El haber roto relaciones con Israel, más que una estupidez, es un error.
Israel no es solo una de las naciones más destacadas del planeta, sino que ha sido un aliado incondicional del país en muchísimos campos, incluyendo el agrícola y el militar. La ruptura de relaciones con Israel pretende minimizar, por no decir desaparecer, los crímenes cometidos por el grupo terrorista de Hamás, que a partir de la fecha puede contar con este gobierno como su aliado. El objetivo final de Hamás es la eliminación del estado de Israel y del pueblo judío, es decir, el genocidio que se define en el derecho internacional como el asesinato deliberado de personas de un determinado grupo nacional, étnico, racial o religioso, con la intención de destruir al grupo, ya sea total o parcialmente. El principal rasgo del genocidio es precisamente ese: que la intención del crimen sea, no solo infligir daño a un grupo, sino eliminarlo completamente. El que el gobierno de Colombia rompa con Israel lo coloca es al lado de Hamás y de Irán.
El que el gobierno de Colombia rompa con Israel lo coloca es al lado de Hamás y de Irán
En reciente carta, firmada por un amplio grupo de profesionales, se afirma: “El pueblo de Israel ha sido perseguido por siglos, pero indudablemente tiene un peso cultural muy significativo en el mundo de occidente y en el de oriente. De él se derivaron el cristianismo y el Islam, y su filosofía ha irrigado siempre nuestro pensamiento. Hoy es Israel una fuente de ciencia y tecnología pioneras, que ha compartido con nosotros y otros países de Latinoamérica en una colaboración generosa y abierta.”
Hace un tiempo el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, instó al mundo islámico a boicotear todo lo que sea originario del pueblo judío. Según un informe que circuló en su día por Internet, un farmacéutico hizo el siguiente comentario: “"Los musulmanes radicales deben negarse a usar estreptomicina y morir de tuberculosis para evitar la maravillosa droga que un judío, Zalman Waxman, inventó contra esta mortal enfermedad. Los médicos musulmanes radicales deben descartar todos los descubrimientos y mejoras del dermatólogo Judas Sehn Benedict, o del especialista en pulmones, Frawnkel, y de muchos otros científicos y expertos médicos judíos de renombre mundial. Así como exponerse a morir sin vacunarse contra el covid-19 con la vacuna de ARN mensajero que le valiera el Nobel de Medicina a la doctora Katalín Karikó y el judío Drew Weissman. En resumen, buenos y leales musulmanes radicales, deben soportar obedientemente la sífilis, y la gonorrea, las enfermedades del corazón, dolores de cabeza, el tifus y la diabetes, los trastornos mentales, la poliomielitis, la tuberculosis y las convulsiones, y estar orgullosos de obedecer el boicot ordenado por su Ayatolá”.
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