Desde la celda en la Cárcel La Modelo, donde Mateo Gutiérrez está detenido desde febrero pasado acusado por la Fiscalía de haber colocado una bomba panfletaria en el 2015, escuchó a los medios anunciar que la Fiscalía lo acababa de relacionar con los ocho detenidos por el atentado del Centro comercial Andino. Las mismas noticias que dejaron perplejos a varios de sus compañeros de sociología en la Nacional quienes preferían mejor reírse con impotencia: era lo único que faltaba por endilgarle. Afortunadamente, según sus papás Aracely León y Omar Gutiérrez, el juicio lo ha afrontado desde la cárcel y no en la calle porque de lo contrario lo habrían señalado de primero, sin beneficio a la duda, por lo del Andino.
“A Mateo lo conocí a los 7 años, y a los 8 entendí que lo de él era empatía natural”, dice su amigo Daniel Schwartz. Está destrozado. Lo conoce desde hace 13 años y su voz tiembla: “Hermano, es que él está durmiendo hoy en La Modelo.”
Mateo Gutiérrez León es, para la opinión pública, un terrorista. Aunque como dicen sus papás, sería el único terrorista que odia a Nicolás Maduro y que es contradictor de las FARC y el ELN, el grupo asociado al Movimiento Revolucionario del Pueblo - MRP - del cual supuestamente Mateo forma parte.
Para unos Mateo es alias ‘Mateo’, como se expresó de él Luis Carlos Villegas, el Ministro de Defensa, cuando lo capturaron un día después para ver si tenía relación con el atentado de la Macarena, y también públicamente intentado vincularlo con los últimos 10 atentados en Bogotá, entre ellos los petardos panfletarios en la sede de la DIAN, Cafesalud, Banco de Colombia, Banco de Bogotá. La Fiscalía ha filtrado varias supuestas pruebas, pero los papás de Mateo dicen que en las audiencias no las presentaron, ni los videos, ni las fotos. Tienen un testigo que dice reconocer su presencia en el lugar de los hechos, pero nadie sabe quién es el testigo. Y legalmente, a diferencia de lo que han dicho a los medios, solo tiene un cargo en su contra.
Los medios han dicho de todo. Además de presentarlo como terrorista, RCN contó que el joven tenía entrenamiento en armamento explosivo. Según el canal de televisión la Fiscalía dice que fue durante un viaje a Cuba, cuando Mateo ha ido dos veces a la isla: en enero de este año, y la otra vez en el 2013, cuando tenía 15 años. En ambas ocasiones viajó con su mamá y fue Mateo fue a prestar servicio social. “Además, Mateo está acusado por cosas del 2015. ¿Cómo iba a hacer esos petardos cuando el supuesto entrenamiento fue en enero del 2017, ya después de los petardos, o a los 15 en un viaje con su mamá?”
Hoy está detenido por su supuesta participación en el petardo colocado el 18 de septiembre del 2015, uno en la carrera 10 con calle 18. Mateo es acusado de ser autor material, lo que de alguna manera le da tranquilidad a la familia, pues según ellos tienen las pruebas para demostrar dónde y con quién estaba en ese momento. Comparte celda con otro compañero de la universidad. Están en el patio 2A de La Modelo, un patio tranquilo pero en el que vive los conflictos sociales de acoso y peligro, además de que el tema de la alimentación: come mal y a deshoras.
Familiares y amigos lideran la campaña #LibertadParaMateo, y están enfocados en demostrar cómo su caso es un falso positivo judicial. Varios grupos de las universidades públicas llevan mucho tiempo denunciando este tipo de procesos en los que estudiantes o profesores son acusados abiertamente de crímenes, pero luego tienen que ser puestos en libertad por falta de pruebas. En el 2015, justo después de varios petardos en Bogotá, fueron capturados 11 estudiantes, 1 profesor y 2 miembros de la alcaldía. En los medios salieron como pertenecientes al ELN, todos con alias, pero luego de un año fueron puestos en libertad. No tenían pruebas en su contra. Pero en la mente de muchos ya eran miembros de esa guerrilla.
Previo al suyo, fue muy conocido el caso de Miguel Ángel Beltrán, profesor de la Universidad Nacional que estuvo detenido por vínculos con las FARC. Después de un calvario fue puesto en libertad pues no había nada comprobable. Y quizás el caso más emblemático es el de Hubert Ballesteros, dirigente de Marcha Patriótica, que pasó casi 4 años en la cárcel y que este año regresó a la libertad. En su juicio se concluyó que era inocente.
Mateo entró a estudiar sociología en la Nacional precisamente cuando las denuncias por la captura injusta de Miguel Ángel Beltrán estaban vivas. Se unió al grupo de estudiantes que hicieron activismo por la libertad del profesor. Viendo una ironía de la vida, una de sus compañeras, Victoria Franco, hoy recuerda la campaña Todos Somos Miguel Ángel: “Con Mateo íbamos y apoyamos en lo que podíamos, por solidaridad pero también porque uno sabe que cuando piensa diferente, cuando uno crítica, fácilmente uno puede ser capturado de esa manera absurda también. Hoy Mateo es Miguel Ángel, y lo apoyaremos porque mañana puede ser cualquiera de nosotros.”
Su caso se ha convertido en bandera de lucha de varios colectivos que se sienten perseguidos solo por pertenecer a la Nacional: "Uno ya sabe que tiene que esconder el carnet". Dos compañeros de Mateo iban caminando por el planetario y los paró la policía. Cuando les vieron el carnet en la billetera que decía que estudiaban sociología, les preguntaron que si también ponían bombas por Bogotá. Luego los lincharon.
El espíritu crítico siempre ha estado presente. Nunca se quedó callado, discutía a fondo, siempre con algo de humor. Incluso humor fuerte. “Tal vez ahí empezaron las persecuciones” dice Karina, otra de sus amigas. “Pero era crítico con todos, incluso mucho contra los radicales de izquierda. A veces en clase, a veces en las mesas dentro de la universidad, les criticaba su pensamiento arcaico y obsoleto. No soporta a Nicolás Maduro”.
La campaña #LibertadParaMateo busca apoyar a Mateo y a su familia tanto emocional como económicamente para enfrentar el proceso que viene. Pero también procesalmente con recopilación de pruebas que demuestran que Mateo estaba ese 18 de septiembre del 2015 en clase en la Universidad Nacional. Sus compañeros, en medio de las protestas por lo que consideran un falso positivo judicial, tienen miedo, pues sienten cómo la Universidad Nacional, y la universidades públicas, cargan con un estigma que pesa a la hora de las decisiones judiciales.
@jjjaramillo2