Hace algunos días escribí sobre la muerte del Che Guevara, ocurrida hace 50 años. Dicho texto fue publicado en varios periódicos y portales, entre ellos la Nota Ciudadana de Las2Orillas. A ese mismo espacio, un señor llamado José Luis Ponce Caraballo envió una carta de protesta por lo expresado en mi escrito. Curiosamente, este señor que se presenta como periodista tiene el mismo nombre del embajador de Cuba en Colombia, lo cual podría ser una coincidencia de homónimos o también de pronto un seudónimo. Sea como sea en Colombia todavía hay derecho a la réplica. La misiva tiene como título: “Che Guevara es solo el otro nombre de lo que hay de más justo y digno en el espíritu humano” y fue publicada el 11 de octubre.
En primer lugar, hay que decirle al señor Ponce Caraballo que los términos revolución y socialismo son de los más prostituidos en el léxico político, porque no se puede olvidar que Adolfo Hitler y Benito Mussolini en su momento se proclamaron revolucionarios y socialistas. Así que tener animadversión a una “revolución” como la de Cuba, que le ha traído las peores desgracias y sufrimientos a ese pueblo, simplemente está en la lógica humanista.
Por otra parte, el señor de la carta de protesta no puede negar las expresiones criminales del Che Guevara cuando decía: “¡el odio es el elemento central de nuestra lucha!”, “ tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar” o también “Ante la duda, mata”. Aquí hay que recordar la cita bíblica en el evangelio de San Lucas: “ De la abundancia de corazón habla la boca”.
No solamente el Che hacía apología del crimen con sus expresiones verbales, sino que también llevaba a la práctica esas actitudes inescrupulosas como ocurrió en fortaleza de Cabaña en donde mandó fusilar a 3000 personas, por ello se le conoció como “el carnicero de la Cabaña”.
Además, el aparato propagandístico comunista cubano ha sabido usar la religiosidad de los pueblos latinoamericanos para inocular el mito del Che Guevara, mostrándolo como una especie de “Cristo Redentor”, especialmente con la fotos antes de su ejecución y después de haber sido fusilado. Ese método supersticioso le ha servido para no dejar que desaparezca la imagen del guerrillero argentino. Del mismo modo, no se puede pasar por alto que el marxismo también utiliza elementos agoreros como el materialismo histórico y la inevitabilidad, que le sirve para deslumbrar a incautos, porque no hay que olvidar que una de las fallas de la democracia liberal en Latinoamérica es no haber confrontado los dogmas marxistas-leninistas debidamente a su tiempo, lo que le ha permito al comunismo totalitario endiosar al Che.
Tampoco puede negar el señor Ponce Caraballo que hubo un distanciamiento entre el Che Guevara y la URSS. Desde luego esa pugna se extendió a los partidos comunistas pro-soviéticos, ello ocurrió antes de la partida del guerrillero argentino hacia Bolivia. Allí, Mario Monje, secretario general del partido comunista de Bolivia, no apoyó el foco insurreccional que quería impulsar el Che Guevara, siguiendo las instrucciones de la Unión Soviética que tenía una política de “coexistencia pacífica”.
Igualmente, Guevara se había acercado al maoísmo chino que se encontraba en plena revolución cultural, por lo cual se deduce que desde Cuba, fiel aliada de la URSS, se fraguó la traición al Che Guevara. Mario Monje huyó a Moscú tiempo después de la muerte del guerrillero argentino y nunca retornó a Bolivia.
Los admiradores del “Che” Guevara sueltan la frase: “El revolucionario verdadero está guiado por el sentimiento del amor”, lo cual es un contrasentido, pues es fácil tener el video del discurso del guerrillero en la ONU el 11 de diciembre de 1964, en donde afirma: “Si hemos fusilado, fusilaremos y seguiremos fusilando”. Entonces, ¿cuál amor?, ¿qué diferencia con las expresiones maravillosas de Jesucristo cuando exclamaba: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y persiguen”?
Algunos hacen alarde acerca de que la memoria del Che no ha muerto, pero lo mismo sucede con Hitler, a quien sus seguidores le hacen homenajes y conmemoraciones. Además, a Pablo Escobar de la misma manera sus seguidores lo veneran, así que las acciones criminales del guerrillero argentino nunca se podrán olvidar, no importa que los comunistas totalitarios traten de falsear la historia.
Por último, el señor Ponce Caraballo dice con respecto a mi texto publicado en Las2Orillas: “No creo que un medio de comunicación publique un articulo sin compartir las ideas que en él se reflejan”. Con dichas afirmaciones desconoce la línea editorial de un medio que respeta la libre expresión de los autores en los artículos e invita a la censura de prensa, cosa que por ahora no sucede en Colombia. No se sabe si más adelante cuando entre a regir la JEP eso pueda ocurrir.