Angus Deaton, premio nobel de Economía 2015, publicó un libro llamado El Gran Escape, en donde, entre otros aspectos, hace un minucioso análisis sobre el bienestar de los pueblos y la felicidad. Según el nobel, se ha probado con múltiples estudios que los países que arrojan menores índices de crecimiento económico, ingreso de las personas y salud, son más infelices que los países desarrollados. Por ejemplo, los habitantes de Burkina Faso son considerablemente menos felices que los de Noruega.
En los próximos meses los colombianos tendremos que pagar más impuestos, como resultado de la tercera reforma tributaria del actual gobierno. Al mismo tiempo, el presupuesto de la Nación será recortado nuevamente, el Banco de la República aumentará otra vez la tasa de interés y seguirán las importaciones masivas en reemplazo de producción nacional. ¿Qué significa lo anterior? Menos ingresos disponibles para los hogares y empresas colombianas, con más cargas fiscales, es decir, una disminución de las razones para estar felices.
Hay una decisión coordinada por parte de las autoridades económicas del país para desacelerar la economía. ¿Por qué se quiere esto? Siempre se ha dicho que la mejor forma de salir de la crisis es crecer, pero Santos está aplicando a fondo la cartilla recesiva neoliberal con el objetivo de que la economía no crezca. Esto que parece tan absurdo, tiene una explicación simple: si la economía colombiana no se desacelera, se pierde el grado de inversión. Expliquémoslo en detalle.
El principal problema actual de la economía es el abultado déficit en las transacciones comerciales y financieras con el resto del mundo, es decir, el déficit de Cuenta Corriente, que para el primer trimestre de 2016 alcanzó el 5,6 % del Producto Interno Bruto (PIB). Para financiarlo, el gobierno ha tenido que acudir a más endeudamiento, por la vía de emisión de Títulos del Tesoro, cuya rentabilidad es calificada por una agencia internacional llamada Moody’s. Así, esta agencia decide si vale la pena prestarle a Colombia o no.
Como la deuda está sobrepasando el 42 % del PIB,
Santos y su pandilla neoliberal están preocupados porque Moody’s
puede decidir aumentar el riesgo para los especuladores globales que prestarían a Colombia,quitándole el grado de inversión
Como la deuda está sobrepasando el 42 % del PIB, Santos y su pandilla neoliberal están preocupados porque Moody’s puede decidir aumentar el riesgo para los especuladores globales que prestarían a Colombia, quitándole el grado de inversión. Para que esto no ocurra, y los especuladores sigan siendo felices, Santos tomó la decisión de ahogar la economía, por la vía de que para los hogares y las empresas sea cada vez más costoso consumir y producir. De esta forma, de acuerdo al Marco Fiscal de Mediano Plazo, se da “un parte de tranquilidad a inversionistas y calificadoras de riesgo internacionales”.
A pesar de que la teoría y la evidencia demuestran que la mejor forma de promover el crecimiento económico es estimulando la demanda, el desquiciado chantaje del sistema financiero mundial ha impedido una recuperación plena de la crisis de 2008, bloqueando que países como Grecia y España puedan aumentar el gasto público para reactivar la economía.
En Colombia está ocurriendo lo mismo. Ante la desaceleración, Santos escogió hacer felices a los chantajistas, sacrificando el bienestar de su población. ¿Para quién debería gobernar el próximo presidente de Colombia?
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En homenaje a Juan Mario Laserna, economista brillante, político decente y ser humano valioso. De una reunión con él la semana pasada salió la idea y la información con la que escribí esta columna. Mucha falta le hará a nuestra Nación.
Mario Alejandro Valencia
Twitter: mariovalencia01