Martín de Francisco tenía 17 años cuando su hermana se casó con Carlos Vives. Era el momento cumbre de la farándula nacional. En 1988 eran las dos personas más famosas del país, habían protagonizado Gallito Ramírez, él soñaba con ser un nuevo Charly García, ella divagaba entre la actuación y el periodismo. Nunca se sintió cómoda con el rótulo de reina y eso que lo era, casi que por derecho propio. Su mamá, Merceditas Baquero, fue una de las reinas de belleza más importantes que tuvo Colombia. Su papá, Gerardo de Francisco, era una de las personalidades más irresistibles del Valle. Eran la realeza de la televisión. Margarita se tuvo que aguantar su primer escándalo en este país de machistas. A la gente no le gusto que le cerrara la puerta abruptamente a un matrimonio prefabricado y decidió seguir sola, independiente, decidida. Martin se hizo amigo de Carlos, tanto que cinco años después de haber sido cuñados le abrió la puerta al Niño Terrible de la televisión colombiana. La Tele marcó una época y allí Martín empezó a desplegar un estilo único, irrepetible, el de decir frente a una cámara lo que se le diera la gana.
Aunque siempre fue una rebelde –esas escenas con Amparo Grisales en las Hinojosa sentaron nuevos principios- su papel como iconoclasta estalló mucho más tarde, justo cuando abrió su twitter y cuando ya estaba por encima del bien y del mal. El último recuerdo que tenemos de Margarita siendo parte del mainstream fue cuando estuvo al frente del Desafio, el famoso reality de Caracol. Luego Margarita pasó a ser una de las más punzantes twitteras y columnistas del país con una clara tendencia antiuribista.
Martin trabajó en RCN y nunca se calló nada. Era uno de los pocos periodistas deportivos capaz de tener una posición política. Se reencauchó gracias a la idea de Hernán Peláez y de Julio Sánchez en su programa de Fútbol y algo más en la W. Allí va lanza en ristre contra Sarmiento Angulo y los periodistas lacayos de los grandes grupos económicos a quienes critican sin piedad.
Margarita dio una lección de honestidad con su columna de este 11 de febrero en El Tiempo y no le tembló el pulso a la hora de criticar al banquero más poderoso de Colombia quien indirectamente es su empleador. Con más de cincuenta años los De Francisco siguen siendo los niños terribles de la farándula colombiana.