Más árboles, menos corrupción, es una fórmula, petitorio, etiqueta o hashtag, usada para evitar, disuadir, oponer y gestionar el bloqueo de los arboricidios en las ciudades de Colombia.
#MásÁrbolesMenosCorrupción es nuestra manera pacífica de desvincular a los árboles del conflicto de interés políticos y económicos que viven los entes locales, regionales, por el mandato sobre entidades descentralizadas “del cuidado del medio ambiente y afines”.
Es primordial retirar a los árboles del lente de mira para erradicación por X motivo. Sin embargo, más importantes es retirar el arma de erradicación X que apunta a los árboles, nuestros hermanos mayores.
Estos se convirtieron con su muerte dolosa en la premisa de los árboles no tienen dolientes. Con su homicidio inicia toda ejecución de obras civiles. Su tala es arma de guerra de carácter desmoralizante; su ausencia es la claudicación de la sociedad a la tiranía de la corrupción. Por eso pedimos: más árboles, menos corrupción. Queremos que en los proyectos de renovación medioambiental urbana se incluyan los especímenes existentes, se juegue con ellos, en un ambiente arquitectónico conservacionista y se construya en pro de su existencia. Para abarcar con su sombra protectora a las generaciones futuras, que verían en la conservación de las especies arbóreas un referente para construir un mundo sinérgico a favor de la sostenibilidad.
El hombre y la última pandemia: la tala de árboles
La gran pandemia que amenaza la humanidad es el actuar devastador del hombre sobre la naturaleza. Vemos consternados cómo se hace una obra de teatro, sobre la salud fito-sanitaria de los árboles citadinos. Están enfermos por ocupar un espacio, están enfermos por dar sombra, están enfermos por evitar barrer sus hojas y seguirán enfermos de valor comercial, para contratos de erradicación, por madera, para transformación a carbón vegetal y usurpar su existencia por cemento.
Una terrible pandemia los amenaza, se llama el dualismo público, sus síntomas son: codicia, afán de ejecución, lucro impúdico, ignorancia ética, presentismo irracional, corrupción y absoluta falta de humanidad.
Los árboles urbanos están amenazados de muerte por sus valores colaterales y sesgados por ignorancia de valor primario, el cual es: ser protagonistas del ciclo del óxígeno, entre otras palabras: la producción de O y la captación de CO2. El arboricidio es la manifestación de nuestra violencia primaria, la tala de árboles es la expresión de nuestro individuo incompleto, no evolucionado. El arboricidio es fruto del egoísmo, de la ignorancia, del desconocimiento del ciclo del oxígeno, de la negación del origen de la vida, de la inconsciencia de nuestra fragilidad en la salud, y la poca o nula aceptación de nuestra humanidad.
Réquiem por los árboles
La tala de árboles es la destrucción del futuro, del devenir de sus hijos, de mis hijos y de todos.
- El ecocidio es cambiar la paz por la guerra, la esperanza, por la destrucción, el vergel por la erosión.
- La tala de árboles es convertir una comitiva deliciosa, en un picnic de muerte por inanición.
- El arboricidio es mirar el fuego del sol, para velar y ahumar los ojos, es quemar nuestra piel, para desnudarnos en llagas.
- El ecocidio es la claudicación al mal, es crear heridas abiertas a nuestro ambiente sano.
- Tala de árboles es destechar nuestra casa, para irradiarnos con cáncer. Es enterrarnos en el polvo de las calles, es ahogarnos en un calentamiento y vivir en codos de sofoco constante, bajo un soplete de penurias, de noches sin dormir a causa del calor.
La masacre arbórea es dolor que llega al mundo, la tala de sus árboles es angustia que grita la tierra, es un asesinato de árboles y de nosotros mismos, es un suicidio colectivo.
Deforestación urbana
La deforestación es un régimen de terror ciudadano, por su connotación totalitaria, deja huella de angustia existencial en sus víctimas. Trascendiendo a plantilla de sistema opresor: aprendida y aplicada por administradores públicos. El dolor causado a las víctimas en ciertos momentos es replicado por acción u omisión, motivado por las circunstancias, inducido por la propia o extraña determinación de repetir el único ejemplo que conoce: dañar, talar y destruir.
La falta de seguimiento de las reposiciones arbóreas, como compensación por ejecución de obras, hace de éste, un sistema lesivo a la conservación, mitigación y resilencia climática.
Queremos vivir bajo el cobijo de los árboles. No, bajo la sombra, de la tiranía de la corrupción.