En países determinados de América, como Argentina, por ejemplo, una persona de cabello rojo es considerada derechamente como “yeta” o “mufa”, es decir, causante de mala suerte. Y según creencias populares, la única forma de contrarrestar este efecto consiste, en el caso de los hombres y mujeres, en gestos nada de elegantes y muy visibles: tocarse el testículo izquierdo, y, en el caso de las mujeres, el pecho izquierdo.
Del técnico argentino Jorge Sampaoli, ex entrenador de la “U” y la selección nacional, se decía que creía en varios mitos, incluyendo la fobia a los pelirrojos. “Traen mala suerte”, habría dicho el casildense, quien, mientras le tocó ser adiestrador de nuestra selección, supuestamente solía tocarse el testículo izquierdo cada vez que se encontraba con uno de los médicos del equipo, Giovanni Carcuro, un colorín al igual que su padre, el conocido periodista chileno Pedro Carcuro.
Pero el caso del conocido periodista deportivo argentino Martín Liberman –el mismo periodista que aseguró una vez que la selección chilena no existía, que Alexis Sánchez era un jugador sobrevalorado, que Arturo Vidal era un “matón” y que el penal inexistente con el cual Argentina le ganó el reciente partido eliminatorio a nuestro país sí había sido “penal”- es el más conocido de todo el Cono Sur. Liberman, de hecho, a lo largo de toda su trayectoria ha sufrido constantes “ataques” por su color de pelo y su supuesta condición de mufa. En una ocasión, de hecho, en Uruguay, se enfrascó en una pelea con un tipo que, al verlo, se tocó de inmediato el testículo izquierdo.
Este hecho, para desventura de Liberman, suele sucederle a menudo. Cuando el mismo Liberman viajó recientemente a Europa para cubrir los entretelones del partido entre el Barcelona y el PSG de Francia, por la Champions League, se cruzó en el interior del estadio con el delantero uruguayo Luis Suárez, a quien le pidió una nota. Pero el uruguayo no sólo le negó el reportaje, aduciendo que tenía prisa, sino que de inmediato se tocó sus partes intímas, la supuesta manera de anular el conjuro que trae la mala suerte de entreverarse con un colorado.
Liberman, que es la cara visible del Club de los Colorados, una organización que agrupa a los pelirrojos de Argentina, para defender sus derechos, aseguró que “los pelirrojos rozamos el 1% de la población de Argentina, o sea unas 400 mil personas nada más. Nunca me tocó ser discriminado, pero de chiquito eso te duele o te molesta, pero es lo mismo que cuando le dicen “cuatrochi” a un nene que lleva anteojos. Sin embargo, siento que el color de mi pelo me ha dado identidad. siento que ser así me ha distinguido y destacado, porque Colorado Liberman hay uno solo”.
Liberman, con respecto a la creencia de que los pelirrojos traen mala suerte, agregó que “creo que tenemos que parar la bocha en esto del bullying contra los colorados. Una vez Connie Ansaldi –presentadora argentina de radio y televisión- puso unos tweets diciendo que yo era “mufa”. Y se equivocó porque genera que la gente por la calle se toque un testículo. Hay que tener prudencia y tener cuidado con lo que dice la gente. No existe la suerte. Es de ignorante creer que uno da buena o mala suerte. Yo soy un tipo de más de cuarenta años y me hago cargo de lo que pueda pasar, pero hay chicos que sufren mucho. Una cosa es ser pelirrojo, tener la tez morena, ser gordo y otra cosa es decir “correte que das mala suerte” “.
Curiosamente, tras el reciente y controvertido partido eliminatorio para el Mundial de Rusia 2018, disputado entre Chile y Argentina, Martin Liberman se reunió brevemente en Buenos Aires con el volante chileno Arturo Vidal, quien no pudo jugar ese partido por estar suspendido, para “aclarar varios malentendidos” entre ambos.
Liberman y Vidal, al cabo, hicieron las “paces” y se fotografiaron juntos, como si fueran viejos conocidos. Lo increíble es que cinco días después, en el encuentro en que Chile le ganó 3-1 a Venezuela en Santiago, Arturo Vidal falló increíblemente cuatro claras ocasiones de aumentar el marcador, en unos yerros impropios de un jugador de su nivel. Los más supersticiosos de inmediato achacaron la repentina impericia del jugador del Bayern de Munich a la mufa de Martín Liberman.
*Tomado de guioteca.com