En la conmemoración de los 20 años de la masacre de Mapiripán, víctimas afirman que su reparación no ha sido integral, por el contrario, han sido revictimizadas gracias a la existencia de ‘falsas víctimas’. Ahora autoridades ponen en tela de juicio la existencia de víctimas reales.
Cada mes de julio, las habitantes de Mapiripán recuerdan la masacre de la que fueron víctimas a manos de los paramilitares en complicidad con los agentes del Estado. Después de 20 años lo único que queda es tristeza y olvido.
Era 1997 cuando un grupo de más de cien hombres que portaban armas de corto y largo alcance, empezaron desde el martes 15 de julio y hasta el domingo 20 de julio a ejecutar a habitantes del casco urbano y zona rural del municipio de Mapiripán, Meta. Ocho años después, la Corte Interamericana de Derechos Humanos halló al Estado colombiano responsable de haber favorecido la masacre.
“Los medios de comunicación le han dado mucha relevancia a las falsas víctimas de Mapiripán para ocultar la realidad de lo que pasó con nosotras, las verdaderas víctimas”, asegura María Cecilia Lozano de la Asociación de Mujeres Desplazadas del Meta.
Entonces, ¿cuál es la realidad de las víctimas de Mapiripán? Según Maria Cecilia, las víctimas están en una situación de vulnerabilidad porque nunca han sido reparadas. “No ha sido posible que tengamos una reparación integral”, dice. Además, tampoco ha sido posible conocer la cifra exacta de víctimas mortales, 20 años después aún sigue siendo un misterio. La Unidad de Víctimas solo tiene certeza que la masacre originó el desplazamiento de 511 familias. Entre ellas la de la María Cecilia.
Son dos décadas en las cuales se han olvidado a las víctimas pero se han condenado a los responsables. Uno de ellos es el General (r) Jaime Uscátegui Ramírez condenado por la Corte Suprema de Justicia a 37 años de prisión por omisión en la masacre. Sin embargo, el pasado cinco de mayo de este año el General Uscátegui fue puesto en libertad condicional por su deseo de acogerse a la Justicia Especial de Paz.
La noticia no cayó nada bien en las víctimas. “Con gran tristeza recibimos esta noticia porque es mentira que el señor Uscátegui no haya tenido responsabilidad sobre la masacre. Nosotros sabemos como víctimas que sí hubo omisión por las pruebas que hay. También sabemos que si ingresa a la Jurisdicción Especial de Paz tendrá que contar la verdad y nosotros sabemos que el general no está diciendo la verdad. Aun así él nos sigue revictimizando porque dice que está condenado por unas falsas víctimas”, afirma María Cecilia, víctima de desplazamiento.
Y es que el Gobierno nacional no solamente ha tenido que enfrentar la reparación de las víctimas que sobrevivieron a la masacre. También tiene que enfrentar a las personas que se han logrado colar en los registros de víctimas.
Según la Asociación de Mujeres Desplazadas del Meta, la Unidad de Víctimas ha reparado más a falsas víctimas que a verdaderas. Once personas que se hicieron pasar por víctimas fueron indemnizadas, mientras que solo tres víctimas reales y directas de la masacre han recibido reparación.
20 años después las víctimas de la masacre siguen abandonadas y ahora perseguidas. “Gracias a las falsas víctimas nosotros también somos perseguidos a diario por la Fiscalía para saber si estamos mintiendo”, dice María Cecilia.
Los casos de falsas víctimas han puesto en tela de juicio la presencia de las verdaderas. Para Luis Guillermo Casas, miembro del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo quien ha defendido a las víctimas de Mapiripán, “las falsas víctimas no pueden servir de pretexto para negar que existen millones de víctimas de este conflicto armado interno”, afirma. No obstante, ¿cuál es el fenómeno de las falsas víctimas?
Falsas víctimas: una amenaza a la paz
El Grupo de Indagación y Protección Antifraudes de la Unidad para las Víctimas ha interpuesto 1200 denuncias por delitos contra la población víctima. “De esas 1200 denuncias el 80% es por presuntas falsas víctimas”, asegura Claudia Aristizábal, coordinadora de Defensa Judicial de la Unidad de Víctimas. Es decir existen unos 831 casos de posibles falsas víctimas de los cuales la Fiscalía ya ha sentenciado a once personas por encontrarlas responsables de los delitos de falso testimonio, fraude procesal y fraude de subvenciones.
Las víctimas reales del conflicto armado tienen la esperanza en que el acuerdo de paz firmado entre el Estado colombiano y las FARC mejore su situación. Se espera que con la implementación el Gobierno se arme de herramientas que permitan acabar con las falsas víctimas.
“Yo sí creo que con este acuerdo de paz el cartel de las falsas víctimas se verá fuertemente golpeado y habrán medidas de reparación simbólica para las víctimas del conflicto armado de todos los actores políticos que se base en la verdad”, afirmó Jairo Rivera, miembro de Voces de Paz, movimiento político vocero de las Farc en el Congreso de la República.
El fenómeno de falsas víctimas parece no tomar importancia en medio de un contexto de posconflicto en donde la reconciliación es el clamor popular. Desde luego, no hay lugar para pensar en los problemas que puede traer la implementación del acuerdo de paz.