc. Si esto ocurría, se nos podía aparecer un mimo, un payaso o una zanahoria gigante que nos hacía recapacitar en el acto sobre nuestra conducta. Pero lo realmente contundente de estas campañas de la alcaldía de Antanas Mockus era la pedagogía empleada, enseñando a partir del ejemplo, y el ejemplo era “corregir con amabilidad y respeto”, pues el personaje se te acercaba, te hacia un gesto, te daba un abrazo o te mostraba un letrero y te hacía entender en muchos casos sin decir una sola palabra que debías adoptar un comportamiento adecuado, y cuando te hablaban lo hacían con tal respeto que te sentías demasiado apenado como para responder de forma grosera. Aceptabas tu responsabilidad.
Abismales diferencias saltan a la vista con las campañas que hoy adelanta la alcaldía de Enrique Peñalosa, por ejemplo la de “los colados” en la que se le traslada indirectamente a los usuarios de transmilenio la responsabilidad de actuar contra quien comete la contravención “si hay colados, todos pagamos el pato…Si hay colados que ocupan los puestos el sistema demora más en mandar buses…”. Entonces ¿Debemos responder los usuarios por los colados? ¿Los atrapamos o qué? Y, si en vez de enviar a un pato que más parece propaganda de pollo frito ¿porqué mejor no envían más buses y seguridad que tanta falta hacen?
Pero la tapa ha sido la campaña “el poder del cono” donde quienes la aplican funcionan más como matoneadores expertos en bullyng que en amigos de la cultura ciudadana. Es claro que nada justifica que una persona infrinja las normas de transito, pero no es la formula adecuada, pues si usted está mal parqueado por el motivo que sea poco o nada contribuye que lo rodeen entre 7 y 10 personas megáfono en mano vestidos de cono vial y comiencen a gritar, hacer ruidos y lanzar expresiones soeces para disciplinar al infractor. En ese escenario, que a usted le griten de forma amplificada: ¡Que lo mueva! ¡Que lo mueva! ¡Mal parqueado! ¡Mal parqueado! ¡Uy que feo! ¡Uy que feo! Todo esto acompañado de bailes y rechiflas, seguramente causará una reacción en algunos casos contraria a la esperada por estos genios del marketing sin pedagogía. Tal como ocurrió esta semana en uno de esos actos que quedó grabado en un video que ya es viral, donde ante la reacción de un motociclista exasperado que empuja a uno de los personajes disfrazado de cono, éste sin controlarse responde con sendas patadas y a “megafonazo limpio” entrando en una riña con el infractor. http://www.pulzo.com/nacion/poder-cono-pelea-con-motociclista-bogota/PP273367 no está para nada bien la reacción del motociclista, pero ¿acaso no reciben los miembros de la campaña que lleva la secretaría de movilidad una capacitación rigurosa para saber reaccionar en estos casos? Habría que revisar a profundidad.
Cuando se lanzó la campaña, expertos en estos temas tuvieron reparos indicando que era una estrategia desgastada, pero, ¿adivinen qué? Sus opiniones fueron desestimadas por la alcaldía, por ejemplo José Stalin Rojas, director del Observatorio de Logística y Movilidad de la Universidad Nacional señala que no es necesario llegar a la ridiculización para enviar un mensaje. Sí, es cierto que tiene una efectividad indiscutible, pero su efecto es inmediato y es muy difícil saber si a futuro el ciudadano volverá a cometer la misma infracción.
Por su parte, Richard Tamayo, investigador de la Universidad del Rosario, opina que es válido preguntarse en la coyuntura la manera como las autoridades envían sus mensajes. En esta ocasión se acudió a la burla, pero, ¿es esta la forma deseable? ¿Es la mejor pedagogía? Lo dice porque considera necesario que en este aspecto haya una evolución y no se limiten al imaginario de que los habitantes de Bogotá solo aprenden de esta forma.
En fin, ya se ha vuelto costumbre la ramplonería e improvisación de todo lo que surge de la alcaldía de Peñalosa quien es su propio enemigo si de generar imagen negativa se trata y tiene una capacidad asombrosa para tapar un error con otro mayor cada semana, si no mire el caos generado en la intervención del Bronx, los peces que dejaron morir cuando los sacaron de un centro comercial, el ESMAD como solución inmediata que termina agrediendo a personas en condición de discapacidad, la inundación del recién inaugurado deprimido de la 94, etc, etc, ect. Esperemos con que nos sorprenden la próxima semana. Y en serio, por el bien de la Revocatoria que se avecina: ¡Nunca cambien!