En esta última semana el presidente recibió dos mísivas de parte de senadores con respecto a la ministra de Ciencias, doctora Mabel Torres.
La primera carta, firmada por 7 de los 13 miembros de la Comisión Sexta del Senado (entre cuyas funciones está la de legislar y generar debate en el tema de investigación científica y tecnológica, entre otros temas), se centra en pedirle al jefe de Estado que cambie a la ministra Torres debido a que en sus seis meses de gestión se ha caracterizado por:
1. Falta de planeación y liderazgo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para impulsar e implementar una verdadera política pública de CTeI en Colombia, que dé respuesta a las necesidades actuales.
2. Incapacidad de la ministra de interpretar la intención del legislador y del mismo ejecutivo, para transformar a Colciencias en un Ministerio.
3. Falta de interacción con la academia y con la comunidad científica en la proyección del Ministerio para que la ciencia sea el faro que oriente a Colombia y hacer frente no solo a esta, sino a otras emergencias que se puedan presentar.
La segunda carta, firmada por 4 de los 8 miembros de la Comisión Legal para la Protección de los Derechos de las Comunidades Negras o Población Afrocolombiana del Congreso de la República, es una respuesta a la anterior. Sin embargo, lejos de responder los tres puntos, concentra su argumento en darle respaldo a la ministra Torres debido a que ella es “una académica de las más altas calidades científicas, éticas y morales, es la persona idónea para dirigir este importante ministerio”.
Una de las fortalezas de la ciencia es que obliga a sus investigadores a promover debates argumentativos sobre diferentes temáticas. En ese sentido, en las universidades se enseña a evitar errores de razonamiento que invaliden un argumento. A los errores de lógica se les llama “falacia” y la literatura ha identificado varios tipos de falacias.
En el caso que nos ocupa, el hecho de que la Comisión de Protección de los Derechos de las Comunidades Negras o Población Afrocolombiana no hubiera centrado su respaldo a la ministra Torres en responder las tres quejas que le presentaban los senadores sino a exaltarla como persona constituye un error en la argumentación.
Desde una reflexión académica se hubiera esperado que los que están a favor de la ministra hubieran respondido con evidencia a cada uno de los requerimientos que hicieron los senadores. Es decir, que muestren pruebas de la política de CTeI que la Ministra Torres ha promovido, que ha logrado transformar a Colciencias en el MinCiencias y que interactúa permanentemente con la comunidad académica y científica.
Desviar el discurso a las calidades personales de la ministra o inclusive mencionar el racismo para defender su gestión puede hacerle más mal que bien a la gestión de esa funcionaria en el gobierno. El nacimiento del Ministerio de Ciencias en Colombia también debería mostrar la capacidad de los líderes políticos y sociales de proyectar un debate argumentativo en el que se superen las falacias que llevan a errores en la argumentación de las ideas.
Independientemente de las dos cartas de los congresistas es importante analizar si la ministra está respondiendo con su gestión a las expectativas del país en materia de ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, esta discusión me genera otra pregunta: ¿desde el alto gobierno se le está dando el respaldo al recién creado ministerio?
Desde AvanCiencia estaremos haciéndole seguimiento a estas tensiones entre legislativo y ejecutivo que en una democracia deberían servir para fortalecer el sector de ciencia, tecnología e innovación en Colombia.