El 2020 nos planteó dos retos enormes: la necesidad de ir más allá de nosotros mismos para superar una crisis que nunca habíamos vivido, y el ser llamados a vernos unos a otros desde la distancia.
Teníamos que parar a pesar de que el mundo seguía girando, y tuvimos que hallar el equilibrio para seguir de pie.
Extrañamos y valoramos aquello que muchas veces damos por sentado: la salud, el trabajo, la familia, los amigos, y los momentos que compartimos juntos, que a diario hacen más feliz nuestra existencia.
También vimos cómo aún en una situación tan difícil la violencia continuaba, y los intereses personales valían más que cualquier vida.
Desde donde podíamos muchos aportamos nuestros talentos, conocimientos y valores, y quizás entendimos que no necesitábamos reinventarnos, sino reconocernos: mirarnos de nuevo a nosotros mismos y a otros.
Cuando regresemos a la “normalidad”, nada será igual, así queramos olvidarlo. Además, ojalá logremos entender que lo normal debería ser mirar desde el amor, construir y aportar, y que no hay peor virus que el egoísmo, ni mayor regalo que dar lo mejor como seres humanos que somos.
Que el 2021 nos encuentre siempre fuertes y siempre amables, y que la mano que usemos para ponernos el tapabocas, también sirva para ayudar a quien lo necesita.
Todos hacemos parte de un mismo universo y nos encontramos recorriendo el mismo camino. Juntos somos invencibles.
¡Feliz 2021!