En una época donde el mundo de los negocios estaba dominado por los hombres, Mary Kay Ash ostentaba el título de ser una mujer fuera de serie. En carne propia vivió la desigualdad laboral propia de la época de los 60 y supo que tenía que hacer algo al respecto. Cada que se acercaba a alguna mujer encontraba la forma de hacerla sentir importante, esa se volvió su misión personal. Con eso en mente, la empresaria y filántropa empezó su negocio de maquillaje en un local con un pequeño escaparate en Dallas, Texas,
Mary Kay Ash inició su negocio con solo cinco mil dólares en 1963, pero con la visión de enriquecer a todas las mujeres. Para el 2011 la empresa se había convertido en la sexta compañía de ventas directas más grande del mundo, registrando ganancias netas de tres millones de dólares. Su sueño se había hecho realidad.
Desde el inicio entrenó a todas sus vendedoras para conquistar, en cuestión de ventas, a sus clientes en un encuentro personal que no se veía en las tiendas tradicionales. Poco a poco fue juntando mujeres como en una especie de ejército que tenía como función empoderar a cada una de las que pasaba por ahí, sobre todo para que fueran independientes. Así, con ese modelo de pirámide cosmética, fue exactamente como Mary Kay logró su éxito.
A sus vendedoras les llama Consultoras de belleza independiente, y bajo la estrategia del empoderamiento económico creó todo un imperio que cada día crece más. El negocio funciona así: una consultora de belleza capta a otras mujeres hasta convencerlas de tomar un curso de maquillaje gratuito, a la vez les propone ser vendedoras o consultoras de belleza. Si la promotora logra persuadir a 25 nuevas consultoras, crea instantáneamente su propia unidad, donde no solo recibe porcentajes de ganancias por sus ventas, sino por las que ellas también logren persuadir, y así sucesivamente. Cada nueva integrante representa un ingreso para quien esté encima de ella en la pirámide.
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Son 40 los países alrededor del mundo donde funciona este negocio, acumulando millones de consultoras de belleza. Solo en Colombia, la empresa lleva seis años, y para suplir las exigencias de varios países latinoamericanos, se inauguró recientemente una planta con una inversión de 100 millones de dólares, apta para entregar hasta un millón de artículos por día.
Se lo tomó tan en serio que en el año 2016 varias mujeres de España fueron investigadas por los Ministerios de Hacienda y de Trabajo. Al parecer, el importe registrado en compras a la empresa no cuadraba con lo que sus trabajadoras declararon. El expediente duró varios meses abierto y los representantes legales de la empresa en España lograron negociar con la Agencia Tributaria la resolución de posibles irregularidades.
En México, la empresa atraviesa un proceso legal actualmente. Después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador prohibiera el outsourcing o la subcontratación laboral; la empresa estadounidense obtuvo un amparo provisional en contra de la misma reforma. Por el momento, el negocio con mayor participación de mercado en México, podrá continuar con su esquema de subcontratación.
En Colombia, Mary Kay completa seis años en el mercado. Actualmente, la compañía vende más de 3 millones de productos al año, y reúne más de 26 mil consultoras de belleza en el país. Hasta el momento, el mercado nacional es el de más rápido crecimiento, al lado de Brasil, México, Argentina y Perú.
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