La serie Matarife prometía ser el fin del uribismo, pero solo se convirtió en un panfleto falto de rigor, cuyas generalizaciones y afirmaciones dejadas al aire son peligrosas, y generan muchas más dudas que certezas. Y es que es impresionante que ya en su primer capítulo, comience con una estigmatización de tal magnitud del Club el Nogal, que sin aportar pruebas o evidencia de ningún tipo, lo retrata como el santuario del paramilitarismo en la capital de Colombia, desde donde supuestamente se recolectaban dineros para las AUC e incluso planeaban masacres.
Coincidiendo misteriosamente esta perspectiva, con la sostenida por las FARC para justificar el carro bomba puesto a este club en el año 2003, ya que en palabras del exguerrillero y hoy senador Carlos Antonio Lozada, ese lugar era un centro de reunión de paramilitares y agentes del Estado, para planear acciones contra esta guerrilla.
Ejerciendo de forma desafortunada Matarife, un rol intencional o no, como reivindicación de una acción terrorista injustificable, aportando una narrativa de odio de clases, entre una élite llena de personas mezquinas y malvadas contra el “pueblo”, casi dejando como conclusión inevitable que el atentado era consecuencia de las acciones criminales de los miembros del Nogal, y no una manifestación como muchas, del sangriento accionar de una guerrilla, para la cual la vida humana no es importante, en miras a lograr sus supuestamente altruistas objetivos políticos.
Siendo importante mencionar que esta percepción expuesta aquí no proviene de una persona uribista o simpatizante de su partido, sino por el contrario de alguien perteneciente a los millones de colombianos, que votamos por una opción distinta para el rumbo del país (aclarando para mí no es Gustavo Petro), sin poderse aplicar la típica descalificación, que muchos de los seguidores de este, atribuyen a quienes discrepamos de esta producción audiovisual.
Quedando en últimas como reflexión, para aquellos que discrepamos de Álvaro Uribe de forma racional, si preferimos para cuestionarlo, ceñirnos a los hechos comprobados por la justicia y bastante graves, como lo fueron los falsos positivos o Agro Ingreso Seguro, o si optamos por ser crédulos con una serie, que sin las debidas verificaciones o respaldos, lanza aseveraciones temerarias, tan solo para mantener una animadversión política irracional, que sin analizar o cuestionar debidamente la información, prefiere aceptarla como verdad a secas, alentando de esa forma la ilusión del uribismo, que contempla todas las criticas a su líder, como supuesta persecución política.
