Mata Hari es la espía más conocida de la historia. Nació en Holanda en 1876 pero su mamá era de Java y de ella heredó sus características facciones orientales. Casada muy joven con un oficial naval que fue trasladado precisamente a la isla de Java, donde nacieron sus dos hijos, un niño y una niña, pero la muerte del mayor y las borracheras del marido, provocaron su divorcio. En 1902 se radicó con su niña en París, llegando solo con la fascinación por la cultura oriental y el conocimiento de las danzas exóticas de aquellas lejanas tierras.
En la ciudad luz se convirtió en bailarina erótica, pero las penurias económicas la arrastraron hacia la prostitución. Al tener una imaginación fantasiosa y conocer la cultura de aquellas lejanas colonias asiáticas, se inventó el personaje Mata Hari para rodearse de un halo de misterio y excentricidad, y darle un encanto especial a sus sensuales danzas. El nombre significa en javanés, “ojo del amanecer”.
Fue muy popular en París, por mantener relaciones sexuales con muchos hombres importantes, políticos, militares, diplomáticos y hasta con algunos aristócratas, ninguno se quería perder de la Mata Hari. Sus espectáculos se llenaban y la boletería se agotaba desde varios días antes. Con el paso de los años y la disminución de sus encantos físicos, dejó de ser atractiva para el baile y se dedicó exclusivamente a la “vida alegre”, que es en realidad una subsistencia más llena de pesares que de alegrías.
Con la Primera Guerra Mundial se complicaron sus amoríos y terminó trabajando como espía, tanto para Francia como para Alemania; se dice que para los galos por amor hacia un joven oficial ruso, el único hombre a quien amó de veras en su vida y se le dedicó cuando fue herido hasta que se curó, pero la abandonó sin contemplación cuando terminó presa. Fue espía para los teutones, reclutada por el cónsul alemán en Ámsterdam, se cree que para asegurar su futuro en la posguerra, porque el conflicto estuvo tan estancado que nadie sabía quien ganaría y todos los que podían, querían quedar bien ubicados.
Mata Hari fue arrestada en Francia en febrero de 1917, acusada y procesada de espionaje y contraespionaje a favor de Alemania. Dicen quienes han estudiado el proceso, que fue su juicio una cortina de humo para distraer a la opinión pública de la pésima gestión del Gobierno francés durante la guerra. Fue declarada culpable sin pruebas concluyentes y condenada a morir fusilada.
Su juicio y posterior fusilamiento está rodeado de leyenda, Mata Hari nunca aceptó su culpabilidad, al extremo de que desesperada porque no le creían, en medio de una de las audiencias gritó con una voz tan fuerte como su recia personalidad:
“Reconozco que soy una puta, pero jamás una traidora”.
Se dice además que a los soldados del pelotón de fusilamiento encargado de su ejecución, tuvieron que vendarles los ojos para evitar que fueran deslumbrados por su belleza sin igual.
Mata Hari nunca perdió su coquetería, ni siquiera en tan difícil trance y les tiró un gran beso de despedida cuando la pusieron frente a ellos para ejecutarla; causó tal impacto aquel extraño beso que tan solo cuatro de las balas disparadas por sus doce verdugos, penetraron en su cuerpo y tan solo una apuntó a su corazón.
Murió el 15 de octubre de 1917 y a los pocos días, su cabeza fue embalsamada y expuesta en el Museo de los Criminales de Francia, hasta que en 1958 un admirador la robó y nunca mas se volvió a saber de ella.
Esta es la triste historia de la célebre Mata Hari, una pésima espía que no estaba preparada para tan difícil actividad, que odiaba esa riesgosa tarea y de quien se dice que nunca logró pasar un solo secreto que valiera la pena a los alemanes, quienes supuestamente la contrataron. Sin embargo, su leyenda continúa y hasta sigue creciendo cuando va a cumplirse el primer centenario de su muerte.