María Lucía Fernández nunca soñó con ser la diva de la presentación en Colombia. Quien hoy, a sus 51 años, es considerada como una de las presentadoras más importantes del país creció en el seno de una familia católica. Por instrucción de su madre desde muy niña debía practicar un deporte y tocar un instrumento; ella eligió la natación y aprender a tocar guitarra. Al finalizar la adolescencia se interesó por la oftalmología y alcanzó a hacer un semestre. Sin embargo, estando en la universidad se dio cuenta que lo suyo era la Comunicación. Por eso se cambió de carrera y alternó sus estudios con el modelaje, oficio que le abrió las puertas de la televisión en los años noventa.
La pérdida de sus padres cuando todavía era una joven estudiante universitaria fue un golpe tan duro como inesperado. En ese momento, cuando sus dos hermanos menores no habían terminado el colegio y ella todavía no se graduaba, le tocó asumir las riendas del hogar. Gracias a su figura esbelta y a su 1,75 de estatura pudo asegurarse un lugar como una de las principales top models de la época en Colombia. Eso le permitió responder por sus hermanos y terminar de pagarse sus estudios de Comunicación Social en la Universidad Javeriana.
A la presentación llegaría junto a Viena Ruiz y Martha Lucía Pereira, las otras supermodelos del momento que se abrieron paso en la presentación de noticias. Debutó en el magazín Panorama en 1991. Posteriormente asumió el reto de reemplazar a Paola Turbay, la estrella del momento, en Noticias QAP. Su llegada a Caracol se produjo en 1995, cuando todavía era una programadora. Desde entonces María Lucía Ramírez completa una larga trayectoria en medios que abarca tres décadas en donde ha pasado por radio y televisión. Actualmente los colombianos la pueden ver en Noticias Caracol de lunes a viernes y los fines de semana en el programa Séptimo Día, junto a Manuel Teodoro.
Por fuera del set de televisión no le gusta la ropa llamativa y formal que podría funcionar para televisión. A lo largo de su carrera desarrolló el ojo para distinguir entre prendas para televisión y para la vida cotidiana. Se considera una excelente administradora del tiempo pues le ha tocado dividirlo entre su carrera profesional y su faceta como madre de dos varones, de los cuales el mayor ya se encuentra adelantando estudios universitarios fuera del país. Aunque reconoce que le hubiera gustado estar presente en momentos como la primera vez que sus hijos dieron un paso o el primer diente, tiene claro que su oficio demanda sacrificios que no se arrepiente de haber hecho.
Quienes la conocen saben que es una mujer de pocas amistades, pero sinceras. No en vano se le puede ver nadando los sábados en la noche en la piscina del Club El Nogal, en Bogotá. Ese es el único momento de la semana en que tiene la piscina para ella sola. El resto de días saca al menos dos horas para dedicarle al deporte que religiosamente practica desde la infancia. Ocasionalmente se deja ver en eventos con su esposo Ricardo, con quien se casó en segundas nupcias en 2002 y con quien tuvo a su segundo hijo. La presentadora considera que el éxito del matrimonio se debe a que él no le presta mucha atención a su psico rigidez por mantener el orden al interior del hogar. Además, los años le han enseñado que el perfeccionismo solo es bueno en su oficio periodístico.
Uno de los momentos más gratificantes en toda su carrera fue cuando, junto a Darío Arizmendi, trabajaba en Caracol Radio. Por aquellos años le tocaba cubrir la oleada de secuestros que azotó al país en tiempos de guerrilla. Posteriormente, informaba las liberaciones. María Lucía todavía recuerda que al entrevistar a uno de los recién liberados este le agradeció por el rato ameno que le daba en cautiverio pues la radio era lo único que los secuestrados tenían para sentir al mundo en medio de la selva. No es casualidad que esta mujer de risa particular y manos de pianista hoy sea una de las presentadoras más reconocidas por los colombianos.