Las burlas de sus compañeros escolares hace 15 años, recién conocido como bullying escolar, aunado al de sus profesores encabezados por el de educación física porque no jugaba futbol, ni el confesado amor escrito a un compañerito que le valió el llamado de la profesora a su progenitora Belén; tampoco el matoneo en la universidad en su tercer intento de profesionalizarse, impidieron a Marcella Bosconni Cabarcas Laguado seguir en su empeño de salirse del cuerpo masculino no deseado. El día de la revancha llegó el 19 de mayo 2017, cuando oficialmente la Registraduría de Colombia le entregó su cédula con sexo F: FEMENINO, además de su nuevo nombre.
Respaldada finalmente por su familia, compuesta en gran mayoría de mujeres que encabeza matriarcalmente su casi centenaria abuela Margarita y sus ocho tías, hace seis años estando en un previo de morfo fisiología cuando estudiaba octavo semestre de terapia ocupacional dio el paso meditado muchas veces. En el baño, cual superheroína cambió de traje a su rol femenino poniendo en práctica el “es ahora o nunca”. Allí echó simbólicamente al sifón del olvido su original Frank y sin volver al aula de clases salió caminando fina y decididamente del Alma Mater como femme.
No fue ironía sino reafirmación femenina dar el cambio justo en la materia de morfofisiología, que estudia la composición y funciones biológicas de la especie humana. En un comienzo se hizo llamar Marcel, pero cavilando la necesidad de darse identidad femenina, en honor al mimo Marcel Marceau que se gozó la sociedad y la vida, decidió llamarse Marcella; el Bosconni en reconocimiento al italiano activista LGBTI Boscony.
A sus 33 años cumplidos este 21 de mayo, y como activista LGBTI en Cúcuta ha sido exitosa con la población carcelaria, aplicando sus estudios como trabajadora social, a los que en algo le suma los conocimientos adquiridos como estudiante universitaria de ingeniería biotecnológica que abandonó al tercer semestre dada su dificultad con las matemáticas; también le sirvió la abortada terapia ocupacional.
Uno de sus logros más importante en esa mitad de lustro laborando en medio de una población carcelaria hacinada al 150%, es el reconocimiento que le hacen cuando regresa esporádicamente a visitarlos en patios y celdas para hombres y mujeres; igual cuando se los encuentra ya libres y agradecen su labor social.
La vivencias personales, sufridas en la sociedad por el matoneo y cacería de brujas en su infancia, juventud y corta adultez, le tallaron cicatrices hondamente en sus sentimientos, que ahora luce como trofeos emocionales y la hacen mas fuerte, volcándolas a la población LGBTI, porque manifiesta Marcella “la aceptación hace que el ser humano crezca”.
En lo espiritual no cree necesario estar metida en la iglesia, porque “encuentro a Dios en cualquier espacio” y considera hay doble moral como en los casos de pederastia; al igual que rechaza enfáticamente actuaciones como las de un exprocurador preñado de homofobia, transfobia y lesbifobia.
Plenamente convencida de su transexualidad manifestada a corta edad al preferir roles femeninos, que médicamente está calificada como “Disforia de género” donde el paciente siente discrepancia por su identidad de género con su sexo biológico, Marcella dice que es una mujer con pene; por ahora descarta someterse al procedimiento quirúrgico de “vaginoplastia por inversión peneana” donde de “construye” una falsa vagina cutánea mediante la piel invertida del pene y el escroto.
Combate a sus pares trans, el estereotipo ocupacional de ser solo trabajadoras sexuales o estilistas; por eso manifiesta “Soy Marcella, una chica muy moderna; no tengo comprometido mi corazón, de pronto amigos con derechos”. Así mismo no se ve conformando una familia, menos adoptando un niño, porque respeta los parámetros del ICBF; además “los niños merecen y necesitan mucho tiempo y atención”.
Se pone como ejemplo, enumerando su palmarés laboral en los recientes años: Trabajadora social en el Inpec; labores sociales en cinco instituciones de Cúcuta; Cruz Roja, en Onusida para Suramérica (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida) con temas de salud sexual y prevención, ruta VIH, trans en trabajo de calle. El mas reciente con la Gobernación Norte de Santander: enfoque diferencial y de género; poblaciones minoritarias.
Marcella, se ve muy pronto incursionando en la política de Cúcuta, animada por la representación de su comunidad LGBTI en el congreso de Colombia; dice tener ya cinco propuestas “queremos jugárnosla con usted” como aspirante el concejo en 2019; luchará no solo por su comunidad, sino por las minorías en general, dando a entender que las necesidades no tienen género sino ansias de solución. A nivel internacional tiene como referente lesbiana a la humorista y presentadora estadounidense Ellen DeGeneres; además de la española Antonella que lidera procesos en Madrid.
En Cúcuta no hay un censo oficial de LGBTI, se desconoce igualmente la población local que prefirió emigrar a Bogotá, Medellín y otras ciudades del mundo; tampoco datos del creciente número de venezolanos LGBTI que están llegando a Cúcuta y su área metropolitana.
Medio año de gestión y unos trescientos mil pesos colombianos requirió Marcella sin necesidad de abogado para realizar su cambio oficial de identidad. Este está soportado en la sentencia T-099 del 2015 y en el decreto 1227/15 de Minjusticia. Tránsito que ya cumplieron con ella cuatro trans en Norte de Santander, posicionándose como la quinta región colombiana en dichos trámites.
