En horas de la mañana, guardias de La Picota se percataron de la ausencia del recluso Juan Larrinson Castro Estupiñán, alias Matamba, mano derecha de Otoniel y un duro narcotraficante del Nariño que compró al Ejército para delinquir por años al sur del país. Después de una exhaustiva búsqueda, el Inpec aclaró que el capo se encontraba en otro pabellón en estado de embriaguez. Sin embargo, cuando tomaron sus huellas dactilares se trataba de otro hombre.
Esta información le dio más tiempo a Matamba para escapar sin dejar rastro. En la madrugada, vestido de dragoniante, se habría fugado de La Picota con ayuda de los guardias del Inpec. En los últimos días había sido trasladado del pabellón de los extraditables de máxima seguridad a uno de mediana seguridad. Matamba conocía en detalle información que incriminaban al Ejército y la Policía con una red de narcotráfico, entre ellos, al general (r) Leonardo Alfonso Barrero. En los próximos días, declararía ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) contra el Cartel de los Soles que involucra a altos militares en crímenes de líderes sociales, masacres, narcotráfico y corrupción.
Matamba, es el nuevo dolor de cabeza del ministro de Justici, Wilson Ruíz, que se mantuvo en el cargo después de que videos dejaran en evidencia como empresario Carlos Mattos salía a su antojo de La Picota. A solo quince días de este incidente que le costó el cargo al general Mariano Botero Coy, director del Inpec, y al coronel (r) Wilmer Valencia, director de La Picota, Matamba se fugó del pena lo que abre un nuevo capítulo en el largo historial de irregularidades al interior del sistema penitenciario colombiano.
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