Colombia y el Acetaminofén, son un par de nombres que parecen estar ligados eternamente. Son, prácticamente, un matrimonio perfecto. Tan buena es la relación entre ellos, que la base de datos (IMS) del mercado farmacéutico nacional privado muestra que por ejemplo, entre abril de 2010- abril de 2011, el país compró más de 30 millones de dólares en el fármaco. Una suma para nada despreciable si tenemos en cuenta que no somos una potencia económica en el mundo. De hecho en el país, hace un tiempo, parece ser la única cura asequible para el colombiano promedio. Es más, lo compran para todo tipo de males. Alguna vez José Julián López, profesor y coordinador del Centro de Medicamentos de la Universidad Nacional, dijo que la culpa del consumo masivo del fármaco se debía a la falta de conocimiento del consumidor acerca del uso del producto. No puedo estar más de acuerdo con López. En un pueblo tan facilista, como el nuestro, se tiende a pensar que lo que funcionó una vez, va a funcionar siempre.
Es triste ver la realidad del Sistema de Salud en Colombia, pero es más triste ver la indiferencia y apatía del pueblo ante las decisiones del gobierno. Las EPS que sacan más sangre de la que inyectan, diariamente, siguen siendo un negocio tan rentable como la educación en este suelo. Y es que a los cerebros brillantes detrás de ellas, no les basta con ser ineficientes. Son corruptas y ven con morbo el "paseo de la muerte". Es más, me imagino a los dueños de las EPS viendo los vídeos de las decenas de trámites que debe hacer un paciente en sus instalaciones sin importar cuán enfermo esté, con un paquete de palomitas de maíz en la mano. Es todo un evento sufrir un accidente o padecer de una enfermedad en Colombia. Es todo un evento porque nosotros lo permitimos. Lo peor del caso, es que uno se pone a investigar más y descubre que las multimillonarias EPS le deben más de 38 billones a nuestros hospitales. Así que ese dinero, seguramente, ya está en alguna cuenta en Bahamas o Suiza.
Mientras tanto el pueblo, tal vez cómodo usando Acetaminofén hasta para los dolores del perro, continúa sin hacer absolutamente nada. Pero eso sí, cuando algún familiar es víctima del sistema, ahí sí se reacciona. Una nueva cara del individualismo, podemos ver en esos momentos. Volviendo a la posición cómoda del pueblo, la verdad no recuerdo ver grandes movilizaciones exigiendo que una EPS, por ejemplo, no nos dé una cita en los próximos 8 meses, sino que nos atienda en los próximos 8 días. Tampoco se ven propuestas, serias, por parte de algunas facultades de medicina de las universidades colombianas para reformar la salud en nuestro país. Nadie se ha encargado de liderar una lucha contra algo que, en muchos otros países, sería un descabello: ¿Por qué tenemos dos regímenes de afiliación? Nadie tampoco ha querido generar un sistema de información y monitoreo de precios de insumos médicos y medicamentos. No exigimos, siquiera, como usuarios que nos brinden información precisa acerca de los procesos de mejoramiento en cuanto a la calidad que desarrollan las EPS.
En conclusión, la culpa es solamente de nosotros. Por apáticos, indiferentes, conformistas y mediocres, vivimos lo que vivimos. Esto no sólo pasa con la salud, hay que aclararlo. Ocurre lo mismo con la educación. ¡Lindo país el nuestro! Los dos puntos que deberían ser principales, para toda sociedad, son los sistemas más perversos, excluyentes y de baja calidad del aparato estatal. No creo que después de leer esto se vayan a indignar conmigo, por hablarles de esa forma tan "fuerte". Si no nos indignamos contra el gobierno por llenarnos la cabeza de acetaminofén hace años, no vamos a hacerlo contra un joven que sólo pide a gritos que despertemos.
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