Las masacres cometidas recientemente en los Estados Unidos deberían servir de advertencia para los que piensan que sería bueno ampliar el porte de armas en Colombia.
Y esas masacres son, por supuesto, horríficas y por sí solas dan la razón a los que quieren limitar la compra de armas: Es imposible predecir cuando una persona aparentemente cuerda y normal se convertirá en un monstruo por problemas mentales o resentimientos ocultos. Repetidas tragedias en los EE. UU. lo comprueban.
Sin embargo, las terribles masacres producen solo una pequeña minoría de las muertes por armas de fuego. Son muchas más las personas que mueren en tragedias que nunca llegan a los titulares. Son discusiones en bares, malentendidos callejeros y equivocaciones de identidad que terminan siendo fatales porque las personas andan armadas.
Por ejemplo, hace años trabajé con un hombre del estado de Texas que acababa de salir de la prisión. Ocurrió que él y su papá entraron en una estación de gasolina y se pusieron a cargar el carro con combustible. Pero no sabían que la regla era pay before you pump (pagar antes de bombear) y en ese momento otro hombre se encontraba en la oficina pagando por la gasolina de esa misma bomba.
El otro hombre, siendo también tejano, sacó su pistola para resolver la situación. Mi conocido, al ver al otro hombre venir hacía él con el arma, sacó su propia pistola y lo mató con una bala en la cabeza.
Una persona murió y otra pasó 10 años encarcelado porque andaban armados. Sin las armas, se hubieran discutido un poco y habrían resuelto el malentendido.
Algunos años después, trabajé para un diario en una ciudad pequeña en el sur de los Estados Unidos. Una de mis tareas era pasar por la sede central de la policía y revisar los informes de crímenes, robos, violaciones, atracos etc.
En los robos a domicilios, los criminales solían llevarse el televisor, las joyas y las armas. Así que pistolas compradas por "gente de bien" para defender la casa terminaban en manos criminales.
Y acá en Colombia conozco a una joven que hace unos dos años fue a Texas para cuidar a los niños de una familia. Una de sus compañeras, una muchacha también colombiana, salía con un muchacho tejano, hasta que ella decidió cortar porque él se comportaba como un loco.
Enojado y celoso, el muchacho consiguió un arma y asesinó a la muchacha y al padre de la familia para la cual ella trabajaba.
Dos muertos y otra vida arruinada por el fácil acceso a las armas.
Además, en los EE. UU. ocurren todos los años miles de muertos y lesionados —en particular de niños y jóvenes— por accidentes con armas de fuego.
Los daños causados por la tenencia de armas son tremendos, mientras los beneficios son muy pocos. Los principales beneficiados son las empresas fabricantes de armas, que ganan fortunas todos los años vendiendo las armas de fuego que perpetúan la violencia.
Y el problema traspasa las fronteras de los EE. UU. Muchas de las armas que generan caos y violencia en México, Centro América e incluso en Colombia son traficadas desde los EE. UU.
Muchos creen que cargar un arma los protege de los criminales. Pero, imagínate que andas en la calle y un atracador por sorpresa te pone un cuchillo o una pistola en la espalda. ¿Vas a tener la frialdad de buscar y usar la pistola que llevas contigo? Muy difícil. Eso solo pasa en las películas. Es mucho más probable que el criminal te robe no solo el dinero y el celular, sino que también tu arma.
¿Y cuántos de nosotros seriamos capaces de matar a una persona por un intento de atraco? Hacerlo seguramente a mí me daría pesadillas y un sentimiento permanente de culpabilidad.
Sería mucho más efectivo hacer un curso de defensa personal y cargar un gas pimienta.
Son muy pocos los casos en que las armas en manos de civiles sirven para evitar crímenes. Pero muchos en los cuales las armas causan tragedias.
La mayor tragedia para Colombia sería ampliar la tenencia de armas, lo cual daría solo una falsa sensación de seguridad y aumentaría las muertes inocentes.