Si se miran las dos relaciones elementales como la del hombre y la naturaleza, y la del hombre con el hombre se puede ver lo problemático de la situación en que se encuentra la humanidad desde un enfoque global. Pero existe la tendencia a mirar la realidad dentro de los alcances y límites del coronavirus. No obstante, considero que además de del COVID-19 hay fenómenos que prenden las sirenas de las alarmas.
Así, cuando voy a la tienda de barrio, a las superficies o centros comerciales me encuentro con que buena parte de los productos de uso cotidiano están empacados en plásticos. Y pronto después de la compra el plástico será desechado e irá a la caneca de basura o al bidón de lo reciclajes. En cuanto a estos últimos no sé cómo son los procesos para volver a utilizar la materia de que están hechos. Y en cuanto a lo otros me pregunto si la solución es depositar en el suelo los desechos sólidos y reducirlos al menor volumen posible para que así ocupen un área pequeña. Luego se cubren con una capa de tierra y se compactan nuevamente. Y me pregunto: ¿es esa la solución?
Sin embargo, no solo me detengo con los sólidos que se usan en la vida cotidiana. También es preocupante lo que ocurre con el aire. Llama la atención el aumento constante de los automóviles que envían sus gases a la atmósfera. De pronto cuando camino por una calle me envuelve un velo de humo. Entiendo que el cambio climático se ha acelerado desde la primera revolución industrial. La temperatura se incrementa, se acelera, de manera especial con los gases de efecto invernadero, generados por la quema de combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón. Y como consecuencia la atmósfera se complejiza con ventiscas, tormentas, tornados o huracanes con las consecuencias que se encuentran a la orden del día como se hace evidente en la parte insular del país.
A su vez el agua se recoge en las bocatomas, los acueductos la tratan para hacerla potable, circula por las ciudades, pasa a las alcantarillas convirtiéndose en aguas residuales con cantidades de agentes contaminantes y gérmenes. En los pueblos pequeños los desechos son absorbidos por la flora existentes en los ríos. Pero son escasas las plantas de tratamientos de agua en el trayecto de áreas densamente pobladas como son las hoyas de los ríos Cauca y Magdalena. De esa manera el agua contaminada llega al mar con todo lo que arrastra.
Los incendios han existido a lo largo la historia de la tierra. Mas los incendios de bosques, causados por la misma naturaleza o por causas humanas —como extender el pastoreo de animales o la agricultura—, están desolando o agrandando los desiertos en diferentes longitudes y latitudes del planeta.
A partir de las expuesto considero que la situación es mucho más compleja que el coronavirus, la peste de estos tiempos.